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Artista calderina, Fundación Creeser y Servicio de Protección a la Niñez se unen para fortalecer habilidades de comunicación en residencia

–          Fundación Creeser, Organismo Colaborador Acreditado del Servicio de Protección a la Niñez, recibió a la artista calderina, Leslie Pérez que llevó la magia de la imaginación, comunicación y participación a la Residencia Rayen en Copiapó.

 Para el director regional del servicio de Protección a la Niñez, César Guzmán, esto marcó un hito “que viene a apoyar la gestión de nuestros colaboradores acreditados, en este caso de la Fundación Creeser, que tiene a cargo la Residencia Rayen en Copiapó y que además está celebrando su aniversario, como equipo estamos muy agradecidos con Leslie, este taller, donde los niños y niñas pudieron interactuar y participar, desarrolla aspectos fundamentales para su recuperación y desarrollo integral, pensando que buscamos involucrarlos activamente en los procesos de toma de decisiones que les afectan directamente, es por eso que queremos que usen su voz y puedan expresar sus necesidades, sentimientos y perspectivas, estas instancias, sin duda, los ayuda a desarrollar las habilidades de comunicación”.

Por su parte la artista local, Leslie Pérez, autora del taller “Cuentos sin Páginas”, contó su experiencia “todos fueron muy amables al recibirme, lo hicieron con las puertas abiertas, en un día que no es fácil, porque los sábados los niños no van al colegio. Las educadoras estuvieron todo el rato ahí acompañándome. Nunca me dejaron sola, a los niños se les notaba la felicidad en los ojos cuando estaba relatando el cuento, participaron mucho, les conté el cuento de “Los tres cerditos”, ellos hicieron todos los sonidos, las voces, pudimos experimentar diferentes momentos, rellenando hojas con escenas del cuento, incluso uno de los niños que es un poquito más grande, dibujó sus cerditos y por detrás escribió el relato, la historia, le quedo hermoso, en realidad a todos les quedó muy lindo. Se portaron bien, estuvieron casi una hora atentos, había una pequeña que le costaba hacer su dibujo, pero igual lo intentaba una y otra vez, también la premiamos, porque el esforzarse es parte de la experiencia”.

Durante su relato, la artista se emociona y enfatiza “para mí fue aportar un granito de arena a niños que no la están pasando bien, me motiva poder entregarles algo bonito, que puedan sentir que no está todo mal, sino que pueden haber muchas cosas bonitas en la vida y pueden haber instancias en donde pueden imaginar, crear y sentirse niños, salirse un poquito del problema que puedan tener en su vida. Fue una experiencia inolvidable, con niños exquisitos, hermosos y educadoras que aportaron mucho”.

Por su parte, Solange Gárate, directora de la residencia Rayen de la Fundación Creeser, dijo “esta actividad fue de suma importancia para los niños y niñas de nuestra residencia, porque participan, dan su opinión, además de ponerlos muy alegres. Claro, es muy favorable para sus procesos, por cómo los resignifican. Potencia su imaginación y, de acuerdo con su edad, la lectoescritura y la abstracción. Ojalá estas instancias se sigan realizando, ya que motiva también a las educadoras que acompañan a los niños y niñas que se encuentran en la residencia, ya que vienen a nutrir los espacios de planificaciones y rutinas diarias”.

Por su parte, las educadoras presentes en la actividad, Dafne Rodríguez, Marlene Ardiles y Jessica Sanes, estuvieron muy contentas con la visita de la artista y contaron cómo vivieron la experiencia “vimos cómo fomenta la imaginación y la creatividad de los niños a través del cuento, desarrollaron su habilidad lingüística, aprendieron nuevas palabras y nos dimos cuenta de que mejoraron su concentración, los niños estaban todos sentados, muy interesados, atentos al relato. Además, el material era muy didáctico e interactivo. Vimos cómo pudieron desarrollar una comprensión más profunda de las emociones, porque el cuento, aunque era conocido, “Los tres cerditos”, pudieron interpretarlo ellos mismos, por ejemplo, el viento, cuando el lobo soplaba y tuvieron la oportunidad de ellos mismos contar la historia. Fue una actividad muy lúdica que les sirvió a cuidar los vínculos, entre ellos y no pelearse y también con nosotras, las adultas, porque fortalece las relaciones interpersonales. Todos participaron, toda la comunidad de la residencia quedó muy agradecida y esperamos que se repita”.

Finalmente y, por la grata experiencia que vivió la artista de origen calderino, se realizarán más cuentacuentos en las demás residencias de la región, una excelente noticia, en momentos donde el llamado es a hacernos cargo de los niños, niñas y adolescentes que han vivido vulneraciones en sus derechos y requieren de la protección tanto del Estado como de la sociedad en su conjunto.

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