Durante estos días se celebra Semana Santa, una festividad católica llena de ritos que celebran los últimos días de Jesús antes de su muerte y posterior resurrección. Una de las tradiciones que todavía prevalece es no comer carne, específicamente el Viernes Santo, pero ¿a qué se debe?
Para aclarar esta interrogante, BioBioChile conversó con tres expertos que entregaron su punto de vista respecto a la verdadera razón detrás de esta costumbre cristiana.
Según Heriberto Cabrera, sacerdote Salesiano y académico de la Facultad de Teología de la Universidad Católica, evitar la carne en Semana Santa corresponde a una “exageración”.
“Estamos en un periodo de cuaresma, un periodo de abstinencia, oración y penitencia. Durante estos días, hay un ayuno que tiene como finalidad un camino espiritual de manejarse y dominarse a sí mismo, de guardar los elementos de fiesta para Pascua”, afirmó el experto.
El sacerdote Salesiano especificó que no consumir carne solo se limita a dos días específicos dentro de cuaresma: el Miércoles de Cenizas y el Viernes Santo, donde se conmemora la crucifixión y muerte de Jesús de Nazaret. Además, dijo que es erróneo pensar en no comer carne durante todo este periodo.
Asimismo, señaló que el ayuno se realiza con el objetivo de “prepararse espiritualmente para la celebración” y por un motivo práctico que ayuda a “diferenciar entre un periodo de penitencia y otro de fiesta”, aludiendo a que Pascua es la fiesta más grande de la Iglesia Católica.
Una visión diferente tiene el padre Cecilio de Miguel, canónigo penitenciario de la catedral de Concepción, quien resaltó que, en la cultura cristiano-católica, “la carne era un integrante importante en la dieta alimentaria, no comerla era un sacrificio. Por eso, el ayuno y la abstinencia eran manifestaciones de seguir el ejemplo de Jesucristo que se fue al desierto y pasó cuarenta días sin comer“.
Además, enfatizó que esta costumbre viene desde hace varias generaciones, donde incluso “nuestras abuelas nos enseñaban que el Viernes Santo hasta los pájaros hacen penitencia”.
Costumbre o norma religiosa
El catolicismo ha prescrito la abstinencia de carne durante los días penitenciales desde finales del siglo IV. Durante el siglo XX, se encuentra en la constitución apostólica Paenitemi de Pablo VI (1966) y, más recientemente, en el Código de Derecho Canónico de 1983 (cánones 1249-1253).
“En rigor, la abstinencia de carne aplicaría para casi todos los viernes del año, en recuerdo a la muerte de Jesús en la cruz, lo que tiene un punto paradigmático en el Viernes Santo”, aseguró Fernando Soler, académico de Teología UC y doctor en Teología.
De acuerdo con el especialista, este tipo de ritos no tienen un origen bíblico, sino en las costumbres que se fueron imponiendo entre los cristianos.
El origen de esta tradición puede tener su origen debido a las diferencias de época. Si bien, en la actualidad consumir esta proteína es bastante común, antes era considerado un lujo.
“Antiguamente, la gente no comía carne como lo hacemos ahora, era algo excepcional. Este alimento era un símbolo de fiesta y no se consumía los viernes santos como recuerdo a la pasión de Jesucristo”, acotó Heriberto Cabrera.
Cabe mencionar que, con el tiempo, solo los más ricos tenían acceso a esta comida y eran precisamente ellos quienes tenían que esforzarse más en cumplir con esta costumbre. En cambio, el pescado era un producto de bajo costo y accesible para los más pobres.
“Sucede que como la gente no podía comer este alimento, consumía más pescado, pero hoy eso no tiene mucho sentido, ya que cuesta igual o mucho más caro que la carne“, añadió el sacerdote Salesiano.
Una dieta vegana en Semana Santa
Actualmente, el consumo de pescados y mariscos en Semana Santa es una costumbre que muchos chilenos y chilenos han incorporado. Sin embargo, es común que en estas fechas estos productos aumenten considerablemente su valor en el mercado.
Por ello, una opción sencilla y económica puede ser sustituir estos alimentos por preparaciones veganas, a base de vegetales ricos en nutrientes y amigables con los animales.
“La invitación a abstenernos de carne debería estimularnos a una visión más profunda: la carne, sobre todo en un contexto capitalista, se paga a un precio muy alto, y no me refiero al que pagan los consumidores, sino los animales y el medio ambiente”, aseveró Fernando Soler.
Un punto de vista que también comparte Heriberto Cabrera, quien declaró que “hoy en día, con todo lo que es sensibilidad ecológica, un cristiano tiene que plantearse si debe o no comer carne”.
“En Génesis, el primer libro de la Biblia, cuando se entrega la naturaleza al ser humano para que cuide la naturaleza, no se dice que puede hacer cualquier cosa con los animales, incluso no dice que se los puede comer. Entonces, que uno sea el custodio de la naturaleza no quiere decir que se la tenga que comer“, acotó.
Por su parte, Soler sostiene que “si somos capaces de identificar el sufrimiento en seres no humanos, tenemos un deber ético: no provocar ese sufrimiento, aunque sea de manera indirecta, como lo hace quien consume carne”.
El experto en Teología de la UC hace un hincapié en que el pescado también es carne y que “este tema se presenta como una oportunidad para pensar nuestras relaciones con este producto de manera más transversal, y no solamente acotada al Viernes Santo”.
Fuente: BioBioChile