Este sábado, en un nuevo episodio de Te paso a buscar, su conductor Pancho Saavedra llegó a la casa de Gastón Maluenda, más conocido como el “Tachuela grande”, en la comuna de La Pintana.
Con él recorrió las calles de Santiago para conversar sobre su vida personal, sus luces y sombras y su trayectoria profesional en el circo más famoso de Chile.
La primera confesión que el invitado le realizó a Pancho es que él prefiere vivir en su circo ambulante, ya sea en la carpa o en un motorhome, por lo que declaró “para mí, mi vida es el circo”.
Además, contó que hace muchos años dejó de usar animales en el circo, a pesar de que existe una ley que lo permite.
Aún así señaló que “los tiempos van cambiando y uno tiene que adaptarse a los tiempos y a los niños”.
La historia de amor de Tachuela grande con su esposa
Luego, presentó a su esposa, con la que lleva 51 años de casado y con quien tuvo cinco hijos. Esos hijos le han dado 17 nietos.
Relató que se conocen desde niños porque la mamá de ella se crio con los padres de él y cuando crecieron nació el amor entre ambos.
“Voy a trabajar al circo de su familia y veo que ya no era una niña… Era contorsionista, tocaba la batería, era saltadora en motocicleta y hacía malabares. Era la mujer de goma”, señaló.
Gastón Maluenda recordó que cuando habló con su suegro porque quería pololear con su hija, a él no le gustó para nada la idea, por lo que llevaron una relación a escondidas.
Ambos viajaron a trabajar a un circo en la ciudad de Talca, siendo menores de edad. Luego, fueron a Puerto Natales y con la autorización de la madre de Gastón se casaron.
Con el paso del tiempo el “Tachuela grande” se ganó el cariño de su suegro.
Los difíciles inicios de Gastón Maluenda
Ya sobre el Ford Falcon rojo, el invitado le contó a Saavedra sobre la precaria vida que se llevaba en los circos cuando él era pequeño.
En general, los payasos vivían el día a día sin preocuparse del futuro, “eran irresponsables”.
En relación con esto, recordó a su padre, el famoso “Tony Tachuela”, quien falleció cuando él tenía 17 años, por lo que se hizo cargo de su familia, sin tener nada de dinero, solo el legado de su progenitor.
En tanto, mencionó que la primera vez que trabajó de payaso en el circo fue para el debut de una función a la cual su padre no llegó.
Su mamá lo maquilló y lo hizo entrar al escenario, “porque un circo sin payaso, en esa época, era un circo sin alma” y agregó que “salió una bailarina y yo por atrás a ‘tonearla’, que es cuando el payaso sale detrás del artista a hacer payasadas, eso hice yo”.
Gastón reflexionó sobre la generación de su padre, el “Tony Tachuela” y sus compañeros, todos eran irresponsables, por lo que él tuvo que hacerse cargo de su madre, sus hermanos y comenzar a trabajar desde niño.
A los 14 años, Gastón, junto a su hermano Agustín y la ayuda de su progenitora, comenzaron con “El Circo de Los Maluenda”. Ya a los 17 años, cuando muere su padre, el ‘Tachuela grande’ ya era el jefe de la familia.
Gastón Maluenda y su hermano conocieron al Papa
Uno de los momentos memorables que recordó Gastón Maluenda fue el viaje que realizaron, junto a su hermano, al Vaticano.
“Nos llegó la invitación para que estuviéramos con el Papa Juan Pablo II, llegamos allá y fue maravilloso”.
Mencionó que llevaron la ropa de payaso solo para sacarse una foto en la Plaza de San Pedro, sin embargo, por un sorteo, fueron escogidos entre todos los invitados para ser los interlocutores de la visita.
Cuando llegaron para la presentación al Papa, les pidieron que no hicieran la rutina, por el estado de salud de Juan Pablo II, pues debido a su edad cuidaban que no sufriera emociones.
“El Papa entró en su silla y a los primeros que miró fue a nosotros y saludó con su manito”, declaró el artista.
El show preparado para el líder del Vaticano eran unos italianos que durante su rutina se cayeron. Fue aquí que Gastón los ayudó y comenzó a hacer su rutina junto a su hermano, siendo muy aplaudidos por todos, sobre todo por el entonces Papa.
Recordó sus inicios y por qué lo bautizaron como Tachuela
Pancho Saavedra le dio una sorpresa a su invitado, al llevarlo al Teatro Caupolicán, el lugar que marcó los comienzos de Gastón como “Tachuela” y de muchos otros comediantes.
“El sueño de todos los artistas era llegar algún día al Caupolicán”, confesó el mayor de los Maluenda.
También en estos asientos relató porque fueron bautizados como los “Tachuelas”, siendo que su hermano Agustín era “Pastelito” y él era el “Tachuela”.
En este mítico teatro santiaguino, Gastón recordó que en sus inicios y cuando les ofrecieron trabajar en este recinto, le quiso hacer un reconocimiento a su progenitor, quien era el “Tony Tachuela”, y en su honor fueron bautizados profesionalmente como son conocidos hasta el día de hoy, considerados la dupla de payasos más famosa y galardonada de Chile.
Una de las situaciones más difíciles que le tocó vivir al conocido payaso fue cuando se separó de su hermano menor, debido a que este quería ayudar a su hijo “Pastelito” con un nuevo circo.
“En la última función tenía sentimientos encontrados, cuando sale el hijo de mi hermano, al cual adoro, y lo veo que está llorando arriba de la cámara elástica, ahí me quebré”, narró.
La separación con su hermano y compañero de trabajo lo llevó a guardar su peluca y no maquillarse más la cara.
Una bella sorpresa
Al final de la jornada y dentro del legendario Teatro Caupolicán, comenzó a sonar una tradicional música circense, pues las nietas y nietos de Gastón Maluenda quisieron estar presentes para hacerle un sentido homenaje, con su arte, a su querido abuelo.
Visiblemente emocionado, “Tachuela grande” vio llenarse el escenario, primero con sus nietas y nietos y luego sus hijos, sobrinos, primos y hermanas.
La familia no quiso estar ausente de saludar al mayor de los Maluenda. El mismo que logró mantener el legado de su padre, el “Tony Tachuela”, y unir a toda la familia en torno al gran circo.
Para terminar, este noble invitado recibió cariñosos saludos grabados. El primero fue el de su hermano menor, “Tachuela chico”, quien estaba en la Región del Biobío.
El segundo fue nada menos que de Mario Kreutzberger, quien le recordó a Gastón las variadas anécdotas que vivieron juntos y el gran cariño que le tiene.
Fuente: Página 7