Para algunos se trata de “un voto de castigo”, pero otros apuntan a que desde la instalación del proceso voluntario la tendencia ha bajado. De todos modos, los ojos se centran en el voto indeciso en estos comicios “polarizados”.
Esta semana se terminaron de acomodar los apoyos que cada uno de los candidatos presidenciales recibirá con miras a la segunda vuelta del 19 de diciembre. Esto, mientras las encuestas comenzaron a dar algunas proyecciones del escenario situando a Gabriel Boric con ventaja sobre José Antonio Kast, aunque expertos y analistas aún no se atreven a anticipar un desenlace frente a unas elecciones polarizadas.
Mientras el candidato de Republicanos, José Antonio Kast, selló prontamente los respaldos desde Chile Vamos -excepto del ex candidato Sebastián Sichel, quien recién este jueves comprometió su voto- el abanderado de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, consiguió el apoyo de la ex Concertación en su totalidad, luego que hace exactamente una semana la Democracia Cristiana llegara a una definición en la Junta Nacional, última tienda en dar su respaldo.
Sin embargo, otras voces no han querido estar ausentes del debate, optando por fijar la postura de no apoyar a ninguno de los dos presidenciables. Así lo hizo la agrupación política “Comunidad en Movimiento”, fundada en 2018 por la ex ministra de Michelle Bachelet y ex senadora, Soledad Alvear, luego de renunciar a su militancia en la DC.
Si bien en primera vuelta apoyaron a la candidata de la falange Yasna Provoste, aseguran que “votaremos blanco o nulo en la segunda vuelta presidencial (…) constatamos que las candidaturas planteadas, no representan o aseguran, los temas que nos son prioritarios para un buen futuro del país. Y adicionalmente tampoco han constituido coaliciones que garanticen el compromiso necesario con esos posicionamientos”, señalaron a través de un escrito.
Otros líderes de opinión también han manifestado estar en un proceso de reflexión por no encontrar representatividad en los candidatos. La ex ministra, Mariana Aylwin -quien trabajó en la campaña de Sebastián Sichel- dijo a La Segunda que “hasta este momento, mi opción es anular el voto porque ninguno de los dos me representa”.
En la misma línea, el ex ministro Felipe Sandoval, preocupado por el tema económico de los programas, sostuvo que “blanco o nulo, no votamos por ninguno. Además optamos por una posición clara respecto a la violencia”. En tanto, el ex diputado Fulvio Rossi -quien en primera vuelta votó por Provoste- dijo sentirse “huérfano” en esta definición. Hasta ahora, su opción es voto en blanco.
Los nulos y blancos de otros balotajes
Desde la instauración del voto voluntario en Chile (2012), el porcentaje de votos nulos y blanco nunca volvió a llegar a los niveles que se observaban con el voto obligatorio. De hecho, en 1993 (donde ganó Eduardo Frei Ruiz-Tagle) se registró la cifra más alta: 3,68% de votos nulos y 1,85% de votos blancos.
Por el contraste, desde la instauración del voto voluntario, el máximo porcentaje de votos nulos fue en la segunda vuelta de 2013 (Bachelet-Matthei) con 1,46% (82.916) y el peak de blancos fue en la primera vuelta de ese año, con 0,69% (46.268).
En las elecciones presidenciales, parlamentarias y de consejeros regionales del pasado 21 de noviembre, participaron 7.115.590 personas, equivalentes a un 47,3% del padrón electoral; más que en la primera vuelta de 2017 (6.700.748), pero menos que en el Plebiscito de octubre de 2019, donde participaron cerca de 7,5 millones de personas.
Según los registros disponibles en el Servel, para el 99,99% de mesas escrutadas, hubo 7.026.608 votos válidamente emitidos; 57.044 nulos (0.80%) y 31.149 blancos (0,44%).
Si miramos el balotaje más próximo (2017), -donde compitió el Presidente Sebastián Piñera y Alejandro Guillier- de los 7.032.878 votos totales emitidos, hubo 56.254 nulos (0,80%) y 18.795 blancos (0,27%). Se trata de las cifras más bajas desde la instalación del voto voluntario; de hecho, los votos blancos de ese balotaje alcanzan el mismo porcentaje de los blancos de esta reciente primera vuelta.
Voto voluntario frena alza significativa de nulos o blancos
Pese a los llamados a votar nulo o blanco que han surgido estas semanas, algunos expertos apuntan a que en el actual sistema de voto voluntario, muchas personas indecisas optan por simplemente por acudir a sufragar, pero otros validan este tipo de sufragio como la manifestación del descontento ante la falta de representatividad.
Máximo Quitral, analista político de la UTEM, explica que el voto nulo o blanco, “también es un manifestación política; es mostrar un descontento con respecto a las dos propuestas que existen.
Evidentemente, lo que se busca es dejar constancia que ninguna de ellas convencen en el sentido de proyección de país”.
Según aclara, existe en algunos una suerte de molestia y cansancio ante la poca representación de las ideas que quedan huérfanas en el proceso y que van a aparecer. “En el fondo, es un voto de castigo para dos candidaturas que no están siendo convocantes para la mayoría del país”.
Para el académico y analista político Mauricio Morales, de la Universidad de Talca, con la existencia del voto voluntario es difícil que el porcentaje de nulos o blancos registre un aumento, “porque la gente que va a votar nulo o blanco se queda en casa, no va a votar. Con voto obligatorio tenía más sentido; pero como es voluntario, no estoy tan seguro que aumente significativamente la porción de éstos“, explicó a EmolTV.
A su juicio, el escenario que se podría dar en este caso sería un aumento en la abstención, “en razón del poco entusiasmo que generan ambos candidatos, particularmente en los votantes moderados“. Y es que en un centro “huérfano”, como algunos lo han calificado, la baja representación que encuentran aquellos votantes que marcaron una opción distinta a las dos que encontrarán en la papeleta el 19 de diciembre, podría llevarlos al desincentivo de votar.
“La espiral del silencio”
Si miramos las últimas encuestas, el porcentaje de personas indecisas que optan por la opción “no sabe” o “no responde” promedia el 25%. Así, el primer sondeo de Cadem con miras al balotaje (revelada el 19 de noviembre), mostró que un 28% que no votaría, no sabe o no responde.
Los porcentajes van variando al consultar por la migración del voto desde su preferencia anterior hasta las cartas que estarán en la papeleta: 38% de los que votaron por Franco Parisi se inclinan por Boric, 23% por Kast y 39% está indeciso. En tanto, 16% de los que votaron por Sebastián Sichel irán por Boric, 53% por Kast y 31% no sabe.
Asimismo, 61% de los votantes de Yasna Provoste apoyarían a Boric, 13% a Kast y 26% están indecisos. Mientras que en el caso de Marco Enríquez Ominami, 44% de su electorado respaldaría a Boric, 18% a Kast y 38% lo está evaluando.
En tanto, el reciente sondeo de Criteria (con resultados entre el 25 y 29 de noviembre) un 21% de los encuestados prefirió no responder sobre quién creía que sería el próximo presidente de Chile (entre Boric y Kas).
Para Morales, puede existir una especie de “espiral del silencio”, donde lo que muestran las encuestas frente al voto indeciso puede ser una opción de voto oculta. “Puede haber personas que no quieren manifestar su preferencia real a sabiendas de que esa preferencia podría ser menos popular y que, adicionalmente podría ser la perdedora”, explicó.
“Tengo la sensación de que dentro del grupo de personas que señala que va a ir a votar, pero que aún no está muy decidida o que señala que iría a votar nulo o blanco, hay un voto oculto para José Antonio Kast“, complementó.
Con todo, el analista proyecta que es muy complejo que la elección se defina en porcentajes de 65%-35% como sucedió en la segunda vuelta Bachelet-Matthei, o incluso en un 60%-40%. “Esto debiese ser un poco más estrecho y tengo la impresión de que ese voto oculto a Kast está presente y de hecho hay una señal: en última encuesta Criteria, cuando se le pregunta a la gente quién cree que será el próximo presidente están empatados en un 40%”, zanjó.
Revisa la siguiente tabla con el detalle de las votaciones:
Fuente: Emol.com