El dólar está sufriendo una de las alzas de precio más grandes registradas, empezando la semana por sobre los $970 y llegando a una cifra que no se veía desde octubre de 2022, un año que rompió con todos los registros históricos en medio de una pandemia inflacionaria que golpeaba al mundo.
De hecho, en julio de 2022 el dólar en el mercado cambiario local marcó un hitó al superar por primera vez la barrera de los $1.000. Ante esto, el Banco Central reaccionó e intervinó inyectando dólares al mercado a través de un programa de ventas para obligar una baja en el precio de la divisa, algo que ocurre muy excepcionalmente en un sistema de tipo de cambio flotante como el chileno, y que tenía como antecedente lo sucedido tras el estallido de 2019.
Ahora la posilibilidad vuelve a asomarse, cuando el fantasma de los $1.000 acecha con fuerza.
En lo que va del año el dólar ha saltado casi $100, y son principalmente factores externos los que están ejerciendo fuerzas alcistas sobre el tipo de cambio a nivel local. De hecho, el principal factor -dicen los expertos- es uno: las proyecciones de un menor diferencial de tasas entre Estados Unidos y Chile. Esto, luego de que el Banco Central de Chile recortara la tasa de interés en 100 puntos base y anunciara que la llevaría a su nivel neutral en el segundo semestre, mientras que la Reserva Federal (Fed) rompió las esperanzas de que el inicio de los recortes sea pronto.
A ello se suma el mal desempeño que ha mostrado el cobre, que cotiza muy por debajo del nivel de los US$4 la libra, lo que implica que entren menos dólares a la economía. Ello, producto de la debilidad que ha mostrado la economía de China, principal consumidor del metal rojo en el mundo.
Es por ello que han surgido interrogantes sobre las herramientas disponibles para darle aires bajistas al dólar en el país. Al respecto, Emol consultó a Gonzalo Muñoz, analista de mercados de XTB Latam, quien dijo “no parece muy necesaria una intervención intensa por parte del Banco Central para controlar el aumento del dólar”.
De esta forma, puso paños fríos al escenario e indicó que “las proyecciones derivadas de la reciente Encuesta de Expectativas Económicas (del Banco Central) sugieren que, en un plazo medio de 11 meses, el tipo de cambio podría situarse en los $850 por dólar”.
Ante las posibles consecuencias que acarrea la subida del dólar, comentó que “aunque un incremento del dólar hacia los $1.000 tendría como principal consecuencia el encarecimiento de la canasta básica, ampliando el mínimo necesario para cubrir las necesidades básicas y alimenticias, las medidas de estímulo implementadas por el Banco Central (recortes a la tasa de interés) podrían atenuar este efecto”.
Mientras que Ricardo Bustamante, subgerente de estudios de Capitaria subrayó que “si bien la entidad monetaria (Banco Central) no posee un nivel explícito de intervención, con una cotización del dólar que supere los sicológicos $1.000, podríamos ver con mayor probabilidad una venta de dólares del Banco Central”.
También explicó que el diferencial de tasas entre el Banco Central de Chile y la Reserva Federal de Estados Unidos es la principal razón del aumento del precio del dólar.
“Tanto el Banco Central como el Ministerio de Hacienda pueden buscar estabilizar el tipo de cambio. Si seguimos viendo mayores alzas o que se mantenga en niveles elevados durante un tiempo extenso, la autoridad gubernamental también podría ser protagonista con algún anuncio de venta de la divisa norteamericana”, añadió.
Según el economista y profesor del Departamento de Economía de la Universidad de Chile, Manuel Agosin, el Banco Central se abstendrá -por el momento- de intervenir, ya que “una parte del alza del dólar se debe a alzas del mismo en mercados internacionales. Si sigue subiendo y se aparta de sus fundamentos, el Banco Central podría intervenir”.
“Con una cotización del dólar que supere los psicológicos $1.000 podríamos ver con mayor probabilidad una venta de dólares del Banco Central”.
Ricardo Bustamante, subgerente de estudios de Capitaria
Además, se refirió a la posibilidad de que el dólar llegue a los $1.000 y dijo que “es una barrera sicológica que puede llevar a más fuerza compradora transitoriamente”, asegurando que “ni siquiera habrá un gran aumento de precios internos. La debilidad de la demanda agregada asegura que los impactos del alza sobre los precios sería atenuada”.
Mientras que, el economista del Centro de Investigación de Empresa y Sociedad (CIES) UDD, Carlos Smith, dijo que “el Banco Central no va a intervenir porque el precio hoy día está asociado a los fundamentos, es decir, tenemos un banco central de Estados Unidos que va a mantener su tasa y con un Chile que, si bien el dato de inflación fue más alto de lo esperado, cuando uno toma el IPC y se compara con el año 2023 uno se da cuenta que haciéndolo así los últimos 12 meses tendríamos una inflación del 3,2%, es decir, prácticamente cercana a la meta”.
También dijo que “el Ministerio de Hacienda podría generar alguna ventaja mayor de divisas, pero la verdad es que el efecto de eso puede ser bastante acotado”.
Emol
