Una jornada inolvidable se vivió en el estadio Monumental. El jugador que ha sido el máximo ídolo en el recinto de Macul, aquel que según muchos explotó tarde, quedó a un paso de igualar la marca de goleador de Primera División al anotar su tanto 214. Esteban Paredes era leyenda hace mucho rato en Colo Colo y la noche de este viernes simplemente quedó a un paso de alcanzar en números a otro de los legendarios del Cacique, Francisco Valdés.
De paso, el artillero del siglo XXI dejó atrás al valdiviano Pedro Heidi González, quien acumuló 213 aciertos en su carrera.
Antes del encuentro frente a Unión Española, dos goles separaban al de Cerro Navia de Chamaco. Y convirtió al inicio aprovechando las debilidades de los hispanos, uno de los de peor juego -y de engañosa buena ubicación- en el campeonato nacional.
Ya de entrada se le facilitó la tarea al Tanque -pésimo apodo que Guede le endilgó a un jugador tan técnico como Paredes-, cuando Pablo Aránguiz intentó salir jugando y el propio goleador le punteó el balón; luego, vino una trabada entre Gabriel Costa y Luis Pavez Contreras, que le quedó a Paredes justamente para su pierna izquierda, dando un botecito, en una ocasión que un artillero como él no iba desperdiciar. Le pegó fuerte, de modo ascendente, con lo que dejó sin opción alguna al arquero Diego Sánchez.
Ahí vinieron los besos a los tatuajes que luce en ambos antebrazos, con los nombres de sus hijos: Jenny, Vichito y Chulito.
El acierto inicial relajó al Cacique, pues dejaba atrás un seguidilla de tres partidos sin victorias y sin aciertos en los arcos contrarios.
Unión, en tanto, continuaba mostrando una actitud anodina, sin ambición y sin atisbos de juego colectivo. Aránguiz era el único que intentaba, pero sin encontrar alguien con quien dialogar. Luego, quizás agotado, el volante que regresó desde Estados Unidos comenzó a perder los duelos individuales y a fallar sus pases, con lo que se apagó toda esperanza roja de igualar el marcador.
La segunda fracción cambió en algo el ritmo del encuentro, con el equipo de Fernando Díaz adelantando un poco sus líneas y metiendo presión, pero siempre en el papel del dominado. En ese contexto, Paredes sumaba ocasiones erradas en los minutos 62, 67 y 70 (además de uno a los 8’, ante centro de Marcos Bolados) y la posibilidad de equipar a Chamaco se diluía paulatinamente.
Durante cuarto de hora final, el dominio se hizo más ostensible para el cuadro de Mario Salas, que aparte de Paredes tuvo en Jaime Valdés y Bolados a sus principales argumentos ofensivos.
La expulsión del colombiano Yulián Mejía cerró la historia en lo que respecta al resultado, porque la opción de variar el marcador se mantuvo hasta el cierre.
Cambio y enojo
Salas, el Comandante, tomó luego una decisión extraña: sacar a Paredes a un minuto del final, sin considerar la eventualidad del tiempo agregado.
Quizás estaba agotado, sin la energía que espera su entrenador, pero fue evidente que el artillero se retiró molesto; la duda que quedó, en ese instante, fue si se mostró irritado por la decisión de su jefe o bien mosqueado por no haber sabido aprovechar las ocasiones que lo dejaron a un paso de hacer historia. Lo bueno para él, es que la cita ya es impostergable.
FUENTE LA TERCERA