En el corazón de la Provincia de Copiapó, las comunidades de Caldera y Copiapó han sido cuna de una revolución cultural gracias a la Red de Artes y Oficios. A través del programa Puntos de Cultura Comunitaria del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, desde inicios de este 2024 se han desplegado una serie de talleres que buscan no solo enseñar habilidades artísticas sino también fortalecer la gestión cultural y el disfrute intergeneracional.
Desde los vibrantes murales que ahora adornan la Escuela Isabel Peña Morales hasta los cantos que resuenan en los talleres de técnica vocal, cada actividad ha sido un paso hacia la visibilización del trabajo colectivo. Los niños y niñas de Caldera dieron los primeros pincelazos durante el verano, mientras que, en Copiapó, la danza circular y el canto se sumaron a la paleta de aprendizajes.
Son 18 organizaciones comunitarias que conforman los puntos de Cultura Comunitaria en Atacama, las que son apoyadas con recursos y capacitaciones desde la Seremi de las Culturas, el Arte y el Patrimonio de la región para fortalecer su gestión y fomentar el acceso al arte y la cultura, institución donde invitan a más organizaciones a unirse a través de la página www.puntos.cultura.gob.cl.
Verónica Pizarro Cruz, de la Agrupación Cantantes Líricos Atacama, señala que el 85% de la articulación de puntos de cultura comunitaria se ha logrado, beneficiando a comunidades de todas las edades. “El accionar cultural ha fortalecido las redes del sector creativo y promovido la gestión colaborativa.”
La Red de Artes y Oficios ha tejido un mosaico cultural con puntos de cultura en Caldera y Copiapó, destacando la Agrupación Cultural Crearte, Reencarnación Colectiva, y la Agrupación Artesanal y Cultural Nuevo Horizonte de Bahía Inglesa, entre otros.
Los testimonios de Ruben Páez, director de la Escuela Isabel Peña Morales, y de las estudiantes Belén Fernández y Xiomara Cortés, reflejan el impacto positivo de estos talleres en la comunidad educativa, dejando una huella imborrable en el establecimiento y en las vidas de los participantes.
Con el cierre de los talleres en junio, se culmina medio año de esfuerzos que han unido a gestores y agentes culturales, fortaleciendo el quehacer artístico y dejando un legado de creatividad y colaboración en Atacama.