- Dos siglos de legado musical, así es como la obra maestra de Beethoven sigue inspirando emociones y transmitiendo un mensaje de esperanza y unidad.
Hace exactamente 200 años, la ‘Novena Sinfonía’ de Beethoven resonaba por primera vez en un teatro de Viena, en respuesta a una petición popular. Aunque el compositor prefería estrenar en Berlín, el clamor del público vienés lo llevó de regreso a la ciudad donde su genio musical había florecido.
Aquella noche épica, la mayor orquesta jamás reunida para una obra de Beethoven llenó el escenario, mientras el propio maestro, ya completamente sordo, contemplaba la actuación desde la cercanía, sin poder escuchar los hermosos sonidos que él mismo había creado. Los aplausos interrumpían la obra a cada momento, marcando el inicio de una tradición que perdura hasta nuestros días.
La ‘Novena Sinfonía’ no solo es una pieza emblemática en la historia de la música, sino también en la historia de Europa, ya que desde 1986 se ha convertido en su himno oficial. La elección de este himno por parte del Consejo de Europa se inspiró en el deseo de encontrar un símbolo representativo, y la emotiva y universalmente relevante ‘Oda a la Alegría’ de Friedrich Schiller, cantada en el coro final, la convirtió en la opción ideal.
Aunque otras composiciones fueron consideradas, ninguna logró capturar la esencia y el espíritu de unidad y fraternidad, como la ‘Novena Sinfonía’. Alternativas como la ‘Música para los Reales Fuegos Artificiales’ de Handel o el ‘Te Deum’ de Champertier quedaron en segundo plano ante la imponente presencia de la obra maestra de Beethoven.
A lo largo de los años, la ‘Novena Sinfonía’ ha sido adoptada por diversos movimientos y regímenes políticos, desde el régimen racista de Rhodesia hasta los nazis de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, su mensaje de hermandad y esperanza ha resistido el paso del tiempo, demostrando el poder perdurable de la música para trascender fronteras y épocas.
Aunque Beethoven compuso la sinfonía, fue Herbert von Karajan quien realizó los arreglos que la convirtieron en la versión que actualmente se utiliza como himno. A pesar de su asociación con el régimen nazi, el legado de la ‘Novena Sinfonía’ ha permanecido inquebrantable, recordándonos el poder transformador de la música y la importancia de su mensaje de unidad y fraternidad en un mundo dividido.
FUENTE LA SEXTA