Nadie escribió. Al mediodía del domingo pasado el chat del Socialismo Democrático -en el que participan los presidentes del Partido Socialista, PPD, Partido Radical y el Partido Liberal- permanecía en silencio hasta que Natalia Piergentili, del PPD, tomó la palabra. Eran las 12.21 horas.
“Queridos amigos. Supongo habrán leído mi entrevista en La Tercera. Me importa decirles que creo que estuve mal, muy mal en la forma (me mandé un Antonia Urrejola), pero creo que la reflexión de fondo me sigue haciendo sentido. Espero podamos hablarlo, ya que no quiero perjudicar nuestra voluntad de diálogo y de alianza robusta”, les escribió, comparando su error con las salidas comunicacionales de la excanciller.
El resto de los presidentes del Socialismo Democrático estaban listos para responder, porque esa mañana recibieron muchos llamados de sus parlamentarios y dirigentes para criticar la entrevista que había dado Piergentili en LT Domingo, a propósito del fracaso de las listas del oficialismo en la elección del Consejo Constitucional el 7 de mayo (solo lograron 16 escaños, ninguno de la lista del PPD).
“Si les quieres seguir hablando a los monos peludos, al 30%, a les compañeres, no creo que tengas ganas de hacer autocrítica”, había dicho Piergentili, apuntando al núcleo duro del voto de Apruebo Dignidad, la coalición socia en el oficialismo y con la cual ha costado forjar una relación.
En un contexto en el que el Frente Amplio –la coalición del Presidente Gabriel Boric– busca reimponer sus términos, luego de tener mejores resultados en la elección, e insistir en la ejecución de su programa a días de la cuenta pública del 1 de junio, que por lo demás está a cargo del jefe de asesores, Miguel Crispi (RD), las palabras de Piergentili cayeron pésimo dentro de un Socialismo Democrático que se encuentra en su peor momento desde que asumió el gobierno. De hecho, para los líderes del Frente Amplio la derrota electoral -en la que el PS y el PPD fueron divididos- fue vista como un golpe duro para aquella reivindicación de los 30 años de la Concertación que tanto les habían sacado en cara durante su gestión.
La senadora Paulina Vodanovic, presidenta del PS, fue la primera en responder en el chat el domingo: “El titular es terrible. Tengo a mis bases incendiadas”.
Luego, la dirigenta del PPD respondió: “Fue como lo de la “lista del indulto”. Piergentili hacía referencia a la frase acuñada por el exsenador Guido Girardi -uno de los hombres más influyentes de su sector-, cuando los partidos estaban en etapa de definición estratégica para las candidaturas a consejeros constitucionales.
La breve interacción en el chat el domingo pasado fue un reflejo de lo que es hoy el Socialismo Democrático, coalición que nació luego de la elección del Presidente entre algunos partidos de la ex Nueva Mayoría que apoyaron su campaña y luego se sumaron al gobierno. El nombre lo pusieron entre el ahora ministro Álvaro Elizalde (PS) y el expresidente del Partido Liberal Patricio Morales -de hecho, fue él quien creó el chat meses después, el 11 de junio de 2022- y hace referencia a un concepto acuñado por Eugenio González, fundador del PS, en 1953.
La alianza fue tomando un lugar cada vez más importante en La Moneda luego del fracaso del primer proceso constituyente el 4 de septiembre, y las incorporaciones que sumó el gobierno después: la ministra Carolina Tohá (PPD), en Interior, y Ana Lya Uriarte, en la Segpres, quien luego fue reemplazada por Elizalde (PS).
Pero más allá del peso personal que tienen hoy figuras como los ministros del comité político, la articulación del Socialismo Democrático, como alianza de cuatro partidos, se encuentra en punto muerto. El mejor ejemplo de la crisis del Socialismo Democrático es que los cuatro presidentes no han tenido una reunión formal de coalición en el último mes y los encuentros se limitan a ser bilaterales -incluso hay algunos que han tenido un diálogo más fluido con la DC luego de la elección (el grupo de WhatsApp de Todo por Chile no se ha borrado)-.
Las pocas interacciones entre las directivas son coordinaciones formales y ni siquiera la foto del chat está actualizada con quienes lo integran hoy, ya que aparecen Alberto Robles (PR) y Patricio Morales (PL), que ya no figuran en las directivas de sus partidos. A este último, cercano a Elizalde, algunos integrantes de la coalición reconocen que se le extraña por la llegada directa que tenía con el Mandatario, pero su salida, luego de que Boric decidiera remover al único ministro liberal del gabinete, dejó a su partido en una posición compleja. Es más, el nuevo presidente, Juan Carlos Urzúa, se restó de uno de los encuentros con ministros en la casa de Carolina Tohá al no tener presencia en la primera línea, y le ha escrito varias veces al jefe de gabinete de Boric, Carlos Durán, esperando compensación.
“Un comité político más”
El martes 9 de mayo, dos días después de la derrota electoral, el PS organizó un espacio de catarsis en el Congreso. Fue una cena en la Cámara Alta en la que participaron ministros como Carlos Montes, de Vivienda, y Jessica López, de Obras Públicas; subsecretarios como Manuel Monsalve, y también senadores -como la presidenta del partido, Paulina Vodanovic- y algunos diputados.
“Se comprobó que la tesis del PPD estaba equivocada”, dijo uno de los parlamentarios. Varios coincidieron en que si bien los resultados no eran pésimos para ellos y su lista, la abultada victoria del Partido Republicano -que se quedó con 22 escaños- los obligaba a hacer una autocrítica grande, pero también un fuerte llamado a la unidad (“somos los más oficialistas”, dicen habitualmente en la bancada de diputados del PS).
En ese sentido -y sin saber lo que vendría después con Piergentili-, la solicitud del gobierno fue que nadie saliera a sacar cuentas a partidos de la misma coalición, porque el cónclave del día siguiente era el momento para sincerar esas opiniones.
El PPD vivía un momento más tenso. Pese a la derrota de su lista, la comisión política decidió respaldar a la directiva, aun cuando esta puso su cargo a disposición.
Pero también tenían que dar la cara ante el resto del oficialismo en Cerro Castillo. Por eso, al Presidente le molestó tanto que Piergentili no asistiera a la cita por estar una semana en México por compromisos personales, de la que había avisado a Carlos Durán y la ministra Tohá con anterioridad.
“No puedes no estar”, le dijo Boric a la timonel del PPD, y le reclamó por la presencia del secretario general, José Toro Kemp, en su reemplazo.
Pese a todo, el cónclave estuvo lejos de estar tenso. E incluso en el PPD le quitaron relevancia a lo conversado en la jornada: “Fue un comité político más, no hubo conclusiones, se analizaron los resultados, se analizó lo que viene, se puso énfasis en que la unidad de las dos coaliciones no se decreta, se construye, pero que se requiere coordinación de las dos coaliciones de gobierno y eso no ocurre… Que hay que mejorar la gestión del gobierno y que hay que responder a las necesidades de las personas que no estamos respondiendo. Eso creo que es un resumen. Hasta la próxima reunión de mesa”, fue el reporte de José Toro al WhatsApp de sus pares de la directiva.
Pero lo de “la unidad no se decreta, se construye” duró poco. Días después, Piergentili saldría a deshacerse en disculpas por su entrevista.
La misma tarde del domingo la ministra Tohá le escribió a la presidenta de su partido un duro mensaje, haciéndole ver la magnitud del error que había cometido.
Al día siguiente, Piergentili tuvo que dar explicaciones con los partidos, en el comité político y también con la mesa del PPD. “Eres la responsable del mal resultado del 7 de mayo”, le dijo el tercer vicepresidente Gonzalo Pinto, una de las voces que ha respaldado al gobierno en la mesa. Todo se selló con una carta pública del partido.
Pero no duró mucho, porque no había terminado de controlarse el daño causado cuando la cuarta vicepresidenta, Paz Suárez, volvió a incendiar la pradera:
“(La ministra) se puede enojar si quiere, finalmente, todo el PPD en algún momento se enojó con ella por el tema SQM, así que que se enoje lo que quiera”.
Federación común
La declaración de Suárez desató la ira de todo el oficialismo. Mientras en Apruebo Dignidad y en el PS se mordían la lengua para no salir a sacarle cuentas al PPD luego de la elección, fue el mismo partido el que generó todas las polémicas posteriores y el que desvió el foco que el gobierno pretendía darle a sus logros en la antesala de la cuenta pública.
La mañana del miércoles varios parlamentarios del PPD llamaron indignados a Piergentili.
“¡Tienen que evaluar su salida de la directiva!”, le dijo, al teléfono, el diputado Jaime Araya, quien también le escribió a Tohá para entregarle apoyo.
La decisión de la mesa fue denunciarla al Tribunal Supremo, que el viernes zanjó la suspensión indefinida de Suárez de su cargo hasta que se adopte una definición.
Aprovechándose de eso, el diputado Juan Santana (PS) -uno de los tantos socialistas que salieron a respaldar a la ministra- incluso le abrió las puertas del partido a Tohá, a través de un tuit.
Pese a que en la interna en la directiva del PS le restaron peso a dicha invitación, sí hay un fondo que es compartido: que hace un tiempo el concepto de dos almas poco tiene que ver con grupos de partidos y más con quienes realmente son oficialistas y quienes no. Y es ahí donde el PPD entra en un punto intermedio, y el PS, lo han sostenido en reiteradas ocasiones, no discute su compromiso con Boric.
En esa línea, hay militantes del PPD que han decidido tomar una postura “pro Boric” y seguir la línea de Tohá. En ese listado están Adriana Delpiano -quien tiene contacto directo con ministros de Apruebo Dignidad-, Nicolás Eyzaguirre, Francisco Vidal y el senador Ricardo Lagos Weber, quienes incluso han puesto en duda el futuro del partido en algunas reflexiones.
Ellos son los representantes del partido que tienen un vínculo más directo con el oficialismo y también con dirigentes del Partido Socialista, que ha capitalizado su peso en La Moneda. Sin ir más lejos, Paulina Vodanovic es la presidenta del Socialismo Democrático que habla más seguido con el Mandatario.
En el Congreso la sensación es similar. En la bancada socialista los diputados dicen que se sienten más cómodos con sus pares del Frente Amplio y que el Socialismo Democrático -en la práctica- nunca existió en el Parlamento. No había coordinación, nunca hubo reuniones, ni almuerzos, como se acostumbra.
En todo caso, hay quienes ponen mesura. Así lo resume un presidente del Socialismo Democrático:
“Finalmente, los que de verdad mandan y tienen poder en los partidos son Girardi y Elizalde. Hablan casi todos los días y no van a querer que la centroizquierda muera”.
En esas conversaciones también se han evaluado ideas para reinventarse, como la alternativa de crear una Federación Social Demócrata -de la que Girardi es partidario- que agrupe a esos partidos y les permita seguir operando para mantener vigentes sus ideas. Así se planteó ayer en el Consejo General del partido, en el que también se ratificó el compromiso con el gobierno y se buscó mejorar la articulación del Socialismo Democrático. Además se hizo un llamado a enfrentar las próximas elecciones municipales en unidad entre todos los actores oficialistas.
Pero nada está zanjado. Las voces más autorizadas del PS han llamado a esperar que el PPD resuelva sus problemas internos para adoptar una decisión. Y eso dependerá de quien tome las riendas del partido.
Fuente: La Tercera