Sin duda que los gimnasios comerciales son una de las alternativas más populares para realizar actividad física en Chile, sin embargo, no todos estos recintos consideran un protocolo de evaluación o los clientes declaran no haber sido evaluados.
En un estudio realizado el 2019 por estudiantes de educación física de la Universidad Central Región de Coquimbo, llama la atención que solo el 69% de los profesionales manifiesta haber aplicado un cuestionario para la valoración de la condición física, sin embargo, ellos también responden que realizan pruebas físicas a modo de diagnóstico al 100% de las personas que van a seguir una rutina de ejercicio.
Por otra parte, el 52,7% de los clientes señala que no se les aplicó un cuestionario al momento de comenzar una rutina de entrenamiento y que tampoco se les ha aplicado una batería de test antropométrico y físico, clara diferencia con lo que dicen los profesionales.
Los aspectos antropométricos que más estuvieron presentes fueron estatura, masa y composición corporal, ocupando los perímetros corporales un lugar secundario y casi olvidado con un 27%. Si bien, se tiende a relacionar a la fuerza con el rendimiento deportivo, Pollock (2000) pone énfasis en que el entrenamiento de fuerza puede producir reducciones similares al entrenamiento aeróbico en los factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares. Aspecto que los profesionales contemplados en el estudio solo consideran en un 45% y que del 47,3% de los clientes que mencionan haber sido evaluados, solo la mitad dice haber sido evaluado en fuerza.
Considerando que la evaluación de la condición física es uno de los referentes para la determinación de cargas en un plan de entrenamiento, los números evidencian cierta improvisación en el proceso, un proceso que tiene una estrecha relación con aspectos de salud, hecho que muestra una realidad alarmante.
Los resultados abren varias líneas de investigación o acciones a llevar a cabo, entre las cuales pudieran estar:
- Determinar el grado de formación y competencias que tienen los profesionales a cargo de los planes de entrenamiento.
- Revisar si las mallas de las carreras relacionadas con la prescripción de actividad física responden a las demandas que implica el desempeñarse en gimnasios.
- Fiscalizar, teniendo en cuenta que la práctica de actividad física tiene un estrecho vínculo con la salud, los centros de entrenamiento.
Sin lugar a dudas, un tema que preocupa.