El presidente de la ANFP tuvo que abandonar rápidamente el estadio.
La final por el oro en el fútbol femenino de los Juegos Panamericanos entre Chile y México tuvo un trasfondo inusual por la obligación de poner una jugadora de campo en el arco nacional. Y eso en el ambiente que rodeó el encuentro se palpó desde la entrada en calor.
La disputa por las medallas pasó casi a un segundo plano ante la incógnita por saber quién atajaría, y cómo se sería el desarrollo del encuentro ante el insólito hecho. Acá algunos hechos que marcaron el antes, durante y después del duelo.
Urrutia titular y el apoyo incesante del público
Desde que se conoció que María José Urrutia sería la encargada de ocupar el arco chileno, se sabía que la salida para realizar la entrada en calor sería un momento particular. Todo el estadio se volcó con la delantera de Colo Colo, coreó su nombre y celebró hasta sus atajadas en los movimientos precompetitivos. Durante el encuentro, cada centro cortado o tiro bloqueado se festejó casi como un gol.
La atacante de Colo Colo también contó con el sostén de sus compañeras y del cuerpo técnico. En particular se observó preocupación desde la banca en los primeros minutos por señalarle que se adelantara cuando Chile se paraba en campo rival, o de calmarse cuando le tocara jugar con los pies. Al final, tuvo la aprobación de todo el plantel.
La imagen que marcó
Con sorpresa se vivió desde el borde del campo de juego el gesto de protesta que tuvieron las jugadoras chilenas al sentarse durante unos segundos una vez sonó el silbato inicial.
Si bien el momento estaba pauteado con sus rivales, en el estadio no se esperaba y sacó varios aplausos en las tribunas por el simbolismo que transmitió. “Nos quitaron muchos momentos de felicidad”, expresó con un aire de tristeza Daniela Zamora, que portó la jineta de capitana en la final.
Milad, entre pifias y abucheos en la salida
El presidente de la ANFP dio unas breves declaraciones en el Estadio Elías Figueroa donde habló de ‘bochorno’ y asumió la responsabilidad por el papelón en los Juegos Panamericanos. Aunque también apuntó hacia otras personas y señaló que habrá determinaciones en la reunión de directorio de la Federación.
Tras sus dichos, Milad emprendió rápidamente hacia la salida del recinto. Se subió a su vehículo particular, escoltado por algunos acompañantes, y salió ante la completa desaprobación del público que aún estaba esperando la salida de las jugadoras en la entrada principal del estadio. Le gritaron y lo abuchearon.
El respeto de la hinchada y la felicidad por “Fiu”
El público no se movió del estadio hasta la premiación de las jugadoras con la medalla de plata. Se llevaron una tremenda ovación y el cariño de la gente que llegó en masa al estadio.
Y hubo un momento que marcó la entrega de preseas. La entrega a cada una de “Fiu”, la mascota de los Panamericanos. Las jugadoras estaban felices al recibir el peluche y lo compartieron con los hinchas.
Arropadas por sus familiares
Con un sabor agridulce se celebró la obtención de la medalla de plata en la selección nacional. Una situación lógica por haber estado obligadas a improvisar una portera, lo que limitó las posibilidades de conseguir el título panamericano.
Aún así, las seleccionadas valoraron la presea y quisieron olvidarse por un momento de los inconvenientes en compañía de sus familias, que pudieron ingresar a la zona de vestuarios para arropar al equipo. Además, muchos de ellos tuvieron ubicación preferencial en las tribunas ya que estaban situados justo detrás del banco de suplentes durante el partido.
Fuente: Emol