El supuesto hecho ocurrió este lunes, durante el partido entre Universidad de Concepción y Santiago Wanderers, disputado en el estadio Ester Roa. Al final del duelo, el jugador africano Job Bogmis fue consolado por Carlos Muñoz, atacante caturro.
Una grave denuncia remece a la Primera B del fútbol chileno. El hecho ocurrió la noche de este lunes, durante el partido entre Universidad de Concepción y Santiago Wanderers, que se disputó en el estadio Ester Roa Rebolledo. ¿La víctima? Job Bogmis, delantero camerunés del equipo del Campanil.
El africano salió del camarín al borde del llanto. Y no porque el conjunto penquista cayera por 0-2 ante los caturros, sino por un supuesto episodio de racismo que asegura haber sufrido en las postrimerías del encuentro, de parte de un futbolista rival.
“No me caliento mucho en la cancha, pero hay cosas que molestan. Son cosas difíciles cuando un rival te dice ‘negrito’. Por eso me molesté”, declaró el atacante, tras el partido, al Diario Concepción. De hecho, en los últimos minutos de aquel compromiso, el jugador le reclamó airadamente al árbitro, pero el motivo de su reacción no estaba claro.
“Fue (Pablo) Corral”, acusó directamente Bogmis, apuntando al volante formado en Universidad Católica, con pasos por Deportes La Serena, Deportes Puerto Montt, San Marcos de Arica y Deportes Antofagasta, y que hoy milita en el cuadro porteño.
“El árbitro me dijo ‘después lo vamos a revisar’ y me pedía tranquilidad. Son temas en los que hay que meter un punto y que ciertas cosas se acaben. Yo sé que no soy de este país, pero uno se tiene que sentir bien en todos lados. Somos todos humanos. Para mí es un tema discriminatorio que me molesta mucho. Somos todos humanos que jugamos para nuestras familias, nuestros amigos y nuestros sueños. Uno se tiene que focalizar en eso en vez de gritar ciertas palabras”, agregó el ariete del Campanil.
Una vez finalizado el encuentro, Carlos Muñoz, delantero wanderino se acercó a consolar a Bogmis, cuando todavía estaban en la cancha. El asunto no quedó ahí, ya que los ánimos estaban calientes, por lo que hubo ásperos diálogos entre los jugadores de ambos equipos camino a los vestuarios.
El camerunés desclasificó lo que ocurrió en esos momentos. “Corral no me pidió disculpas ni nada de eso. Uno de ellos se acercó, no sé quien era, me preguntó lo que pasó y me dijo ‘disculpas, hermano, estas cosas no pueden pasar’. Pero Corral no. Me duele esto. No estoy en mi país, pero me debo sentir libre donde sea. Lo bueno es que tuve el respaldo de mis compañeros. El resto de jugadores tienen acá a sus familias, al contrario mío. Son palabras que duelen. Nunca había vivido eso, nunca me había pasado. Hay que sacar ese tipo de cosas”, lamentó el artillero de 22 años.
Finalmente, concluyó: “Tengo a mi familia lejos. Uno vuelve a la casa y no tiene a su mamá al lado. Obvio tengo compañeros, pero falta esa familia, hermana o hermano que te tranquilicen. Lo hacen por teléfono, pero no es lo mismo que tener esa persona al lado tuyo, pero sé que cada sueño tiene un sacrificio y después viene la recompensa. Lo primero es sacar a la U de Conce del momento en que está”.
Fuente: La Tercera