- Un informe de la AIE precisa que la región podría cubrir su demanda de energía con fuentes renovables hacia 2030.
La riqueza en recursos energéticos de América Latina y el Caribe, que va desde la energía hidroeléctrica hasta el gas no convencional, y atraviesa también una amplia riqueza de minerales críticos, ubica a la región como un jugador estratégico para la transición global a fuentes de generación renovables.
A esta conclusión llegó la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés), al señalar que también existe un potencial significativo para un mayor desarrollo de la bioenergía y de los recursos solares y eólicos de alta calidad en la región, con la posibilidad de cubrir la demanda energética total con fuentes renovables hacia 2030.
“Los recursos de América Latina y el Caribe y la experiencia en su desarrollo (desde energías renovables de alta calidad hasta petróleo y gas y minerales críticos) podrían hacer contribuciones importantes a la seguridad energética global y las transiciones a energías limpias con los paquetes de políticas adecuados, además de impulsar la propia transición de la región y generar importantes beneficios para las economías locales después de una década de lento crecimiento”, indicó el organismo en su primer análisis detallado de la región, Latin America Energy Outlook.
Así mismo, se reconoce que LatAm ya tiene uno de los sectores eléctricos más limpios del mundo, con energías renovables, encabezadas por la energía hidroeléctrica, que generan el 60% de la electricidad de la región, el doble del promedio mundial, mientras que algunos de los mejores recursos eólicos y solares del mundo se pueden encontrar en Brasil, México, Chile y Argentina.
Altas inversiones y políticas públicas son necesarias
Para cumplir con las metas de reducción de emisiones de carbono que se han propuesto los países de la región, e influir en la transición global, se calcula que la inversión debe crecer de manera sustancial, logrando una financiación de proyectos de energía limpia que debe duplicarse hacia 2030 y llegar a los US$150.000 millones y quintuplicarse de aquí a 2050.
“Los países de la región ya tienen una ventaja en materia de transiciones seguras y sostenibles hacia la energía limpia. Apoyarse en estas transiciones impulsaría el crecimiento de las economías locales y colocaría al sistema energético mundial sobre una base más segura”, dijo el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol.
Pero se advierte también la necesidad de enfocar la transición energética en las personas, garantizando que los hogares puedan acceder a energía moderna con precios asequibles. Alrededor del 3% de la población (17 millones de personas en la región) carecen de acceso a la electricidad y el 11% (74 millones) no tienen acceso a opciones limpias para cocinar.
La energía asequible sigue siendo una preocupación clave: una transición más rápida a tecnologías de energía limpia reduce los costos de la energía para los hogares, lo que facilita poner fin a los subsidios a los combustibles fósiles, pero es probable que los grupos de ingresos más bajos necesiten apoyo con los costos iniciales más altos de algunas tecnologías limpias.
“Nuestro informe muestra que la formulación de políticas de apoyo y la cooperación internacional son esenciales para garantizar que la región pueda aprovechar al máximo su notable potencial energético”, añadió Birol.
El petróleo debe seguir siendo protagonista
En el recuento del informe, se aclara que dieciséis de los 33 países de la región se han comprometido a alcanzar emisiones netas cero para mediados de siglo o antes, pero según las políticas actuales, se prevé que la región seguirá utilizando combustibles fósiles para satisfacer una gran parte de sus necesidades energéticas, especialmente para el transporte por carretera, mientras que el progreso en las transiciones a energías limpias seguirá siendo limitado.
“El informe encuentra que si se cumplen las promesas anunciadas por los países, América Latina y el Caribe verán que las energías renovables cubrirán toda la nueva demanda de energía en esta década”, lo que permitiría que las exportaciones de petróleo aumentaran en casi 2 millones de barriles por día para 2030, diversificando la oferta global y aumentando los ingresos de los países productores.
Los recursos renovables competitivos también impulsarían la producción de hidrógeno de bajo costo y bajas emisiones, lo que puede ayudar a descarbonizar la industria pesada y el transporte de carga a nivel nacional e internacional. Al tiempo, la producción de biocombustibles aumentaría y los ingresos a largo plazo provenientes de minerales críticos se duplicarían a casi US$200.000 millones, superando los de los combustibles fósiles Los recursos clave para apoyar la transición global.
Brasil, México, Argentina y otros países como Colombia son importantes productores de petróleo y gas. Algunos productores enfrentan una disminución de la producción, como Venezuela, mientras que otros están viendo un aumento de nueva oferta, como Guyana. Así mismo, Colombia es el principal proveedor de carbón de la región, y Chile, Perú, Argentina y Brasil producen grandes volúmenes de minerales críticos como litio, cobre y grafito.
Estos últimos minerales son claves en la transición energética. En cuanto al litio, un mineral clave para la movilidad de los autos eléctricos, América Latina posee el triángulo de reservas conformado por Argentina, Bolivia y Chile. Datos consolidados por el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) a 2021, mostraron que cuatro países a nivel mundial abarcaron el 96% de la producción de litio del mundo. Entre ellos, Chile con 28.300 toneladas y Argentina con 5.970 toneladas.
“La región es muy importante para la producción de minerales que son componentes esenciales de muchas de las tecnologías de energía limpia de rápido crecimiento actuales: cuenta con alrededor de la mitad de las reservas mundiales de litio y más de un tercio de las reservas de cobre y plata. El suministro de electricidad limpia de la región sienta las bases para la extracción y el procesamiento sostenibles de estos materiales”, precisó la AIE.
Los excelentes recursos de energía renovable en la región significan que ALC tiene el potencial de convertirse en un importante productor y exportador de hidrógeno de bajas emisiones “y combustibles a base de hidrógeno para 2050″.
Por último, se hizo énfasis en que la inversión en tecnologías de energía limpia debe trasladarse también a la agricultura y el cambio de uso de la tierra, que representan respectivamente el 25% y el 20% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero en Latinoamérica.
Fuente: Bloomberg