Sus nueve integrantes -ahora son ocho, porque uno fue expulsado- están en estos momentos separados en dos bandos, entre amenazas de renuncias al espacio, al partido, y con una querella ante la PDI de por medio.
Una semana de puro drama ha vivido la bancada del Partido de la Gente en la Cámara de Diputados, cuyos nueve integrantes -ahora son ocho, porque uno fue expulsado- están en estos momentos separados en dos bandos, entre amenazas de renuncias al espacio, al partido, y con una querella ante la PDI de por medio.
Todo esto justo en los momentos que mayor unidad requerían: está partiendo la discusión sobre el presupuesto y la reforma de pensiones, esta última clave para el Ejecutivo, y donde el Gobierno tendrá que buscar estratégicamente con quién negociar y qué votos sumar en las propuestas para las que no tiene mayoría.
La debacle empezó este lunes, cuando cuatro de ellos se restaron del acuerdo logrado con Chile Vamos, la DC y los republicanos para impulsar a Víctor Pino, subjefe de la bancada PDG, como presidente de la Cámara. En cambio, tres apoyaron a Vlado Mirosevic y uno no votó, lo que inició una guerrilla que hasta ahora ha derivado en acusaciones cruzadas, puntos de prensa diarios, cambios de comisiones -como “castigo” por la desobediencia a varios los enviaron a la Comisión de Bomberos- y una causa judicial por supuesta falsificación de instrumento público.
Cómo saldrán de aquello: todavía no saben. Quienes se quieren retirar de la bancada no pueden hacerlo por estar militando en el partido y renunciar ya es una decisión mayor, aunque no la descartan. Por lo pronto, la directiva nacional los convocó a una reunión este lunes a las 21:00 con el fin de limar asperezas y definir el camino a seguir, aunque ya declararon que los llevarán al Tribunal Supremo del partido.
Para Gloria Naveillán, ex republicana y hoy participante de la bancada PDG, la bancada hoy es comparable a una persona enferma. “Cuando tienes un enfermo con un problema grave de salud, tienes que determinar qué tipo de cirugía debes hacer o qué medicamento le tienes que dar. A veces paracetamol, a veces antibióticos, a veces es necesaria la amputación, una quimioterapia… todo se tiene que ir analizando”, explica.
En ese contexto, los nueve diputados tendrán que enfrentar la discusión de la reforma previsional, por ejemplo, para la que todos ellos habían mostrado una postura común junto a Chile Vamos y el Partido Republicano. O al menos así era antes de la fractura.
“No perder el norte”
Aunque todavía no han procesado sus diferencias y el futuro de la bancada es incierto, desde el partido descartan que esta situación los desordene para las votaciones clave. De hecho, el secretario general de la colectividad, Emilio Peña, comenta a Emol que en la reunión del lunes pedirán a los diputados que, independiente de las diferencias, el principal insumo que utilicen para tomar decisiones sea la opinión de la gente, a través de la “democracia digital”.
“Si el Gobierno cree que por el simple hecho de que Vlado Mirosevic haya sido elegido presidente de la Cámara de Diputados, tiene los votos del PDG, se equivocan. Vamos a hacer un análisis técnico respecto a la propuesta previsional. Es más, el Gobierno incorporó dentro de la propuesta el tema del autopréstamo, pero si el proyecto es malo a pesar de que venga el autopréstamo, hay que rechazarlo”, agrega Peña.
En esa línea, la diputada Naveillán -quien acusó esta semana al Ejecutivo de ofrecer cargos por votos a Mirosevic- comenta que “tenemos claro que el Gobierno, así como pirquineó votos para Mirosevic, siempre va a estar tratando de ver por dónde meter la cuña para pirquinear un votito por aquí o por allá, pero acá cada diputado debe responder también a sus electores y al final, por mucho que el Gobierno intente hacer negociaciones, esos diputados ven afectada su postura frente a sus electores”.
La jefa de bancada PDG, Yovana Ahumada, remarca que nunca antes se habían intentado poner de acuerdo para una votación y que lo de Pino fue una única vez. El resto, según dice ella, han sido coincidencias “naturales” entre todos, que espera que no se pierdan.
Si la división en la bancada les hará perder fuerza en la Cámara, Ahumada cree que “quizás en una negociación colectiva donde tú acuerdas un número de votos concretos, pero eso nunca estuvo y nunca lo hicimos. Nunca dijimos que íbamos a ir con 9 votos a votar, por ejemplo, la reforma de pensiones, pensando en que ellos coloquen algo nuestro. Nunca ha sido moneda de cambio. Actuamos pensando en que el proyecto es bueno o malo”.
En el otro bando, la diputada Karen Medina, que votó por Mirosevic, desdramatiza el asunto y asegura que se trata solo de una pelea “administrativa”. “Este quiebre es netamente administrativo. No tiene nada que ver con nuestra responsabilidad en cuanto a las leyes. Eso no va a cambiar, creo que va a ser muy parecida la votación en la bancada. Y aclarar que, independiente que yo haya apoyado el acuerdo con el Gobierno, eso no significa que tengamos otro tipo de compromiso”, remarca la diputada.
“Por lo menos yo voy a seguir en la línea que siempre ha tenido el PDG de no ser ni oposición ni gobiernismo y analizar cada proyecto en su mérito según si benefician o perjudican a los chilenos”, suma el diputado Gaspar Rivas, que enfatiza en que las definiciones de la bancada aún están muy verdes por la “vorágine de la crisis”.
La sombra de Parisi
A todo este asunto se suma otro factor. Durante la semana, mientras la bancada se desintegraba, los diputados descartaron que el ex candidato presidencial del partido, Franco Parisi, hubiera presionado para votar de alguna forma determinada, pero lo cierto es que el mismo Rivas reconoció que en medio de la crisis recibió un llamado suyo que no pudo contestar.
Más tarde, Parisi apareció en el programa Bad Boys y criticó que “eran nueve diputados y no fueron capaces de ponerse de acuerdo, porque el ego no cabía en esa mesa”.
Además pidió “sanciones” para los díscolos, porque “este es un problema político, no puedes regalar a la coalición del Frente Amplio la Cámara de Diputados”. A su juicio, “gran parte de estos diputados pusieron en tela de juicio su reelección, sigan cometiendo errores, debut y despedida, porque la gente los está mirando”, dijo.
El secretario general, Emilio Peña, negó que Parisi los “condicione” a tomar decisiones. “Si Franco llamará por teléfono a los diputados, eso es un tema que tiene relación con él. Es un adherente más (…) es un influencer político que si bien es cierto es súper importante, a nosotros no nos condiciona a la hora de tomar decisiones. Es importante su opinión, ha participado en comités políticos del partido, pero siempre ha sido respetuoso de la institucionalidad”, responde.
Fuente: Emol