Han pasado tres semanas desde el violento asalto en el Mall Plaza Egaña, en la Reina, donde un grupo de sujetos asaltaron la tienda MacOline, desde donde se llevaron especies valuadas en cerca de $60 millones. El hecho generó revuelto, no sólo por la violencia con la que actuaron los sujetos -con balacera incluida- sino porque abrió un fuerte debate entre el gremio de centros comerciales y el Gobierno por la “responsabilidad” de la seguridad.
A fines de enero, la presidenta de la Cámara de Centros Comerciales, Katia Trusich, envió un comunicado donde aseguró que la seguridad es tarea de todos y “sólo la colaboración y el esfuerzo conjunto entre el sector público y privado permitirá enfrentar eficazmente la crisis delictual que afecta al país, de la cual los centros comerciales no estamos ajenos”.
Por su parte, el gerente general de Mac Online, Felipe Maristany, manifestó entonces que como empresa implementan de forma permanente nuevas medidas de seguridad para disminuir este tipo de delitos, pero hoy “estamos frente a delincuentes que no sólo actúan en gran número, sino que además están cada vez más preparados”.
El hecho ocurrió pese a que sólo tres días antes había entrado en vigencia la ley a que obliga a las empresas a bloquear -en un plazo no superior a 24 horas- los celulares nuevos que hayan sido robados desde sucursales, bodegas o procesos de traslados. Esto, con el fin de desincentivar este tipo de ilícitos.
El subsecretario de Telecomunicaciones, Claudio Araya, reconoció entonces que “no tenemos una cifra de la cantidad de teléfonos robados en total”, pero destacó que para avanzar en la medida consideraron la “inseguridad para las personas, porque cuando se produce un robo violento, afecta a la compañía que es robada, pero también afecta a todas las personas que están en el entorno de este robo”.
Modus operandi
Pero, ¿cómo es el actual modus operandi de estas bandas delictuales?, ¿cómo funciona este negocio?, ¿dónde se reducen las especies robadas? Desde la Jefatura Nacional Contra Robos y Focos Criminales de la PDI (Jenacrof), señalan a Emol que si bien el robo a tiendas especializadas en dispositivos electrónicos es algo que viene hace bastantes años, “lo que quizás ha ido cambiando es el modus operandi, en cuanto a la violencia para realizarlo”.
Según explican, años atrás se robaba en estas tiendas durante la noche, donde se hacían forados en las bodegas, o ingresaban a centros comerciales durante la noche; de esta forma, las tiendas de estos equipos se mudaron a centros comerciales para estar, “más resguardadas”.
A raíz de eso, hoy en día las dinámicas utilizadas por estas bandas criminales incluyen “la violencia, sincronizando tiempos de ejecución, huida y vías de escape previamente chequeadas donde algunas veces hay información privilegiada que les permite concretar su acción”.
Agregan que en este último tiempo se ha observado que los delincuentes “roban en estas tiendas de compañías de celulares en horarios y días específicos habiendo incluso clientes en su interior, lo que provoca mayor sensación de inseguridad cuando se cometen estos delitos. En general, se produce un alza también por el crecimiento del mercado de los dispositivos electrónicos y el aumento de la demanda de los mismos”.
Organización de estas bandas
Estas organizaciones, dedicadas al robo de especies valiosas en general, pueden actuar realizando estos robos a pedido. Es decir, “alguien los organiza, éstos roban, otros compran y comercializan en el mercado informal, son delincuentes que se concertan para realizar estos ilícitos”.
Además, se ha observado que en general concurren a coeter el robo en una cantidad numerosa, se demoran poco tiempo, y tienen mucha información disponible: saben cuando llegó la mercadería nueva, dónde están ubicadas las bodegas con los equipos, y lo ejecutan armados.
También utilizan vehículos previamente encargados por robo que dejan abandonado en lugares establecidos previamente para utilizar otros de recambio, y se apoyan con el uso de otros elementos para neutralizar persecuciones (“miguelitos”).
“Es decir hay una planificación completa para llevar a cabo el ilícito, para luego dar paso a la comercialización total de la mercadería a un solo reducidor, o bien, por goteo, ofreciéndonoslos en redes sociales o de voz en voz en el mundo delincuencial”, sostienen desde la PDI.
Asimismo, aclaran que estas bandas criminales no necesariamente tienen los mismos, “pueden haber otros reclutados de otras bandas, todo ello dependiendo del objetivo que tengan y las limitantes que puedan ver para llegar a ese objetivo”.
Reducción de las especies
Una constante en todo negocio -sea ilícito o no- es que prosperará o se mantendrá conforme haya personas dispuestas a comprar la especie que se ofrece. En este caso, el negocio de venta de celulares y aparatos electrónicos en general de gran valor, resulta bastante lucrativo, “pensando que, lo que obtenga el delicuente de la venta del dispositivo de alto valor, es sólo ganancia”.
Desde la PDI aplican que efectivamente estos aparatos se venden en un valor inferior al de mercado, “lo que permite su comercialización de manera más expedita, pero es igualmente rentable; solo debemos observar que es un dispositivo inteligente en la vida actual de una persona, es casi una necesidad básica, es impensable no poseer uno. Actualmente las transacciones bancarias, compras, aplicaciones de transporte, alimentación, hasta relaciones sociales, todo se realiza desde estos equipos”.
En cuanto a la comercialización, ésta puede ser de manera física o virtual, pero evidentemente todo de manera informal, “ya que no se puede acreditar el origen a quien exija un comprobante de venta por ejemplo, por eso se habla del mercado delictual de bienes robados. Se comercializan en internet, ferias persas, avisos de todo tipo, por datos, etc.”, agregan.
Fuente: Emol