La celebración fue presidida por el obispo, Monseñor Ricardo Morales. Como lo indica el rito, el obispo bendijo el fuego y adornó y encendió el cirio pascual en el atrio del templo, para ingresar luego y ubicarlo delante del altar. La liturgia de la Palabra recogió textos del Antiguo y Nuevo Testamento.
En su homilía, el obispo destacó que a las mujeres que acudieron al sepulcro para ungir el cuerpo de Jesús les costó creer en la resurrección, pero luego “recordaron sus palabras”. “A veces pasamos por la desesperanza, parece no haber salida, dudamos, pero es ahí cuando tenemos que recordar las palabras del Señor” dijo don Ricardo. Reiteró que “la certeza que el Señor nos da es que ha vencido la muerte” e invitó a “reconocer los signos de resurrección en nuestras vidas, hay que afinar la mirada para ver la mano tendida para ayudar, la compañía en la soledad, la palabra que levanta y anima, la naturaleza y los dones que nos regala el Señor”. Recordó: “El año pasado estábamos encerrados por la pandemia, aquí habían cuatro personas sólo para transmitir, y hoy podemos estar reunidos; tenemos vida y salud; tenemos agua potable y luz, cuando hay hermanos nuestros que viven en lugares donde no tienen acceso al agua o electricidad”, por eso, “frente a tanto signo de muerte, tengamos la certeza de que el Señor triunfa, Él venció la muerte”.
Luego de la homilía, en la liturgia bautismal, el obispo bendijo el agua introduciendo el cirio en ella, luego las personas que repletaron el templo, renovaron sus promesas bautismales, tras lo cual, el obispo asperjó agua bendita sobre la comunidad.
La celebración terminó con la invitación a todos los presentes, a disfrutar de chocolate caliente en el patio de la Catedral, para vivir en comunidad la alegría de la resurrección del Señor.