Noam Titelman, uno de los fundadores del Frente Amplio, planteó que para recuperar al Apruebo sería necesario que sus promotores “mejoren la oferta”.
Un 51% marcó la intención de rechazar el borrador de nueva Constitución en la última versión de la encuesta Cadem, lo que es planteado por algunos analistas como una tendencia “difícil” de revertir.
Así lo dijo por ejemplo el economista y uno de los fundadores del Frente Amplio, Noam Titelman, que planteó en Twitter que para recuperar al Apruebo sería necesario que sus promotores “mejoren la oferta”, por ejemplo, fortaleciendo el “aprobar para reformar”, que no ha generado ninguna adherencia entre los constituyentes, salvo sólo entre los de centro, como el Colectivo del Apruebo.
Para Elisa Giustinianovich (MSC), el “aprobar para reformar” sería equivalente a “manotazos de ahogado. Son los estertores de la política de los últimos 30 años, una política secuestrada y propia de una democracia tutelada donde hay mucho temor a perder poder”.
Por eso, a su juicio lo que debe hacer el Apruebo para revertir la tendencia es “dejar los pies en la calle, ir puerta a puerta, en todas las esquinas difundiendo el trabajo maravilloso que hemos logrado hacer en esta nueva Constitución, porque cuando la gente se entera, se informa, hay una adhesión y una apropiación del texto y la propuesta de manera inmediata”.
En la misma línea de lo que plantea Giustinianovich, si bien hay algo de preocupación entre los convencionales que defienden el texto por las encuestas, la idea que impulsa la mayoría de ellos es que mientras más se conozca el texto, mayor adhesión tendrá el Apruebo.
“Todos vamos a dejar de ser convencionales, lo que adquiere real importancia es el texto de la Constitución y entiendo que el Gobierno se hará cargo de difundirlo para que toda la población logre tomar una decisión informada el 4 de septiembre, pero la Convención como institución culmina, se termina una etapa, adecuada en tiempo y forma, y lo que realmente importa desde el 5 de julio es la propuesta de texto constitucional”, dijo Amaya Alvez (FA).
Lo que argumentan quienes aseguran que se trata de un tema de difusión del texto es que su contenido es muy extenso, fue un proceso muy complejo de seguir y existieron muchas fuentes de información falsa.
“Nos corresponde informar, darle a la ciudadanía el texto armonizado, que puedan conocer el orden y el fondo de los artículos, aclarar los temas. Este fue un proceso complejo, una Constitución no es una ley. Es un texto de difícil lectura, pero que tenemos que entregar con la confianza de que podremos ir aclarando las dudas pendientes en torno a ciertos asuntos”, afirmó Bárbara Sepúlveda (PC).
Según Mauricio Daza (INN), “existe mucho miedo, incertidumbre y confusión acerca de cuál es el contenido exacto de la propuesta final. Recién hoy la hemos terminado y contar con un documento nos va a permitir de alguna manera hacer desaparecer o responder satisfactoriamente estos miedos y estas inquietudes, aprensiones. Creo que con eso tenemos un buen escenario para crecer electoralmente”.
La visión desde el Rechazo
Para quienes impulsan el Rechazo, el mayor conocimiento del texto no generaría mayor adhesión al Apruebo, sino lo contrario. En esa línea, el constituyente Eduardo Cretton (UDI) aseguró que “mientras más se difunda el texto, la gente más se da cuenta de lo malo que es y por lo tanto hay un problema: no se trata solo del texto, sino del proceso que no estuvo a la altura de lo que esperaba la mayoría de los chilenos y es imposible separar el texto del proceso”.
En tanto, Roberto Vega (RN) agregó que “la propuesta de texto constitucional es lo que hay. Difícilmente podría aumentar la aprobación ciudadana frente a un texto que a todas luces divide a los chilenos y es refundacional. Mientras más se lee, más aumenta el rechazo al mismo. La gente nos pidió terminar con las divisiones de Chile, pero acá lo que entregamos es solamente la casa para algunos, y otros lamentablemente tendrán que seguir esperando”.
Fuente: Emol