La congestión de tránsito ha ido en aumento en la conurbación La Serena – Coquimbo, esto no es exclusiva, sino que es una realidad que seguirá agravándose en todo el país, lo que constituye un peligro cierto para la calidad de vida y el bienestar de las personas.
El aumento de vehículos, se ve potenciado por deseo de usarlo a toda hora y a todo evento, ya sea por comodidad o estatus. Esto colapsa vías antiguas, en las cuales, a pesar del crecimiento de los barrios, las obras de mitigación no crecen de forma adecuada.
En nuestras ciudades conviven el incremento demográfico y de infraestructura, la falta de obras viales alternas, señales de tránsito inexistentes o desactualizadas, incremento del parque automotor, la falta de mantenimiento vial, y falta o precariedad en la investigación de ellas. Las consecuencias, entre otras son la reducción de velocidad de tránsito, el retraso en tiempos de viajes, accidentes, consumo de combustible, desgaste de las obras viales, contaminación ambiental, entre otras.
Por otra parte, entre los riegos asociados a la congestión, se encuentran la exposición a gases y partículas, ruido, posiciones mantenidas, entre otras. Estas pueden generar problemas de salud tales como estrés agudo y crónico, ansiedad de largos trayectos de ida y de retorno, lesiones y traumas por accidentes vehiculares, trastornos del sueño y sedentarismo. Sobre todo, si existen estudios que establecen que la contaminación del tráfico es responsable de más muertes que las producidas por los accidentes.
La conurbación sigue creciendo; esto requiere vías óptimas y alternas, para satisfacer las demandas de la población, esto a fin de ser un eje fundamental para el acceso a los centros gubernamentales, económicos, académicos y hospitalarios, que son de carácter regional.
Se requiere del diseño de políticas y medidas apropiadas. Es verdad que no resulta sencillo encontrar las soluciones, pero el control de la congestión debe ser un objetivo estratégico de corto y largo plazo para el desarrollo de una ciudad. Compatibilizar movilidad, crecimiento urbano y la competitividad son necesarias para la sostenibilidad de la urbe y su calidad de vida. Debemos intentar un conjunto de acciones sobre los horarios de inicio y término laborales o académicos, Oferta y acceso al transporte público, así como sobre la demanda y su uso efectivo, a fin de racionalizar el uso de las vías públicas.
El no abordar esta problemática de manera oportuna, activa y coordinada, terminará afectando el atractivo que durante años ha permitido un crecimiento y desarrollo permanente de la conurbación. Actuemos a la altura del desafío.
Fernando Cortés Tello, Enfermero, Mg. en Salud Pública académico Universidad Central Región de Coquimbo