Este sábado se dio a conocer que Juanita Lira, hija de Cristóbal Lira, alcalde de Lo Barnechea, murió a sus 30 años producto del cáncer que padecía.
La diseñadora falleció en su casa acompañada de toda su familia y será velada en la iglesia San Francisco de Sales de Vitacura.
Juanita fue influencer, emprendedora y por medio de las redes sociales promovía la alimentación saludable, optimizando la salud y calidad de vida. Además compartía su experiencia con el cáncer.
Creó La Ruta Saludable, que comenzó como una cuenta de Instagram, para sugerir cómo llevar una vida más sana. En 2018 se transformó en una empresa que “promueve y asesora a otras marcas a implementar un estilo saludable”, por medio de “eventos, caterings, capacitaciones, workshops y actividades corporativas utilizando siempre técnicas que se alinean con lo natural y alimentación consciente”, según explica la página web del emprendimiento.
Asimismo, creó “Hope”, otra marca donde se vendían joyas diseñadas para regalar “esperanza”, palabra se transformó para Lira en su “lema” porque -según indicó- decidió aferrarse a ella ya que estaba convencida “que la esperanza es vida” y, además, “es lo que te da fuerza para seguir adelante cada día”.
“No entendía nada. No sabes lo que se te viene”
Hace dos años atrás, la hija del alcalde de Lo Barnechea conversó con El Mercurio y compartió cómo fue el duro proceso de recibir el diagnóstico a sus 22 años. Asimismo,contó que tuvo que cambiar sus prioridades poniendo la salud primero y sacar fuerzas para enfrentar una enfermedad crónica.
Todo comenzó en el verano de 2014. En ese entonces, ella estaba de vacaciones y mientras se echaba bloqueador en el pecho se palpó algo que le llamó la atención, pero a lo que no le dio mayor importancia. Cuando fue al médico a revisárselo, le dijeron que era un nódulo muy pequeño y normal pero que tenía que chequearse cada seis meses.
Poco más de un año después, se fue a realizar una ecografía y le dijeron que el nódulo estaba distinto, por lo que le pidieron una biopsia urgente. Después de unos días, le dieron el resultado, y recordó que en el papel se leía en rojo y mayúscula “carcinoma”. Al poco rato le explicaron que era cáncer y según contó quedó en “shock”, ya que nunca había tenido problemas de salud ni tampoco antecedentes en la familia.
La noticia llegó tres días antes de partir a estudiar diseño a Barcelona, su “gran sueño”, pero tuvo que cambiar sus planes drásticamente. “Ahora debía enfrentar esta enfermedad y concentrar todas mis energías en mejorarme”, relató.
Además, contó que cuando recibió el diagnóstico dijo que “no entendía nada. No sabes lo que se te viene y mis preocupaciones eran muy superficiales. Pensaba qué iba a pasar con mi intercambio, con mi carrera, mi juventud. Yo decía ‘no estoy dispuesta a ponerle pausa a mi vida por una enfermedad’. Pero también se preguntaba, ‘¿cuánto dura?, ¿en cuánto tiempo voy a estar bien? Mucho sobre el tema del tiempo, hasta que el doctor me dijo: ‘Tienes cáncer, olvídate por ahora de tus estudios, de tu carrera, de tu viaje. Tu salud hoy es lo primero’. Eso para mí fue muy duro”, señaló.
Le extirparon el nódulo, le hicieron radioterapia y a los tres meses la dieron de alta. Pudo seguir estudiando, irse de intercambio y en 2017, cuando tenía 24 años, se casó con José Pedro Aninat, quien había sido su pololo durante varios años. Sin embargo, contó que al final de la luna de miel, comenzó a sentirse cansada, y que cuando subía escaleras o un cerro, sentía que le faltaba el aire.
Cuando volvió a Santiago, los dolores en el pecho volvieron y decidió ir a urgencias de nuevo. “Me acuerdo que dije vamos y dejé la comida preparada para la noche y todo, pero me dejaron hospitalizada; querían descartar que fuera una trombosis o una infección del viaje. Por mi antecedente me hicieron un escáner Pet, en el que aparecieron unas manchas en el pulmón“, recordó en la entrevista con El Mercurio.
Le hicieron una biopsia y siete días después, le confirmaron que el dolor que tenía en el pecho era metástasis en el pulmón y el esternón.
“Para ese segundo diagnóstico ya sabía mucho más del tema, fue mucho más importante y me preocupaba que ya no era un cáncer de mama cualquiera. Me acuerdo que el doctor fue muy tranquilizador, me dijo que había tratamientos muy modernos que me iban a permitir vivir por muchos años más. Yo antes decía que me iba a morir si me diagnosticaban de nuevo, pero me salió una fuerza interna que no sé de dónde viene”, dijo.
Sin embargo, viajó a Estados Unidos con sus papás y su marido para pedir una segunda opinión, pero allá los doctores fueron más duros: “Me dijeron que esta enfermedad iba a ser crónica y que siempre iba a depender de los tratamientos. El cáncer de mama es hormonal y mi cáncer se alimenta de ellas. Fue muy duro. Me di cuenta que tenía que hacer mi vida en torno a esta enfermedad”.
Además, dijo en ese entonces que sus “penas y preocupaciones” eran más potentes y estoy más débil (…)”. Y se preguntaba: “¿Qué pasa si me termina invadiendo la enfermedad? ¿Cómo voy a estar en dos años más? Te empiezas a dar cuenta que cada vez los tratamientos te están haciendo efecto menos tiempo. Me preocupa mucho el tema de la calidad de vida, de no poder tener una vida normal y hacer lo que a uno le gustaría hacer a los 29 años”.
Pero también, le preocupaba mucho el tema de la familia, el “tener hijos para mí es mi tema más doloroso. Puedo ver amigas que planifican mucho su vida, dicen: ‘Nos acabamos de casar, queremos estar dos años sin tener hijos y después nos queremos ir a vivir a afuera y en diciembre del 2023 queremos tener una guagua’ y probablemente les resulte. No me da rabia, pero de repente digo qué rico poder querer algo así y conseguirlo”, recordó.
Esto porque la posibilidad de tener hijos era muy difícil por sus tratamientos. “Hemos tenido que abrirnos a otras posibilidades. Desde adoptar hasta tener harta ayuda tecnológica. No hemos concretado nada. Esperar yo guagua sería muy difícil, tendría que dejar de lado mis tratamientos y el doctor nos dejó en claro que eso podría ser un riesgo. Mi marido, con justa razón, no quiso aceptarlo”, sostuvo.
En ese sentido contó que una inspiración para ella fue la periodista Javiera Suárez, quien falleció en 2019, después de ser diagnosticada de cáncer mientras estaba embarazada. “Me sentía muy identificada con ella. Tenía muchas ganas de vivir, de tener hijos y hacer cosas, y por eso yo pensaba que era imposible que le ganara la enfermedad. Cuando murió me afectó harto, porque fue ver que las ganas no siempre son suficientes y eso me dio mucha pena y preocupación”, afirmó.
Asimismo, contó que lo que más le preocupaba era “la salud, literal. Me encantaría tener hijos, vivir con mi familia por mucho tiempo, ojalá verlos crecer, por mí, ojala tener nietos, pero uno nunca sabe. En verdad nadie sabe…”.
Y concluyó señalando que “con una enfermedad uno lo vive más conscientemente. Eso sí es una preocupación y también el no saber si mañana voy a tener las fuerzas para hacer algo. He aprendido a ahorrar energía. Tengo que estar rodeada de gente que me tira para arriba, hacer cosas que me gustan y no estresarme, porque tengo que cuidar cada gramo de energía. Si alguien insinúa tirarme mala onda por Instagram, bloqueado, adiós”.
Fuente: Emol.com