El plan era arrancar en Tampa, Florida, y finalizar en Pryor Creek, Oklahoma, completando 18 fechas en el transcurso de un mes. La expectación era elevada: se trataba de los primeros conciertos de Soundgarden en Estados Unidos en tres años, mientras la agrupación oriunda de Seattle trabajaba en el álbum que sucedería a King animal (2012), el disco que había marcado su retorno tras más de una década fuera de las pistas.
Sin embargo, Chris Cornell, el guitarrista Kim Thayil, el bajista Ben Shepherd y el baterista Matt Cameron sólo alcanzaron a brindar 12 presentaciones en su país. La última vez de la banda con su alineación habitual fue en Detroit el 17 de mayo de 2017, donde tocaron ante cerca de cinco mil personas en el Teatro Fox. El cuarteto despachó un set de 20 canciones, partiendo con Ugly truth y rematando con Slaves & bulldozers y un estribillo de In my time of dying, de Led Zeppelin, que el grupo ya había versionado antes.
La prensa que cubrió el evento detalló que no había sido un show óptimo. “Parecía que Cornell no estaba mentalmente presente”, planteó el medio USA Today, que agregó: “A menudo se tambaleaba de un lado a otro del escenario y parecía débil en sus movimientos”.
Tras dedicarle palabras de elogios a Detroit, el cantante despachó una frase que adquiriría ribetes trágicos: “Me siento mal por la próxima ciudad”. Su siguiente concierto estaba pactado para dos días más tarde en Columbus, Ohio, pero la fecha jamás se realizaría.
A mediados de 2018, cuando la pérdida de su compañero aún estaba fresca, Kim Thayil repasó esa noche en el Teatro Fox. “Recuerdo que Chris acababa de llegar (a la ciudad) y estaba un poco cansado y su voz estaba un poco áspera, pero alrededor de la cuarta o quinta canción se activó y luego fue simplemente increíble, hermoso, claro y fuerte y, pensé, particularmente emotivo”, contó el músico a Billboard.
Aunque reconoció que el show fue “un poco desordenado”, el guitarrista afirmó: “Supongo que es natural tratar de llenar los espacios en blanco para explicar un misterio en particular. Creo que es natural decir que sabemos que ocurrió algo terrible, por lo que sabemos que debe haber existido algún tipo de problema”.
Vicky Karayiannis, la esposa del artista desde 2004 hasta su muerte, habló con su marido antes y después de su presentación. Cornell, un adicto en recuperación, tomaba medicamentos habitualmente recetados para la ansiedad. En su última llamada, “noté que arrastraba las palabras; él estaba diferente. Cuando me dijo que podría haber tomado uno o dos Ativan adicionales, me comuniqué con seguridad y les pedí que lo revisaran”, reveló al día siguiente de su fallecimiento.
Se contactó con el guardaespaldas de su marido, Martin Kirsten, quien se dirigió a la habitación del frontman en el hotel y casino MGM Grand, hasta donde lo había acompañado tras el término del concierto con su banda.
A pesar de que la gerencia del recinto no le permitió ingresar a su pieza sin su autorización, el profesional abrió la puerta con una patada, y después utilizó la misma técnica para entrar al baño. Una vez adentro, halló al músico tendido en el piso del baño y sin signos vitales. Los paramédicos intentaron reanimarlo, sin éxito, y a las 01:30 de la madrugada del 18 de mayo el hombre detrás de Outshined fue declarado muerto. Según indicó el médico forense, se había tratado de un suicidio por ahorcamiento.
Su viuda –y madre de sus dos hijos menores– discutió esa afirmación, detallando que el líder de Soundgarden consumía Ativan recetado por su médico y que podría haber ingerido una cantidad superior a las “dosis recomendadas”.
“La familia cree que, si Chris se quitó la vida, no sabía lo que estaba haciendo, y que las drogas u otras sustancias pueden haber afectado sus acciones”, consignó el 19 de mayo en una declaración emitida en conjunto con el abogado del clan, Kirk Pasich. El letrado señaló que existe evidencia de que el “Ativan puede causar pensamientos paranoicos o suicidas, dificultad para hablar y deterioro del juicio”.
Según el informe liberado semanas más tarde, se concluyó que en el organismo del artista de 52 años se encontraron lorazepam (fármaco de que funciona como ansiolítico y es comercializado como Ativan), barbitúricos y naloxona, usada en tratamientos de intoxicación por opiáceos.
“Mi marido no estaba deprimido”
El domingo anterior al que sería su último show, Chris Cornell había estado junto a su esposa e hijos en su hogar para celebrar el Día de la Madre. “Nos acabábamos de mudar a nuestra casa en Nueva York, él estaba muy emocionado”, especificó Karayiannis a Culto a fines de 2020.
“Él era un hombre que perdió la cabeza con los medicamentos”, señaló a este medio, afirmando que “mi marido nunca había sufrido una idea suicida, no estaba deprimido”. “La gente piensa que a Chris le dieron esta droga para la ansiedad y no fue así, se la recetaron por un desgarro en un hombro. En lugar de un analgésico le dieron esto”, expuso, junto con concluir que “su muerte era completamente evitable”.
En ese momento ella y sus dos hijos, Toni Cornell y Christopher Nicholas Cornell, ya habían presentado una demanda por daños y perjuicios en contra de Robert Koblin, el doctor de su pareja, por recetar “negligente y repetidamente (…) sustancias controladas peligrosas que alteran la mente, las cuales afectaron la cognición del señor Cornell, nublaron su juicio, y le provocaron involucrarse en peligrosos comportamientos impulsivos que no podía controlar, lo que le costó la vida”. Ambas partes llegaron a un acuerdo confidencial en mayo de 2021, poniendo fin a esa arista judicial.
La viuda del cantante habló con Culto en el contexto del lanzamiento póstumo de No one sings like you anymore (2020), álbum de covers que alcanzó a grabar antes de fallecer, y que incluyó sus rendiciones de Watching the wheels, de John Lennon; Patience, de Guns N’ Roses; Nothing compares 2 U, de Prince, y Showdown, de Electric Light Orchestra.
Tras el reciente acuerdo al que llegó Karayiannis y los compañeros de Cornell en Soundgarden, ahora verá la luz el otro proyecto discográfico en el que estaba trabajando antes de morir: el séptimo LP de la agrupación, el que estuvo guardado a la espera de la resolución de su conflicto ante la justicia.
“Las dos partes están unidas y se juntan para impulsar, honrar y construir sobre el increíble legado de Soundgarden, así como la marca indeleble de Chris en la historia de la música, como uno de los mejores compositores y vocalistas de todos los tiempos”, estableció el comunicado liberado en abril.
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Fuente La Tercera