Cesar Vargas Rojas – Académico, Ucentral Región de Coquimbo
La Corte Suprema de Justicia de Chile acogió los recursos de reclamación deducidos por la Asociación Chilena de Empresas de Turismo (ACHET), Fiscalía Nacional Económica (FNE) y la Corporación Nacional de Consumidores y Usuarios (CONADECUS) en contra de la resolución del Tribunal de Libre Competencia TDLC el cual había autorizado el año pasado a las aerolíneas LATAM, IBERIA, BRITISH AIRWAYS y AMERICAN AIRLINES a suscribir un Joint Business Agreements (JBA) o también conocidos como Acuerdos de Negocios Conjuntos, en virtud de los cuales las aerolíneas pasaban a ser una alianza de naturaleza estratégica-comercial con el objeto de explotar conjuntamente las rutas aéreas entre Santiago de Chile, Estados Unidos, Canadá y Europa.
¿Por qué los consumidores pueden salir perjudicados con estas alianzas?, pues bien, dentro de los esquemas tradicionales de mercado, es necesario que se genere competencia entre oferentes de servicios de manera tal de que el mercado específico, en este caso el aeronáutico, pueda establecer diferenciaciones entre competidores que permitan al consumidor poder elegir entre ellos, basándose en factores como por ejemplo el precio del servicio, el itinerario, los servicios a bordo y los servicios adicionales que se puedan otorgarse ya sea previo, durante o después del viaje.
En el evento haberse aprobado los Acuerdos de Negocios Conjuntos, si se hubiesen aprobado los JBA, las aerolíneas tendrían una posibilidad real, cierta e incontrolable para determinar los precios de los servicios ofrecidos, generar cuotas de mercado para cada una de ellas en las determinadas rutas aéreas y en definitiva obtener y mantener el control absoluto de los vuelos de larga distancia desde chile.
La acertada decisión jurisprudencial de nuestro máximo tribunal, vienen en dar un respiro para los consumidores, una tranquilidad para el turismo nacional, pero por sobre todo, viene a mantener un equilibro en el mercado aeronáutico internacional, lo cual no quiere decir que debamos bajar la guardia como consumidores, todo lo contrario, se requiere de consumidores más empoderados y conscientes de sus derechos y activos en la defensa de los mismos.
