El Banco Central (BC) dio a conocer el último Informe de Estabilidad Financiera (IEF), que si bien fue emitido previo a la crisis social, de todos modos la abordó a través de una minuta anexa.
“Este cambio de escenario no es indiferente para nadie, (…) es nuestra responsabilidad ponderar sus eventuales impactos económicos, particularmente en el ámbito de los dos mandatos del Banco: el control de la inflación y la promoción de la estabilidad financiera”, dijo Mario Marcel, presidente del BC, ante la Comisión de Hacienda del Senado.
En el anexo, el BC comentó que el contexto político y social es un elemento importante para la estabilidad financiera de un país; y si estas “situaciones se tornan más persistentes y disruptivas sobre la actividad económica y las cadenas de pago, o la incertidumbre política”, su impacto puede ser más significativo y transversal.
Tras la crisis social, diversos sectores funcionaron de manera poco estable producto de la contingencia, saqueos o ataques.
Ello, dijo preliminarmente el BC, podría impactar al empleo, sumado a que muchas firmas podrían tener dificultades para el pago de compromisos de los distintos agentes, aumentando la morosidad.
Eso, además, conllevaría a un encarecimiento del costo de financiamiento y potencialmente a restricciones en la oferta de crédito.
Dentro de los distintos agentes económicos existen sectores que tienen una mayor vulnerabilidad económica, complementó el informe.
Por ejemplo, empresas que dependen del crédito o del pago de proveedores para mantenerse día a día, para las cuales disrupciones en la cadena de pagos o acceso a financiamiento puede resultar en una situación compleja de administrar.
El peso chileno tuvo una depreciación de 3,8%, mientras el IPSA presentó una caída de 7,4%. Firmas relacionadas a los sectores retail, energía y construcción vieron su capitalización bursátil en dólares disminuida sobre un 15%.
Fuente: BioBioChile