En un esfuerzo por generar conciencia sobre la preocupante situación de la diabetes en la región, la Seremi de Salud (SEREMI) de Atacama entregó estadísticas reveladoras sobre la prevalencia y mortalidad de esta enfermedad.
Según lo expuesto por la titular de Salud, Jéssica Rojas, Atacama ha experimentado una tasa de mortalidad por diabetes mayor que la media nacional en los últimos años. En el periodo 2002-2022, la región registró una tasa de 13,8 por cada 100 mil habitantes, superando la tasa ajustada del país, que se situó en 12 por 100 mil. Estos datos representan un total de 1162 muertes, siendo Copiapó la zona más afectada con un alarmante 52% del total, contabilizando 605 defunciones.
Las estadísticas revelan que, en diciembre de 2022, 31.648 individuos en Atacama recibían atención por el Programa de Salud Cardiovascular (PSCV), de los cuales 13.814 fueron diagnosticados con Diabetes Mellitus Tipo 2. Esto representa una alarmante prevalencia del 43,6% de diabéticos entre la población bajo control médico, ubicando a la región como la segunda con mayor prevalencia, luego de Arica y Parinacota. Tierra Amarilla encabeza la lista a nivel comunal con una prevalencia del 54,3%.
Los egresos hospitalarios relacionados con la diabetes aumentaron significativamente entre el trienio 2020-2022, pasando de un promedio de 8 a 11 días de estadía. Sin embargo, se señala una reducción en la tasa de letalidad en el periodo analizado.
En cuanto a los establecimientos de salud, el Cesfam Mellibovsky lidera con una prevalencia del 56,8% de su población en control con diabetes para diciembre de 2022.
La SEREMI de Salud de Atacama hizo un llamado a la población a tomar conciencia de esta situación y a adoptar hábitos de vida saludables, enfatizando que la prevención es clave en la lucha contra la diabetes y sus complicaciones, tomando, además, medidas preventivas, ya que las personas con diabetes enfrentan un riesgo entre dos y cuatro veces mayor de sufrir eventos cardíacos o cerebrovasculares, entre otras complicaciones de salud.
Se recalca la importancia de un seguimiento médico anual para medir niveles de creatinina y albuminuria-creatininuria, así como la adopción de hábitos saludables, incluyendo una dieta adecuada, ejercicio regular, la abstención del tabaco y el mantenimiento de un peso saludable, como medidas preventivas cruciales para evitar complicaciones.