El alpinista Juan Pablo Mohr se había puesto como meta un desafío histórico a nivel mundial. Quería ser el primero en escalar el K2, de 8.611 metros, en invierno.
Todo comenzó bien. Lo contactaron de una agencia en Nepal para que liderara una expedición junto al experimentado Sergi Mingote. Sin embargo, el plan se desmoronó por una tragedia. Mingote falleció en la montaña.
Luego de completar la ronda de aclimatación, descendieron para descansar en el campamento. Cuando estaban a poco menos de 6 mil metros se produjo el accidente. Intentaron rescatar al español en helicóptero, pero las malas condiciones meteorológicas y la proximidad de la noche complicaron la tarea.
“Yo lo vi todo… De hecho, iba delante de Sergi. Íbamos bajando del campo 3 Japonés (7.000 m) y lo esperé en el campo 1. Allí nos juntamos y yo le dije que iba a bajar rápido. Empecé a bajar y, llegando al campo 1 Japonés vi la caída. Fue como en una gran rampa gigante y cayó como 600 metros de desnivel… Apenas vi eso, le grité que parara: ‘¡Trata de parar! ¡Trata de parar! ¡Stop!’. La verdad es que yo no sabía que era Sergi en ese momento, imaginé que era otra persona“, relató el nacional en entrevista con “Desnivel”.
Mohr no se explica qué pasó. Había cuerdas fijas en esa parte del descenso. En su cabeza solo hay suposiciones.
Para él Mingote no era un compañero más. Estuvo en su casa, conoció a su esposa Miriam y a su hija Julia. Contó que no ha dejado de pensar en ellas. Está preocupado.
“Para mí, Sergi era un mentor, era como un padre, un mejor amigo… Era un gran compañero de cordada, siempre ultra alegre, tirando buenas energías en la montaña. Eso es lo más doloroso… De hecho, cuando llegué abajo, hice todas las llamadas correspondientes, comenzamos a gestionar el helicóptero, llamamos a doctores para ver qué podíamos hacer. La verdad es que fue una caída súper fuerte, un golpe muy fuerte contra las rocas por el que quedó inconsciente y agonizando… Sus últimos respiros pudimos pasarlos junto a él, estuvimos hablándole durante sus últimos minutos de vida… es de las cosas más fuertes”, expresó.
Luego de eso, llegaron cinco sherpas y bajaron el cuerpo. Les tomó toda la noche. Un descenso de seis horas por el glaciar.
Mohr no tenía ganas de seguir. Sin embargo, con el paso de las horas llegó a la conclusión que a Mingote le hubiese gustado que siguiera. Se decidió. Lo volverá a intentar haciendo equipo con Támara Lunger. Ya no podrán ser los primeros, porque Nirmal Purja hizo cumbre la semana pasada, pero no le importa.
“Después de caerse hay que levantarse. Nuestro amigo Sergi ya no está con nosotros físicamente, pero sí espiritualmente. Así que como a él le hubiese gustado, volveremos a esa cumbre”, escribió en Instagram.
Mohr habló de ángeles guardianes. No solo Sergi Mingote, si no que también su amigo Diego Señoret y su padre. Va por su sexto “ochomil”.
Fuente: Emol.com