Pulseras, aplicaciones, código QR. Esas son algunas de las opciones que rondan en distintos países del mundo que están aplicando -o piensan hacerlo- un carnet que certifique “inmunidad”, en otras palabras, que una persona tiene sus dos dosis de la vacuna, lo que también se define como “vacunación completa”.
Ya desde febrero que resonaba la idea en Chile de emitir un carnet verde pensando en entregarlo a personas con dos vacunas, y que entregara “más posibilidades de movilidad, yo pienso más bien en los viajes al extranjero, internacionales”, según dijo entonces el ministro de Salud, Enrique Paris.
A fines de abril, el secretario de Estado reiteró el anuncio para el carnet verde, “que certifique que un está vacunado con las dos dosis y tiene más de 14 días después de la segunda”, y ahora con el foco de que se convierta en un estímulo para incentivar la vacunación.
El miércoles, la Cámara de Diputados aprobó con 100 votos a favor un proyecto de resolución impulsado por la bancada RN, cuya autoría es de la diputada y vicepresidenta de la tienda, Paulina Núñez. El foco que se le pida al Ejecutivo la implementación de este carnet verde, iniciativa que también, en paralelo fue impulsada por la bancada UDI.
La propuesta de esta última tienda plantea que la idea tiene por objeto “que los rubros del mundo gastronómico, del turismo, la hotelería, y el mundo de las culturas y las artes, puedan tener mayores libertades de funcionamiento con aquellas personas que porten su Carnet Verde, así como también, se permita el funcionamiento durante los fines de semana, permitiéndoles tener una chance real de reactivación económica, habida consideración de los crudos efectos de la pandemia en este sector”, entre otras disposiciones.
De esta manera, existen posibilidades que el Gobierno tome en cuenta dicha aprobación para continuar avanzando en el desarrollo de gestiones y estudios para llevar adelante la iniciativa.
Las dudas que aún existen
Muchos expertos se han referido durante esta semana a una serie de dudas respecto al “carnet verde“. Entre las observaciones, se ha recordado que las personas vacunadas pueden igualmente contagiarse y transmitir el virus, y que estas medidas podrían inducir a una confianza innecesaria que haga que se bajen las alertas de autocuidado por parte de la comunidad.
“Además, falta definir el tiempo en el cual el esquema de vacunas es efectivo, es decir, hay un tema desde lo científico para definir cuánto dura un carnet como este, porque debiera tener cierta caducidad, porque como ya se ha dicho para algunas vacunas, se requiere un refuerzo”, indicó a Emol Claudio Castillo, especialista en Salud Pública de la Usach.
No obstante, existe un grupo de la población que el carnet verde debiera considerar, si se persistiera con la medida: los no vacunados. Esto, porque la premisa que sustenta todo el proceso, es que la inoculación es voluntaria, pese a que el llamado de las autoridades es, por supuesto, a vacunarse.
El apartado de preguntas frecuentes del Ministerio de Salud, además, destaca que hay personas que no pueden vacunarse. “Las vacunas contra el covid-19 no se deben administrar a personas con antecedentes conocidos de alergia aguda grave (anafilaxia)”, señala el texto. A ellos, se les debe sumar los niños, cuyos estudios para la aplicación de vacunas aún son incipientes y en la práctica no se realizan en Chile, y embarazadas de menos de 16 semanas de gestación.
No vacunados por salud o edad
El hecho que la vacuna sea voluntaria, incluye además a personas que “por diversas causas, se puedan considerar válidas o no, como médicas, de religión, objeción de conciencia, sería importante establecer que algunas podrían, en justicia, acceder de manera igualitaria a este carnet“, indica el médico y académico de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, Jorge Ramírez.
En esa línea, “una persona no vacunada por razones médicas, no tendría, desde el punto de vista individual, por qué no acceder a los mismos privilegios de una persona que sí se vacunó, lo mismo para objetores de consciencia”, ejemplificó.
“Hay ciertas minorías étnicas o religiosas, que plantean en sus creencias unas posturas en contra de la vacunación; aún no está disponible para los niños; los inmigrantes se podrían ver discriminados por temor a que se les exija algún estatus migratorio particular y temer ser deportados. En definitiva, hay una serie de aspectos que aún hay que considerar”, plantea Castillo.
La opción entonces, en que se piensen en alternativas para este documento, por ejemplo, “que todos quienes hagan clases presenciales, deban estar vacunada, pero una persona que por creencia o religión no pueda vacunarse, deba estar la opción de que se le aplique un test PCR semanal, de antígenos, u otra alternativa”.
El otro debate: ¿privilegio o derecho?
“Lo más importante, es determinar si estos proyectos que hay en el mundo sobre estos pasaportes o carnet, apuntan a un privilegio o a un derecho. Eso en Salud Pública es muy relevante“, plantea Ramírez.
Por eso, destaca que lo principal es “verificar que todas las personas tengan la misma posibilidad de acceso al cumplir todos los requisitos para este ‘privilegio'”, y en escenario que se ha dibujado, aún no se lograría esto. “Por ejemplo, con la edad, hay una demora (en vacunación) a las personas más jóvenes, y se estaría discriminando en cierto modo, pero si hay un acuerdo de esperar que estén vacunados, no habría mayor diferencia”.
Por otro lado, indica que es importante qué se asociará a este instrumento, ya sea poder concentrar mayores aforos en restaurantes, a viajar, etc. “Pero desde una perspectiva de vista colectiva, ese privilegio podría atentar con el combate a la circulación de los virus. Allí se contrapone el acceso al privilegio, versus el bienestar colectivo“, plantea.
“Mientras no avancemos a una disponibilidad universal de la vacuna, este tipo de pasaportes o certificados, deben evitar la discriminación y la desigualdad, porque lo que no podría ocurrir, es que se ponga como requisito estar vacunado para acceder a ciertos bienes o servicios, si la vacuna no está disponible para toda la población”, subrayó por su parte, Castillo.
En medio de este debate, otras voces han respaldado la idea. El alcalde de Punta Arenas -suspendido por periodo de campaña- Claudio Radonich, expresó su postura frente al carnet verde y los no vacunados: “Si ese fuera el escenario ¿vamos a tener que cerrarnos toda la ciudad porque hay un 20% que no se quiere vacunar?, (…) que las restricciones caigan sobre ese segmento de la población”, puntualizó.
Fuente: Emol.com