Estados Unidos celebró el martes elecciones de medio mandato -como se conocen los comicios que se celebran dos años después de una elección presidencial-, cuyos resultados fueron más reñidos de lo esperado y mantienen aún varias incógnitas, echando por tierra las previsiones de que la oposición arrasaría y se quedaría con el control de ambas cámaras.
Aunque con el escrutinio ya bastante avanzado el Partido Republicano lleva la delantera en la Cámara de Representantes, todavía no se conoce qué formación la controlará durante los próximos dos años. Según las proyecciones de los principales medios de EE. UU., los republicanos se aseguraron 197 escaños, por 167 de los demócratas. Ambos están aún lejos de los 218 necesarios para asegurarse la mayoría.
En la Cámara Alta, la situación es similar. Demócratas y republicanos aparecen empatados con 48 escaños para cada partido, pero todavía quedan por decidir cuatro contiendas, todas ellas en estados considerados bisagra, que pueden decantarse tanto del lado conservador como del progresista. En la madrugada del miércoles, aún no se conocía el ganador en Wisconsin, Georgia, Arizona y Nevada, donde la pelea ha sido voto por voto.
De acuerdo con los resultados actuales, los republicanos estarían venciendo en Wisconsin y Nevada, mientras que el Partido Demócrata triunfaría en Georgia y Arizona. De esta forma, ambas colectividades quedarían con 50 senadores, un escenario más favorable para el oficialismo, que de esta forma contaría en la Cámara Alta con el voto decisivo de la vicepresidenta Kamala Harris.
Por otro lado, una de las buenas noticias para el Partido Demócrata fue que arrebató al Partido Republicano dos gobernaciones del país: la de Massachusetts y la de Maryland. Aunque ambos estados son de tendencia progresista, durante los últimos años habían estado gobernados por republicanos, y ahora volverán al control demócrata.
El efecto Trump y la tranquilidad para Biden
Una de las pocas certezas de la noche fue que no existió la prevista ola republicana, por la que varias encuestas y analistas apuntaban a que los conservadores arrasarían y se impondrían por amplios márgenes en varias de las contiendas electorales, tanto en el Senado como especialmente en la Cámara de Representantes.
Los republicanos vieron cómo varios de los candidatos que habían sido promovidos con mucho vigor por el ex Presidente Donald Trump (2017-2021) perdían sus respectivas contiendas. El ex Mandatario, que sigue teniendo una gigantesca influencia en el Partido Republicano, salió dañado de estos comicios, en un momento en que todo indica que está preparando su candidatura presidencial para 2024.
Y si la noche fue mala para Trump, lo contrario es cierto para el actual presidente, Joe Biden. El demócrata llegaba a los comicios con la popularidad por los suelos y con la amenaza de que los republicanos barriesen a su partido en el Congreso, algo que no ocurrió. Todavía es posible que los demócratas pierdan ambas cámaras, pero por lo menos el presidente puede respirar con algo más de tranquilidad.
Fuente: Emol.com