Trabajo exclusivamente con mujeres hace tres años y generalmente, cuando voy a realizar un taller y pregunto a las mujeres que son madres por sus sueños, responden que sus hijos sean felices o estén sanos. Cuando les pregunto sobre aquello que las hace sentir orgullosas, ocurre algo similar. Sienten orgullo por lo que han logrado sus hijas e hijos.Y, claro, podemos decir que esto es algo natural. Y que está bien, sin duda. Pero como mujer, y sin ser madre, esto ha sido algo que no ha dejado de llamarme la atención.
Quise indagar más profundamente sobre el tema, no hay estadísticas claras sobre cuántas mujeres han cumplido sus sueños, en términos individuales.Lo que sí está claro y, según la Dirección del Trabajo es que, en Chile, la inserción de las mujeres al mercado laboral es relativamente tardía y una de las más bajas de América Latina. Las mujeres representan un tercio de la masa laboral (36,2%) y se concentran en empleos de menor calificación y remuneración.
Por ende, podemos deducir que, en el ámbito profesional por lo menos, estos sueños se pierden en el camino. Sin hablar de sueños de viajes, deseos personales, íntimos e incluso, por qué no, materiales.Está claro que esto no puede solucionarse con un par de tipsy no pretendo darlos. Es un problema mucho más profundo, es una problemática que se arrastra a nivel social y cultural desde hace años.
Sin embargo, hoy, quisiera darles un mensaje alentador aaquellas mujeres que son madres.Les deseo que sean madres, pero también mujeres. Mujeres que por más que amen, no pierdan su individualidad. Sus sueños sí importan y sus metas, son relevantes. Para ustedes y para la sociedad también.
El día en que todas/os, comprendamos que cuidar de las maternidades es importante, ese día, avanzaremos sin duda, como país y como sociedad en general.En esta semana las abrazo y les recuerdo que está bien no poder siempre solas, está bien quitarse esa capa de súper mujer que nos han impuesto, que es normal necesitar ayuda; que no está bien que sientan culpa constantemente y que, no las hace mala madre tener tiempo a solas.
Pero lo que más les recuerdo, es que aún nos falta mucho para que este camino sea más fácil (y justo). Y esto, no es responsabilidad de ustedes, es responsabilidad de todos.
Paula Hernández Torres
Coach y fundadora Casa de Mujeres