La cuenta regresiva ya comenzó y anuncia que en pocas horas más tendremos la inauguración de una nueva Copa del Mundo, la número 22 de la historia, con el partido entre Catar y Ecuador programado para las 13:00 horas de Chile, seis más en Doha. Sin embargo, la presentación no parece ser la esperada para una cita de esta envergadura.
El diario Extra de Brasil, del Grupo Globo, hinca el diente en el camino que siguieron ambos representativos hasta el partido número 1. “Llega a ser simbólico que Catar y Ecuador abran la Copa del Mundo. En un torneo marcado por cuestionamientos fuera de la cancha, son las dos selecciones de presencia más cuestionada entre los 32 participantes”; asegura.
El reporte hace eco de los cientos de reproches que ha recibido la FIFA desde 2010, cuando anunció que el emirato había ganado la sede mundialista. “La explotación de la mano de obra inmigrante (incluso en la construcción de estadios), la criminalización de la homosexualidad y la opresión de las mujeres locales están entre los principales problemas”, establece.
El caso Byron Castillo que atormenta a Ecuador
En cambio, la nota sube al carro a Ecuador por la denuncia que hizo Chile en mayo, por la inelegiblidad de Byron Castillo, quien jugó ocho partidos de las últimas Eliminatorias Sudamericanas. El defensor quedó al margen del Mundial por precaución de las autoridades ecuatorianas, pero la teleserie fue bastante más extensa.
Primero, la FIFA rechazó en dos oportunidades la denuncia chilena, que en caso de haberse aprobado pudo marcar la clasificación de la Roja por secretaría a la Copa del Mundo. Sin embargo, a última hora el TAS dictaminó tener convencimiento del origen irregular del jugador, nacido en Colombia en 1995 y no en Ecuador, tres años más tarde.
“Aunque se consideró que la federación ecuatoriana utilizó documentos falsos al registrar a Castillo, se garantizó la presencia de la selección en el Mundial. El único castigo aplicado fue la pérdida de tres puntos en la siguiente ronda”, subraya la publicación brasileña. Lo cierto es que el duelo inaugural perfectamente pudo tener protagonistas más limpios.