En mayo del año 2019 Starlink, una subsidiaria de la compañía SpaceX, lanzó el primer grupo de 60 satélites de comunicaciones de órbita terrestre baja (LEO, por sus siglas en inglés). Estos satélites habían sido diseñados para proveer internet de alta velocidad a áreas rurales, donde el acceso de la fibra óptica, hoy ubicada en grandes ciudades de Chile y el mundo, es inexistente. Sin embargo, estos satélites, dados sus bajísimas órbitas durante su proceso de despliegue, magnitudes aparentes extremadamente brillantes y configuración espacial en “trenes”, se han constituido en un riesgo al cielo nocturno que ha puesto en alerta tanto a la comunidad astronómica nacional como internacional.
Todos estos efectos se verán exacerbados en el futuro con los sucesivos lanzamientos de estas constelaciones de satélites; Starlink, ya ha recibido aprobación por parte de Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos (US FCC por sus siglas en inglés) para su plan de lanzar 12.000 satélites LEO de comunicaciones. Más aún, SpaceX ha elevado una solicitud al regulador internacional de radio-frecuencia para otros 30.000 satélites de Starlink en órbitas terrestres bajas (entre 328 a 520 kilómetros de altitud). Starlink es solo una compañía, con la inclusión en esta carrera tecnológica de otras operadoras, que ya tienen planes para sus propias redes satelitales LEO, se estima que la cantidad de total de satélites de comunicaciones LEO alcance el escabroso número de 100.000 a mediano plazo.
Así ́, mientras la necesidad de poseer internet de alta velocidad en comunidades rurales de Chile sin acceso a fibra óptica es importante para el desarrollo y acceso a la información, también son importantes los efectos que estos satélites tendrán en otras áreas del contexto nacional. En particular, Chile será́ golpeado desproporcionadamente con la afectación de su cielo nocturno, esto ya que posee la concentración más alta del mundo de observatorios profesionales, los cuales por décadas han concentrado inversiones e infraestructura en el norte de Chile, gracias a las excelentes condiciones atmosféricas para la observación astronómica del desierto de Atacama. Considerando todo lo anterior, es que el estudio y la protección del cielo nocturno se constituye en una prioridad atendible tanto por los habitantes de Chile como para la comunidad científica internacional y los observatorios actuales y futuros en territorio nacional. Un ejemplo de la encrucijada que esta problemática representa son el Observatorio Vera Rubin y el telescopio E-ELT ESO, que apuntan a jugar un rol único en las próximas décadas para ampliar nuestro conocimiento del cosmos, y cuyo uso será́ seriamente comprometido por estas mega constelaciones de satélites LEO de comunicaciones. Aunque prestigiosas instituciones académicas de diversos países han destacado la importancia de los temas planteados, la pertinencia del aporte de la comunidad astronómica nacional puede ser crucial en aportar la información que ayude a mitigar o resolver esta problemática.
Es en este contexto, y con el apoyo de la Sociedad Chilena de Astronomía (SOCHIAS), que un grupo de astrónomos ha recientemente formado el grupo chileno de investigación de satélites de órbitas terrestres bajas (CLEOsat). El grupo CLEOsat está formado por miembros de la comunidad astronómica chilena (académicos, investigadores y estudiantes). El investigador que lidera este grupo, el Dr. Jeremy Tregloan-Reed, profesor asistente de la Universidad de Atacama, ha sido investigador principal de observaciones exitosas del primer diseño de mitigación de SpaceX que reduce el brillo por reflexión en un 55%, pero que aún así́ permite la observación a simple vista del llamado “Darksat” en condiciones de cielo nocturno apropiadas.
El principal objetivo de grupo CLEOsat es estudiar el impacto de las mega constelaciones de satélites de comunicación LEO en el cielo nocturno y sus efectos en astronomía óptica y de radiofrecuencia. El grupo tiene acceso a telescopios en Chile, Europa y Asia que actualmente están realizando observaciones de constelaciones de satélites de comunicaciones LEO que ayudarán al trabajo futuro en este tema. Dada la importancia de la conexión de internet de alta velocidad en comunidades rurales o apartadas, es que el grupo CLEOsat centra principalmente su investigación en el desarrollo de softwares de mitigación que provea tanto a las comunidades de astrónomos profesionales como amateur de herramientas que permitan disfrutar de la riqueza del cielo nocturno.
“La creación del CLEOsat proveerá́ a la comunidad astronómica nacional y aquellos amantes del cielo nocturno de una oportunidad de llevar esta problemática a instancias internacionales, a la vez que reunirá́ los esfuerzos de la comunidad astronómica para resolver los desafíos que los satélites de comunicación LEO significan para la astronomía” menciona el Dr. Jeremy Tregloan-Reed. Además agrega: “con el fin de destacar la amenaza al patrimonio del cielo nocturno debido al aumento explosivo de constelaciones de satélites de comunicaciones LEO, que reflejan la luz del Sol y cambian las características del cielo en longitudes de radio frecuencia, es que queremos aunar nuestros esfuerzos”. “La coordinación de todos los actores que verán las transformaciones que estas tecnologías implican es vital para la protección del cielo nocturno”, concluye.
Fuente: Comunicado de Prensa de prensa Instituto de Investigación en Astronomía y Ciencias Planetarias (INCT) de la Universidad de Atacama.