Cerrar

Los deportistas chilenos podrían perder sus metales por una acusación de porte de sustancias prohibidas.

Los ciclistas Felipe Peñaloza y Antonio Cabrera avanzan por el Centro de Entrenamiento Olímpico de buen ánimo y con la medalla de oro obtenida en los Panamericanos colgando de sus cuellos. Hablan con todo el mundo y se ríen cuando alguien compara el bigote de Peñaloza con el del legendario Freddie Mercury. Arrasaron en la Madison y ahora les toca disfrutar. O eso querrían. La sonrisa que les cruza el rostro enmascara la pena, la rabia y la frustración que han sentido en los últimos días.

Sus problemas comenzaron hace varias semanas. A los varios líos internos de su federación, se sumó un escándalo en la víspera de los Juegos: se acusó a ambos atletas de portar clonazepam, una sustancia prohibida, en un viaje previo a Colombia. Se empezó a hablar de una marginación de la competencia y de un castigo de hasta cuatro años. Aguijoneados por esa lúgubre presión, los pedaleros saltaron a la pista y consiguieron un oro que nadie esperaba.
Sin embargo, recientemente se supo que la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) les podría arrebatar los metales dorados por lo ocurrido en Colombia . “No quiero hablar del tema del doping, me tienen chato las acusaciones falsas que han estado haciendo”, dice Peñaloza con voz cansada.
Tras terminar la carrera que les dio el primer lugar, Peñaloza estalló en llanto y fue a abrazarse con Cabrera. Estaba harto y confesó que incluso se le pasó por la cabeza no ir a los Panamericanos.
“Pese a toda la mala onda, respondimos bien. Hasta ahora estoy con depresión. O no sé si es depresión, pero estoy desanimado porque encuentro que nos han atacado mucho aún habiendo ganado. Me desgasta. En el momento fue muy estresante y los deportistas dependemos en un 95% de la concentración y el poder de la mente. Me afectó mucho”, cuenta.
Le costó encontrar la motivación. Sentía los nervios trenzados, pero apeló al orgullo y al talento que le ha hecho labrarse un nombre en la pista.
“Yo dije: quiero correr, demostrar la calidad de ciclista que soy. Nos paramos de igual a igual frente a todo el mundo y logramos lo imposible. Ganarle a los estadounidenses era muy difícil y lo pudimos lograr con toda la garra y con todos los problemas que hubo. Fue espectacular, es la medalla más dura que me ha tocado vivir”, comenta.
Peñaloza, que también obtuvo bronce en el Ómnium, siente mucha molestia con la prensa. Cree que algunos medios han dado a conocer información falsa y que pone en riesgo su futuro como deportista.
“Fue un daño lo que nos hicieron los diarios y con nuestros abogados queremos hacer que paguen, porque mancharon una imagen antes de viajar, para que corriéramos mal. Ahora, que estamos buscando auspiciadores, vienen y nos lanzan otra nota. Nos perjudica, es complicado lo que estamos pasando ahora, porque queremos clasificar a los Juegos Olímpicos y no tenemos auspiciadores. Nadie nos quiere auspiciar. Tenemos un estrés tremendo”, manifiesta.
Antonio Cabrera, en tanto, no da crédito a la acusación. “Si hubiese usado esa pastilla, me habría quedado dormido en la bicicleta”, apunta.
Si bien él asegura que sabe quiénes están detrás de todo esto, prefiere mantener sus nombres en reserva, como si fueran sombras que lo acecharan.
“Desde el 2014 a mí siempre me han puesto problemas. Dirigentes que ya no están. Tenemos abogados viendo esto, nos quieren hacer daño como deportistas”, declara.
Con la federación dividida, Peñaloza y Cabrera no han contando con más apoyo que el de sus cercanos y el que ellos mismo se entregan. No quieren decaer: “Somos fuertes y esto nos convierte en personas aún más fuertes”.
FUENTE EMOL
scroll to top