El 14 de junio, tuvo lugar uno de los naufragios más mortíferos en la historia reciente del Mediterráneo: un barco abarrotado con unos 700 inmigrantes -en su mayoría de Pakistán, Siria y Egipto, y entre ellos unos 100 niños- se hundió cerca de la costa de Grecia, sin que hubiera la intervención de la Guardia Costera de ese país, ahora acusada de negligencia.
Cientos de personas siguen desaparecidas, mientras que la ONU ha pedido una investigación del caso.
Cuatro días después, el 18 de junio, el sumergible Titán, que transportaba a cinco tripulantes en una misión turística exploratoria a los restos del Titanic, perdió contacto con su base de operaciones, lo que desencadenó operaciones de la Armada de EE.UU. y los guardacostas de EE.UU. y Canadá.
Alrededor de diez barcos fueron empleados en la búsqueda del sumergible, que fueron seguidos paso a paso en las noticias por millones de personas en todo el mundo, hasta que se anunció que el Titán probablemente había implosionado, cobrando la vida de su tripulación.
Ahora, la diferencia en la cobertura mediática y el interés mundial que se movilizaron en torno a las dos tragedias marítimas han sido objeto de debate, tanto entre expertos como en las redes sociales, con críticas por la actuación de la prensa y el desigual énfasis que se le dio al Titán en comparación con el drama de los inmigrantes que se arriesgaron en altamar.
Priyamvada Gopal, profesora de estudios poscoloniales en la Facultad de Inglés de la Universidad de Cambridge, es una de esas críticas, argumentando que la vidas de ciertos individuos han cobrado protagonismo mientras que otras están “relegadas a los márgenes de la historia humana”.
“Creo que la prensa ciertamente tiene que dar un paso atrás y preguntarse qué historias quiere contar y qué trata como si fuera de interés o no”, dice.
“Anónimos sin rostro” vs “protagonistas heroicos”
Desde su perspectiva como estudiosa de crítica literaria, Gopal cree que algunos elementos clave contribuyeron a consolidar lo que ella llama el “anonimato sin rostro” de los refugiados en el Mediterráneo, frente al “protagonismo” otorgado a los cinco tripulantes del Titán.
“Pensando en qué historias nos interesan y por qué, y las historias que nos brindan los medios, creo que la gran diferencia entre los dos casos es que uno de ellos (el de los migrantes) fue tratado esencialmente como carente de protagonista, de héroes”, dice Gopal a BBC News Brasil.
“Entonces, solo tenemos una especie de número vago, cientos, tal vez 600 u 800, de personas que estaban a bordo de este barco que se hundió y murieron. Y vimos muy poco interés en quiénes eran estas personas como individuos. Vimos poco interés o mención de sus familias con respecto a su dolor y lo que sucedió”.
Por el contrario, argumenta, “en las noticias del Titán, había mucho interés en quiénes eran sus pasajeros, ahora tristemente muertos, como individuos, como personas con un rostro, un nombre, una historia, con intereses y pasiones. En solo 24 horas, recibimos mucha información sobre ellos”.
Ella concluye:
“Aquellos que murieron en el Mediterráneo la semana pasada también son individuos, probablemente con intereses e historias de vida muy interesantes que simplemente no estaban disponibles para nosotros. Como crítica literaria, me interesa cómo se construyen nuestras historias y a quién elegimos tratar como individuos y quiénes simplemente se vuelven parte de una masa anónima”.
Suspenso y “reality tv”
Pero, ¿podría ser que la diferencia en la atención a las dos tragedias se deba al elemento de suspenso en la historia del Titán sumergible?
Lo mismo, por cierto, ocurrió con dos grandes operativos de búsqueda que se desarrollaron prácticamente en tiempo real: el desastre de los mineros chilenos, en 2010, y la historia de los chicos atrapados en una cueva en Tailandia, en 2018.
Hay que tener en cuenta que, ahora, se trataba de una expedición al hundimiento más famoso de la historia, el del Titanic y que el público pudo seguir al detalle la carrera contrarreloj para intentar rescatar a la tripulación del Titán antes de que se acabara su suministro de oxígeno.
“Obviamente, este es el caso: también me encontré haciendo clic en ‘actualizar’ (en las noticias del caso) para averiguar qué estaba pasando. Estamos muy acostumbrados a los reality shows y a presenciar cosas en tiempo real. Así que existe este elemento de suspenso, el ‘¿qué va a pasar?’ al estilo de Hollywood. Pero eso también se fabrica”, sostiene Gopal.
Argumenta que el barco que se hundió en el Mediterráneo también había pasado varias horas en el mar bajo la vigilancia de las autoridades, al igual que otros barcos similares que transportaban migrantes, pero, en su opinión, “estas son historias que no escuchamos” las individualidades.
“¿Qué hubiera pasado si la cobertura aérea del barco en el Mediterráneo se hubiera hecho en directo? No sabemos exactamente cuál fue la conversación entre los pasajeros y los guardacostas (griegos), quienes afirmaron que la embarcación no quería ser socorrida y que se dirigía a Italia.
“¿Qué hubiera pasado si todo eso, el suspenso y la fascinación, se hubieran movilizado para las 700 personas en ese barco? (…) También es interesante (la diferencia) entre cuando decidimos ser testigos y cuando decidimos dar la espalda”.
En el caso de la tragedia del barco de refugiados, una investigación de BBC Verify ha puesto en duda el relato oficial de la Guardia Costera griega, que afirmó que el barco rechazó recibir ayuda y no estuvo en peligro hasta poco antes de hundirse.
Un análisis de la BBC sobre el movimiento de embarcaciones en la zona de la tragedia indica que el abarrotado barco pesquero permaneció al menos siete horas sin moverse antes de hundirse.
Sin embargo, la Guardia Costera sostiene que durante ese período el barco se dirigía a Italia y no necesitaba ser rescatado.
El interés en las vidas de los ricos
BBC Urdu, el servicio paquistaní de la BBC, ha cubierto el incidente extensamente, ya que la mayoría de las víctimas eran de Pakistán. El país declaró luto nacional por la tragedia.
Para Farah Zia, directora de la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán, es natural que la noticia del sumergible recibiera tanta atención mundial, siendo un grupo de miembros de la tripulación financieramente influyente, entre ellos multimillonarios y exploradores marítimos.
“En todo el mundo, cuando le sucede una tragedia a la gente rica, adquiere mucha importancia porque la gente está interesada en sus vidas y es natural que la prensa la cubra”, le dijo a BBC Urdu, y agregó que la tragedia debería servir. como una oportunidad para que “voces más diversas” sean incluidas en la cobertura.
“Quizás por primera vez, vemos una gran manifestación específicamente para condenar la pérdida de vidas de los migrantes”, dijo Khuhro al Servicio Urdu.
“Después de una tragedia, vemos simultáneamente lo mejor y lo peor que la humanidad tiene para ofrecer”.
Por su parte, la comisaria de Derechos Humanos del Consejo de Europa -el principal organismo de derechos humanos del continente-, Dunja Mijatovic, dijo estar “conmocionada por el alarmante nivel de tolerancia hacia las graves violaciones de derechos humanos contra refugiados y migrantes en toda Europa”.
El hundimiento del Mediterráneo, agregó, “es otro recordatorio de que, a pesar de muchas advertencias, las vidas de las personas en el mar continúan en peligro debido a la insuficiente capacidad y coordinación de rescate, la falta de rutas seguras y legales, la falta de solidaridad. y la criminalización de las ONG que intentan ofrecer asistencia”.
Nociones preconcebidas
Siguiendo esta línea, la académica de Cambridge piensa que las historias de inmigrantes que prueban suerte en el Mediterráneo están incrustadas en narrativas preconcebidas, que también limitan el interés por las historias individuales.
“Creemos que hemos escuchado sus historias: ‘bueno, es gente desesperada o inmigrantes económicos codiciosos’, que es una de las historias que nos cuentan los gobiernos, al menos aquí en Reino Unido”, dice.
“Así que pensamos que no había nada interesante al respecto y los empaquetamos en historias familiares en lugar de historias individuales. Pero cada uno de esos 700 pasajeros tenía su propia historia y contexto. (…) Y, una vez más, volvemos a la cuestión de en qué decidimos participar, si en una historia sin rostro o una historia que merece ser contada.
“Me pregunto, si tuviéramos una cobertura como la del Titán, habría un cambio en el discurso público relacionado con los inmigrantes, y tal vez no haya interés en cambiar el discurso público relacionado con los inmigrantes”.
Un ejemplo que no siguió esta norma, resalta Gopal, fue el caso del niño sirio Alan Kurdi , de dos años, encontrado sin vida en una playa turca en 2015, después de que su familia intentara escapar de la guerra en Siria.
“Este caso se destaca precisamente porque fue la excepción: cuando se trata de migrantes, él es literalmente el único que tiene un nombre. Es la excepción que confirma la regla.
“Creo que se debe a la fuerte imagen de cómo se encontró y la creencia de que los niños no deberían morir de esa manera. Pero para la mayoría de los migrantes que mueren en el mar, lo tratamos como algo normal, cotidiano y que no merece nuestra atención”.
Fuente: Teletrece