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“Papu” Gómez rompe su silencio después de ser sancionado por dar positivo en control antidoping

El volante cumple una sanción.

Alejandro “Papu” Gómez fue sancionado el 20 de octubre de 2023 con dos años por dar positivo en un control antidoping.

Desde ese día, el campeón del mundo con Argentina en Qatar 2022 vive un infierno.

El primer año fue complicado porque no podía hacer nada. No me permitían entrenarme con el equipo, no podía entrar a la Ciudad Deportiva del Monza. Entonces tenía que entrenarme solo. No podía hacer el curso de entrenador, como tenía tiempo me quise poner a entrenar o hacer algo. Cuando te suspenden, te suspenden de todas las actividades deportivas“, parte contando en el programa Clank! del periodista Juan Pablo Varsky.

Pasé de ser campeón del mundo a que no me llame nadie, desaparecer del medio y no jugar más. Hay que saber convivir con eso. Ni cuando estás allá arriba eres el mejor ni ahora eres el peor. Sólo hay que saber priorizar otras cosas“, dispara.

El “Papu” reflexiona sobre lo que vivió. Fue mientras jugaba para el Sevilla: “En España no hay doping después de los partidos como en la Champions, en Italia y otras ligas. Entonces, yo llego a la madrugada de Sevilla y me voy a dormir. Generalmente, yo me tomo una pastilla después de todos los partidos porque me cuesta mucho dormir. Me agarra un ataque de tos a mitad de la noche y le pido a mi mujer que me dé un jarabe para la tos. Y estaba el del nene más chico, de Milo. Me da una tacita chiquitita de jarabe para la tos“.

Y sigue: “Al otro día me voy a entrenar y había doping sorpresa. Salieron sorteados quince y cuando hago el control antidoping, el doctor siempre pregunta si tomaste algo que ellos tenían que declarar. Yo me olvidé que había tomado el jarabe. Entonces le digo ‘sí, algún inflamatorio, pastillas para dormir y proteína’. No le informé del jarabe, si yo le decía no pasaba nada“.

“Pasa el tiempo y me llega por mail, dos días antes de la final, que había dado positivo. Fue un baldazo de agua fría. En la final de un Mundial, que te llegue una noticia así es horrible. Esos dos días estuve muy mal, estuve con fiebre. No sé si fue por la noticia o qué. Mientras festejaba estaba con la cabeza puesta en qué iba a pasar”, relata.

Gómez revela que no le contó a ninguno de sus compañeros la noticia.

“Les conté en el hotel. Yo no le quise decir a nadie porque no quería que la gente esté en otro lado que no fuera con la cabeza en la final del Mundo. No quería ser egoísta de mi parte, de ir a contarles algo feo a chicos que estaban por jugar una final del mundo. Me lo guardé para después de la final del mundo. Cuando les conté me dijeron que me vieron bajoneado“.

El volante actualmente se encuentra entrenando con un club llamado Renato Calcio, de la Serie C de Iatlia.

Yo no quería odiar al fútbol cuando me pasó esto, por eso me alejé. Para no agarrarle asco, empecé a jugar al pádel. Ahora estoy volviendo a empezar, a ser un amateur. Un chico que quiere debutar en Primera. Para mí es eso, volver a jugar en Primera. Desde los 14 que soy profesional. La ilusión es lo que me mueve hoy en día, volver a empezar. Estoy con el objetivo de que en julio voy a encontrar algún club”.

De igual forma, Gómez, de 36 años, no sabe qué pasará con su futuro: “No me gustaría retirarme así, me gustaría retirarme adentro de una cancha. Prefiero que se retire el Papu y que vuelva Alejandro. Quiero volver a empezar. Un año o dos años, lo que sea. Capaz juego tres partidos y me retiro, pero quiero llegar hasta ese punto”.

Sobre la dura sanción de dos años, narra que “todo estaba encaminado a que iba a ser una sanción de seis meses. Pero al final todo se empezó a alargar, todas cosas burocráticas y fueron 10 meses en los que iba a entrenar a Sevilla, con la intriga de no saber si me levantaba con la noticia de que no iba a jugar más. Argumentan que soy un deportista de élite y no puedo tener ese error. La última apelación la presentamos el junio y el juez todavía no contestó. Pasaron los meses y no responden. No logramos entender qué hay detrás, por qué no reducen la sanción. Está claro que no les importa la persona, el que está sufriendo estoy yo. Ellos están tranquilos en su oficina. No sé qué argumentos tienen para que ni siquiera me den una respuesta“.

Fuente: Emol

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