El fenómeno incluye desde usuarias que se atienden en hospitales para luego regresar a su país hasta otras que ya se han asentado en Chile.
La presión migratoria que enfrenta el país, agudizada por el peak de ingresos clandestinos en los últimos años, se refleja también en una alta demanda en los servicios de salud de localidades y comunas del norte, consideradas como la puerta de entrada para la inmigración irregular. A diario estos establecimientos albergan un creciente número de atenciones médicas a los foráneos, impulsadas aún más por las prestaciones en maternidad. De acuerdo con datos del Minsal, en 2017 se contabilizaron un total de 138.190 partos, de los cuales 8.761 correspondieron a madres extranjeras (6,34%).
El año pasado, en tanto, de un total de 109.756 alumbramientos, los de progenitoras foráneas aumentaron a 22.744 (20,72%), en medio del descenso de la natalidad en el país. En 2023, la macrozona norte concentró la mayor proporción de partos de embarazadas inmigrantes respecto del total, con un registro que encabezó la Región de Tarapacá (61,8%), seguida por Antofagasta (55,77%) y Arica y Parinacota (45,75%).
Fuente: Emol