Muchas veces, cuando hablamos de dietas 100% naturales se nos viene a la cabeza, rápidamente, una alimentación mucho más saludable. Y, en perros y gatos, más aún. Sin embargo, en un mundo donde el cuidado hacia las mascotas es cada vez mayor y más informado, es importante tener claro qué podría pasarle a mi amigo perruno o felino si baso su alimentación en carne cruda.
David Rodríguez, médico veterinario especialista en Nutrición y Gastroenterología y vocero del Colegio Médico Veterinario de Chile (Colmevet), conversó con BioBioChile y analizó los posibles riesgos de alimentar a nuestros animales de compañía en función de una dieta cruda.
El boom de la dieta BARF
Derivada de las palabras en inglés Biologically Appropiate Raw Food (Alimentación Cruda Biológicamente Apropiada en español), la alimentación BARF se ha vuelto una tendencia a nivel mundial en personas o grupos familiares que están acompañados de una mascota, sea perro o gato. ¿En qué se basa? En una dieta enfocada en alimentos crudos.
“Los defensores de esta dieta declaran que ambas especies son carnívoras, por ende, se deben alimentar como tal. Con una proporción del 60 y 80% de proteína y lípidos (huesos, carne, vísceras, huevos, leche, etc.), además de 20 y 40% de frutas y vegetales“, explica Rodríguez, quien también advirtió de inmediato sobre las particularidades enzimáticas y bioquímicas de los gatos, que requieren una consideración especial.
Una tendencia que, de acuerdo a sus principales adeptos, promete beneficios para la salud de los animales de compañía, como una mejora en el pelaje y la piel, eliminación de mal aliento, dientes más sanos, mejor digestión, más energía, entre otros aspectos positivos, además de una reducción de condiciones médicas que incluyen alergias, artritis, pancreatitis, enfermedades dentales y parasitismo.
Sin embargo, el veterinario recalcó en la presente redacción que “estos beneficios potenciales para la salud no se han sometido a una evaluación científica”, por lo que hace hincapié en la importancia de que los profesionales y las organizaciones de veterinaria y salud pública sigan ejerciendo la responsabilidad de comunicar esto.
En ese sentido, el profesional aconsejó que, en ausencia de estudios informados, un perro o gato que coma una dieta casera o derechamente una alimentación BARF, “debe someterse a un examen físico anual y un examen de salud, que debe incluir análisis bioquímicos en suero, análisis hematológico y análisis de orina”, asegurando que las enfermedades nutricionalmente relacionadas pueden imitar otras formas de enfermedades crónicas.
“Por precaución, el consejo contra la alimentación cruda emitido por varios organismos profesionales parece justificado, especialmente en el caso de los muchos hogares que incluyen individuos especialmente vulnerables a las enfermedades infecciosas”, puntualizó.
Los peligros de la carne cruda en perros y gatos
En primer lugar, el especialista en Nutrición y Gastroenterología enfatizó en los posibles riesgos de bacterias (Neosporum caninum, Toxoplasma gondii, Taenia hydatigena, Taenia parvum, Giardia Echinococcus granulosus y multilocularis, entre otras) y patógenos para las mascotas, como también para sus propietarios en contacto y “el riesgo de enfermedades exóticas de mascotas, ganado y zoonóticas asociadas con carnes crudas importadas”.
En la misma línea, Rodríguez reveló que en Europa existen casos de gatos contaminados con Mycobacterium bovis, causante de la tuberculosis. Mientras que en Nueva Zelanda, un estudio del 2017 arrojó que un 22% de alimentos crudos para mascotas relacionados al pollo, presentaron otro tipo de bacteria.
Otro riesgo que señala el experto es la posibilidad de contraer la Escherichia coli, la cual puede transferirse entre los perros y sus humanos, además de los peligros de los alimentos crudos congelados.
“Cuando la comida para mascotas está contaminada, las posibles vías de infección para los dueños incluyen el contacto con la comida (al prepararlas y limpiarlas), el contacto directo con la mascota (lamiendo) y en las heces de las mascotas”, destacó a la presente redacción.
Por otra parte, en cuanto al consumo de huesos en perros y gatos, el veterinario hizo énfasis en que éstos “pueden causar obstrucción o perforación del esófago, estómago, intestino delgado o colon”. Al mismo tiempo que, pese a que los defensores de la dieta BARF afirman que hay menos problemas con los huesos crudos que con los cocidos, remarcó que no existe evidencia al respecto.
La importancia de una dieta personalizada
“¿Es lo natural siempre mejor? ¡No exactamente!”, sostiene el vocero del Colmevet, quien también hace un llamado a los propietarios de mascota que el consejo siempre es asesorarse y respetar la medicina mundial, considerando que no todos los organismos de perros y/o gatos actúan de la misma manera.
En la misma línea, complementó: “Si el paciente no tolera o le causa un malestar, no es la dieta para dicha mascota”. Pero, ¿existe una dieta ideal? De acuerdo a Rodríguez, ésta debiese tener más de 50 nutrientes divididos entre aminoácidos, ácidos grasos vitaminas, minerales y, si bien los carbohidratos no son esenciales, son vitales para el proceso industrial y para realizar rutas bioquímicas de los otros nutrientes.
“Un problema importante en la discusión sobre los posibles riesgos y beneficios de las dietas BARF es la escasez de buenos datos de estudios de alta calidad. La información a menudo proviene de estudios de baja calidad. No se han publicado informes sobre la evaluación de los riesgos y beneficios a largo plazo”, aclaró el experto.
Fuente: BioBioChile