Ángela Garretón Sánchez
Académica de Pedagogía en Educación Diferencial, Prufodis, U. Central
La importancia de los estilos de crianza en familias cuyos hijos o hijas, con o sin una situación de discapacidad, repercuten directamente en el desarrollo de cada uno de ellos de manera integral, sobre todo en aspectos tan relevantes y transversales como son: la autonomía, la afectividad y la sexualidad, entre otros.
Ad portas de vivir una fiesta del deporte en nuestra ciudad junto a los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos 2023, en la que más de 1.900 atletas de todo el continente se darán cita, se presenta una valiosa oportunidad para visibilizar y favorecer la inclusión en nuestro país. El alto desarrollo técnico y deportivo que veremos, es el reflejo de un arduo proceso de autonomía y desarrollo de habilidades conceptuales, prácticas y sociales, que han sido inculcadas por su familia y un entorno de apoyo.
¿Cómo podemos potenciar el rol de los padres, madres y familias en la crianza, adquiriendo una permanente aceptación de la discapacidad que permita un mayor desarrollo y autonomía de sus hijos o hijas?
En educación diferencial, hablamos de los diferentes estilos de crianza, siendo el “sobreprotector”, el menos favorecedor, pues se muestra un exceso de cuidados por parte de los padres a hijos e hijas, que conlleva una carga afectiva y emocional, en la que se tiende a controlar; muchas veces, excusándose en las intenciones de cuidar su seguridad.
Los estilos de crianza repercuten fuertemente en la autonomía personal y todo lo que incluye. En el proceso educativo ocurre algo similar; se espera que a lo largo de su formación y egreso de la Enseñanza Media y/o con talleres laborales, las personas cambien, abordando la aceptación de la condición de discapacidad de su hijo o hija; y la adquisición de herramientas de apoyo que favorezcan el desarrollo de habilidades, mediante oportunidades y creación de espacios para realizar actividades de manera autónoma y con ello, adquirir estilos de crianza más democráticos.
Sin embargo, en el último tiempo, los estilos de crianza en familias con hijos o hijas con discapacidad intelectual y del desarrollo, mantienen en general, el estilo sobreprotector o permisivo, que tienen su origen en un “duelo no resuelto” de los padres, sentimientos de culpa, miedo a las críticas y protección al hijo o hija “más débil”.
Como docentes especialistas, nuestro rol es entregar apoyo y ser una guía para las familias que estimulan su independencia y desarrollo autónomo. Aprovechemos entonces esta visibilidad que nos entregan los Juegos Parapanamericanos, admiremos su determinación, fuerza y aceptemos como sociedad que la discapacidad es circunstancial e inherente a la condición humana.