Por Ximena Moreno Gálvez, Académica Facultad de Medicina, U. Central
Desde 1978 en Chile se ha logrado disminuir notablemente la morbilidad y mortalidad de enfermedades prevenibles mediante la aplicación del Plan Nacional de Vacunación. Entre sus mayores éxitos se encuentran la erradicación de la poliomielitis en 1975 y la eliminación del sarampión en 1992. Este año se marca un nuevo hito, con la incorporación a partir del 1 de abril en el programa deNirsevimab, un anticuerpo monoclonal destinado a prevenir el Virus Respiratorio Sincicial (VRS), que se comenzó a administrar a nivel nacional y se suma a las estrategias para proteger a los más vulnerables de los virus durante el invierno.
Hay que destacar lo exitosa de esta nueva medida, el medicamento ha sido administrado al 97% de los recién nacidos a partir del 1 de marzo y al 83% de los lactantes nacidos desde el 1 de octubre 2023. Además, con esto se ha logrado reducir en un 85% las hospitalizaciones en comparación con el año anterior. Esto muestra la importancia de confiar en las políticas públicas y en la eficacia y seguridad de las vacunas, que han sido fundamentales para evitar enfermedades graves e incluso muertes.
Si bien las vacunas son fundamentales para prevenir enfermedades, también es esencial mantener otras medidas de cuidado, más aún cuando los escolares regresaron de las vacaciones de invierno en medio de una ola de frío y de malas condiciones de ventilación en varias regiones, lo que nos llama a no bajar la guardia y a poner en práctica enseñanzas que dejó la pandemia, como realizar lavado de manos,mantener una buena higiene respiratoria, ventilar los espacios cerrados, usar mascarilla si se presentan síntomas de resfriado, y evitar el contacto cercano con personas enfermas.
En conclusión, debemos valorar la protección que entregan las distintas vacunas incluidas en el Plan de Vacunación con que cuenta nuestro país, pero a la vez, tener medidas de cuidado para evitar el contagio de enfermedades de las personas más vulnerables.