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En un show cargado de sus éxitos: Guns N’ Roses reconquista a sus fanáticos con tres horas de puro rock en el Nacional

En una fría noche, cuando los relojes marcaban las 21:01 horas, las luces blancas del escenario se apagaron, dando paso al clamor de 60 mil fanáticos que esperaban el reencuentro después de cinco años con Guns ‘N Roses, una de las bandas más resonantes de la historia del rock y que se presentaba por sexta vez en el país, tercera en el Estadio Nacional.

Luego de un video introductorio al estilo de Indiana Jones, Saul Hudson -más conocido como ‘Slash’-, el mítico guitarrista de extenso y ondulado pelo, marcó la entrada de la banda estadounidense bajo las notas de “It’s so Easy”, del disco Appetite For Destruction, su álbum debut y que tuvo un explosivo éxito al momento de ser publicado en 1987.

Guns ‘N Roses retornó a Chile con ‘We’re F’N Back! Tour’, gira que ya tuvo su paso por nueve ciudades de Brasil, Buenos Aires en Argentina y Montevideo en Uruguay. Esta vez, y al igual que 2016 y 2017, la banda estuvo liderada por Axl Rose (voz), Duff McKagan (bajista) y Slash (guitarrista principal).

Los fanáticos chilenos tuvieron que esperar un largo tiempo, con pandemia de por medio, desde aquel 29 de septiembre de 2017, cuando la agrupación hollywoodense se presentó por última vez en el país en el festival Santiago Rock City, realizado en el estadio Monumental.

El show de Guns N’ Roses no solo tuvo canciones propias, sino también versiones de bandas que han influenciado al conjunto americano a lo largo de su extensa carrera: “Slither” de Velvet Revolver, “Live and Let Die” de Wings, “Attitude” de Misfits, el ya transformado clásico de la banda “Knockin’ on Heaven’s Door” de Bob Dylan y “Wichita Lineman” de Glenn Campbell, fueron parte del robusto setlist.

Transcurrido 20 minutos de concierto, un solo de Slash dio el inicio a uno de los temas más esperados de la noche: ‘Welcome to the Jungle’. Con un gran desplante e impecable interpretación del guitarrista principal, el tema generó la primera gran ovación para los estadounidenses.

A sus 60 años, Axl Rose demostró estar más vigente que nunca. Pese a sus problemas de salud, principalmente a su voz, la que lo ha obligado a postergar conciertos y suspender giras, el frontman de Guns N’ Roses cumplió entregando dinamismo y energía al show.

Asimismo, uno de los puntos altos de la noche fue Saul Hudson, Slash, quien con variados solos de guitarra, muchos de ellos tocados sobre los parlantes del escenario, y un juego de voces con un talkbox, logró cautivar a los presentes, quienes a cada nota del artista trataban de inmortalizar el momento con videos e instantáneas.

Durante toda su presentación, la banda tuvo gestos hacia la guerra en Ucrania, instalando dos banderas de aquel país en el escenario. De hecho, en su canción “Civil War”, la bandera ucraniana fue desplegada en un video que ambientaba una ciudad destruida por tanques y metralletas. En el mismo tema, Axl Rose también ocupó un atril para su micrófono con los colores representativos de la nación europea, amarillo y azul.

Cuando el cronómetro del espectáculo bordeaba las dos horas llegó uno de los momentos más esperados del show: Un solo de ocho minutos que sacó el estilo más blusero de Slash y que sirvió de entrada para dos de los temas más conocidos del conjunto: “Sweet Child o’ mine” del disco Appetite for Destruction, y “November Rain” (Use Your Illusion I, 1991), que marcó el momento más emotivo de la noche y que iluminó el Nacional con linternas de los presentes.

Tras una breve pausa, Guns N’ Roses concluyó su recital con “Coma”, “Patience”, “Don’t Cry” y “Paradise City”.

En total fueron tres horas de puro rock en el Nacional y que dejó satisfecho a los 60 mil presentes que llegaron al principal reducto deportivo del país para escuchar y disfrutar de un setlist que incluyó 28 canciones.

Molotov y la banda chilena Frank’s White Canvas dieron inicio a la velada

El inicio del show estuvo a cargo de Frank’s White Canvas, dúo chileno conformado por Karin Aguilera Francisca “Pancha” Torés.

La banda de rock alternativo, oriunda de Santiago, saltó a escena cuando aún reinaba la luz de día en Ñuñoa. Con un show que superó la media hora, las nacionales fueron aclamadas por el público.

Posteriormente, fue el turno de Molotov. Aquí se esperaba una bienvenida tensa por lo ocurrido el pasado fin de semana, cuando la banda chilena, “Los Miserables”, acusó de malos tratos e insulto a los mexicanos. Pero nada fue así.

Cerca de las 19:30 horas, la agrupación mexicana hizo ingreso al escenario montado en el lado sur del Estadio Nacional, siendo recibido con entusiasmo y aplausos por parte del público local.

El show se extendió por 50 minutos y se desarrolló con una simple puesta en escena, compuesta principalmente por un juego de luces y dos pantallas gigantes ubicadas al costado del escenario.

Pese a lo anterior, gracias a un cancionero clásico, que incluyó temas como “Gimme the Power”, “Frijolero”, “Puto”, entre otros, Molotov cumplió su misión y mantuvo encendido a los asistentes que poco a poco colmaban el recinto a la espera de Guns N’ Roses.

Fuente: Emol.com

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