Cuando el vagón de la Línea 1 del Metro se detenía en El Golf, su entonces conductor Fabián Pizarro (35) confiesa que observaba con detención cómo eran los ejecutivos que por ahí viajaban. Los miraba, dice, y los tomaba de referente para las reuniones que más adelante encabezaría. Pizarro siempre tuvo la convicción de que se convertiría en un empresario. La ocasión se le dio 10 años después, cuando junto a su hermano Rodrigo (38) fundaron la primera firma chilena especializada en el reuso de desecho minero para rescatar el cobre que aún quedaba adherido a las rocas usando inteligencia artificial. Para llegar a esto tocaron las puertas de 31 empresas de la industria, hasta que se toparon con un chileno radicado en Canadá dispuesto a jugárselas por su idea. Y de paso concretar el sueño de Fabián.
“¿Cómo puedo ser exitoso?”
“Nuestro primer pitch fue muy distinto a cómo lo hace la mayoría. En vez de vender la idea (a los posibles inversionistas) les pregunté: ¿Cómo lo hago para ser exitoso?” Así, Fabián Pizarro, técnico en minas del Inacap, entabló conversación con Óscar Guiñez -propietario de OG Aviation, firma canadiense proveedora de piezas y mantenimiento de equipos aeronáuticos- a mediados de 2014 en un asado en la comuna de Conchalí. “En ningún minuto hablamos de plata, solo le conté la idea y él me dio su tarjeta”, señala.Junto a su hermano Rodrigo, ingeniero civil en minas de la Universidad de Santiago, llegaron al encuentro por un amigo en común.
En ese entonces el mayor de los hermanos trabajaba controlando la producción minera en Yamana Gold, multinacional que explota minas de oro, plata y cobre en Canadá, Brasil, Argentina y en Chile, y que opera faenas en Antofagasta, El Salvador y Santiago.“Tenía ganas de independizarme, pero en la industria de la minería la experiencia es todo y yo apenas tenía 28 años”, señala.
El ex alumno del Liceo de Aplicación, venía hace un par de años con ganas de crear una empresa de asesoría en minas enfocada en el análisis de las más de 1 millón de toneladas de residuos que, en promedio, un yacimiento de tamaño medio genera al año. Pero para eso necesitaba socios y alguien que apostara por ellos. Lo primero lo resolvió sumando a su hermano y al geólogo Marcos Valencia, a quien conocía desde sus tiempos en Yamana Gold. Lo segundo, ocurrió al poco tiempo.
US$ 20 millones de ahorro
Entre 2013 y 2015, todos los viernes que le quedaban libres en el turno 4×3 de su trabajo en Antofagasta se paseó por las principales mineras y cementeras del norte del país ofreciendo “revolucionar la minería”. ¿Cómo? Implementando Ore Sorting -tecnología de escaneo y aplicación de aire comprimido en desechos mineros- para los botaderos (vertederos mineros) con el fin de rescatar el mineral que se perdía. Meses antes, los hermanos habían renunciado a sus trabajos -Rodrigo a Yamana Gold, Fabián a su puesto como conductor y dirigente sindical del Metro de Santiago- y fundaron Innovation in Mining.
El puntapié para ello fue la exportación desde Alemania de tres máquinas de sorting que, con disparos de 500 válvulas de aire comprimido, lograrían separar el cobre adherido a las rocas desechadas recuperando entre 20% y un 40% de éste. Según sus cálculos aquello equivale a un ahorro superior a 20 millones de dólares al año. La noche del 25 de enero de 2016, un día antes del cierre de una licitación de una cementera (que exigía una boleta de garantía de US$ 20 mil), los hermanos se acordaron del empresario residente en Canadá y lo llamaron. Al día siguiente los US$ 20 mil que necesitaban para participar en el concurso estaban depositados en la cuenta de la firma. “Me avisan cuando sean exitosos”, les dijo Guiñez desde Norteamérica.
Pese a que no se adjudicaron la licitación, el golpe de gracia vino dos años después, en 2018. Desde Tierra Amarrilla, a 15 kilómetros de Copiapó en la Región de Atacama, los Pizarro fueron contactados para implementar la primera planta de ore sorting minero en un yacimiento cuprífero propiedad del grupo Hurtado Vicuña, ligados a Entel y Consorcio. En lo concreto integraron en el botadero de la minera, donde se acopian las “tortas” de rocas tras la explotación, un scanner de 12 por 2,5 metros que identifica las rocas que aún tienen cobre para pasar por las válvulas de aire comprimido y con ellos sacar los restos del mineral de éstas. Para importar las tres máquinas necesitaban un monto de US $2, 5 millones. Nuevamente Guiñez apostó por los hermanos, pero con la cláusula de quedarse con el 20% de la propiedad. Los Pizarro no lo dudaron. Lo querían dentro.
400 mil toneladas de desecho
El contexto actual de un nuevo “súper ciclo del cobre” es una buena noticia para ellos. Sobre todo para quienes faenan los botaderos que tienen cobre que no se está vendiendo. “Este momento es clave”, indica Fabián y agrega “todos están buscando cobre, que es lo que tracciona al alza el precio, sin embargo tienes un stock que no estás vendiendo cuando el precio está en su mejor momento, por eso vemos este momento como una gran oportunidad para ofrecer nuestro servicio”.Con una facturación anual de US$ 7 millones -siete veces más que en 2018- hoy hay 46 personas contratadas por IM -el 86% de ellos vecinos de la faena-, operan las máquinas en Tierra Amarilla y para este año están construyendo dos plantas en un proyecto minero cercano a Copiapó y están en fase de estudios iniciales con dos mineras de Antofagasta.
Respecto de la competencia, explican que exportadores de máquinas de sorting se han aventurado en la industria del reciclaje, pero hasta el momento ninguno ha logrado incorporar inteligencia artificial para detectar específicamente cobre chileno ni procesar 400 mil toneladas de desecho minero al año.
“Apostamos a recuperar relaves de piedras contaminadas con ácido que ensucian el agua del sector convirtiéndolos en cerros de piedra limpia,” señala Rodrigo desde la oficina central, un container de 600 metros cuadrados ubicado en el Centro de Operaciones Megacentro en el kilómetro 813 de la Ruta 5 norte. Y Fabián añade: “Con esto logramos evitar que las minas acumulen desechos, disminuir en tiempo y en espacio la explotación del yacimiento haciéndolo más eficiente e incorporando sustentabilidad al negocio”. Lo dice por Zoom desde Tierra Amarilla, donde a sus espaldas se ve la magnitud de la ingeniería. La instalación de los Pizarro supera los seis metros cuadrados de extensión.
FUENTE DIARIO FINANCIERO