La fiesta de los Juegos Panamericanos de Lima ya entró en completa tierra derecha con casi una semana de competencia desde que se inauguró oficialmente el evento en el Estadio Nacional de Lima.
Ha habido sorpresas, emociones y mucha emotividad en cada una de las jornadas ya disputadas. Pero esa es la cara linda de lo que está ofreciendo la capital peruana. Hay otra cara que se intenta esconder, pero que poco a poco comienza a emerger y ver la luz.
La situación vivida por la tenista chilena Daniela Seguel, quien sufrió un accidente de tránsito camino a jugar su partido en el tenis, dejó al descubierto la cruda realidad: Una total desorganización en los traslados y logística en cada una de las sedes del torneo multideportivo.
Los insólitos sucesos que dan cuenta del desorden
¿Estaba realmente preparada Lima? Es la pregunta que surge ante las quejas de deportistas y periodistas que están presentes en los Panamericanos. Pese a las palabras de Neven Ilic- ex presidente del COCh y actual timonel de Panam Sports- en las que aseguraba que Lima estaba a la altura del evento, se sabía que la mano iba a venir dura con el caótico y característico tráfico de la capital peruana.
Sin embargo, el tema de los desplazamientos definitivamente está sacando ronchas y provocando una molestia casi generalizada. Al incidente de Seguel, se suma el bochorno que sufrieron atletas del equipo de alto rendimiento colombiano, quienes se vieron en la obligación de descender del bus que los trasladaba a la Villa Panamericana, ubicada en el sector de avenida El Sol.
¿La razón? El carril de tránsito, especialmente habilitado para delegaciones y atletas, se encontraba en condiciones intransitables y fueron los propios cafeteros quienes tuvieron que ordenar los conos entre las vías, exponiéndose al evidente peligro de los autos que circulaban a alta velocidad por la zona.
Los voluntarios se durmieron y no actuaron de manera rápida y eficiente.La “vía exclusiva” no es respetada y frecuentemente se ve a vehículos particulares transitándola.
Revisiones exageradas y varamientos en sedes lejanas
Pero no solo los protagonistas de estos Juegos han lidiado con este caos. La prensa día a día también aguanta desprolijidades. Accesos con largas filas, plantones en sedes muy lejanas y excesiva revisión a los equipos no han facilitado el trabajo.
En una ciudad en la que el tiempo no sobra, debido al tenso flujo vehicular, el excesivo protocolo y a veces falta de criterio complica aún más las labores. Los periodistas también ya están perdiendo la paciencia por la inoperancia que muestran los funcionarios del evento.
De hecho, en la competencia del triatlón desarrollada en el sector de Agua Dulce en Chorrillos, decenas de periodistas, incluyendo quien redacta esta nota, quedaron varados por horas.
“Ninguno de los cientos de voluntarios pudo dar una explicación sobre los buses que brillaban por su ausencia. Tampoco los policías y menos los choferes. Es un absurdo completo”, confiesa Julio Nahkle, periodista argentino que cubre los Panamericanos.
También ha existido falta de tacto de las autoridades. Por ejemplo, una corrida urbana se efectuó en la misma ruta que necesitaban tomar decenas de delegaciones que se dirigían a ver la final del ciclismo de montaña, donde el chileno Martín Vidaurre logró bronce.
Una descomunal falta de criterio que deja muy en tela de juicio la elección de Perú como sede y que le pone mucha tarea a Chile de cara a lo que serán los Juegos Panamericanos de Santiago 2023.
Fuente: emol