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Cómo una cancha de pádel arruinó un sector de la playa de Reñaca

¡Nos estamos quedando sin playas! Así de grave son las consecuencias de no regular las actividades que realizamos en nuestra costa, incluyendo proyectos inmobiliarios, ocupación irregular y otros desarrollos productivos sin gestión integrada, que hoy agravan una situación muy riesgosa para nuestro futuro: el 86% de las playas en Chile presenta erosión, con retrocesos de hasta 4 metros años en el litoral central.

Esta semana las imágenes de la concurrida playa de Reñaca, tras los eventos de marejadas registradas en las últimas semanas, evidencian la clara disminución de la arena, forma de medialunas que se vinculan a corrientes de resaca, muy peligrosas para el uso recreativo, justo en el sector donde durante el verano se levantó una cancha para deportes interviniendo artificialmente un ecosistema ya erosionado.

El peligro de intervenir playas erosionadas, como la playa de Reñaca donde se instaló una cancha de pádel

Desde un punto de vista científico no es recomendable intervenir playas erosionadas, ya que el movimiento de arenas, el uso de maquinaria, la incorporación de áridos, causa un grave daño ecológico al alterar su morfodinámica.

Cabe destacar que esta playa en participar también se ‘abastece’ del estero de Reñaca para regenerar su arena, sin embargo, aún está en la espera de su declaratoria como humedal urbano para su protección.

Mientras esperamos una Ley de Costas que permita proteger estos ecosistemas mediante una gestión integrada de Áreas Litorales, todas las iniciativas que atenten con la “buena salud” de la costa, solo pueden desencadenar más erosión en las playas, más desembocaduras de ríos que comiencen a desaparecer y otras manifestaciones, que a largo plazo, pueden significar grandes desastres de mediar fenómenos naturales como los tsunamis.

Pese a este sombrío escenario, hoy se ciernen nuevas amenazas sobre los ecosistemas costeros: una propuesta de Ley surgida en los gobiernos de Sebastián Piñera va en la dirección contraria de lo que proponemos en la Ley de Costas y se encuentra también en discusión en el congreso. Se trata del Proyecto de Ley “De Administración del Borde Costero y Concesiones Marítimas” (Boletín 8467-12).

Y Reñaca es solo uno de muchos casos. A este panorama se suman los efectos en Algarrobo, donde la destrucción de la infraestructura registrada durante la última semana costera representa también un peligro para las personas.

Y escenas similares se repiten a lo largo del país. Para asegurar la preservación de nuestras costas se requiere una ley que garantice un uso sustentable y una gestión integrada de Áreas Litorales, que permita adaptarnos a fenómenos como el aumento del nivel y las marejadas, entre otros causados por el cambio climático y que se ven exacerbados por la actividad del ser humano.

FUENTE LA TERCERA

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