Cerrar

Conmebol en el ojo de la crítica por la Copa América 2024: El arbitraje, el VAR, el cuadro del torneo, la influencia de la AFA…

La selección argentina va por el bicampeonato de América. El cuadro transandino clasificó a la final de la Copa América 2024 en la noche del martes, tras derrotar a Canadá en Nueva Jersey. Uno de los grandes favoritos a quedarse con la corona cumplió con los pronósticos y se instaló en su séptima definición en 10 años, aspirando a su cuarto título consecutivo (Copa América 2021, Finalíssima 2022 y Mundial de Qatar 2022).

Si bien la Albiceleste llegó a Norteamérica con el cartel de candidato por su condición de ser campeón del mundo y tener un plantel con grandes nombres, partiendo por Lionel Messi, se ha instalado un halo nuboso en el ambiente que ha alterado el transitar de la escuadra de Lionel Scaloni, fuera de lo estrictamente futbolístico. ¿Hay ayuda a Argentina? ¿Son los “regalones” de la Confederación Sudamericana de Fútbol? Planteando una serie de cuestionamientos, desde el desempeño de los árbitros en sus partidos, hasta la calidad de los rivales que ha tenido en comparación con los otros candidatos, la Albiceleste ha quedado retratada pese a los galones de su plantilla.

Distintas visiones son las que arroja este tipo de debate, que cruza con lo visceral del sentimiento nacionalista de cada cual. Para entender el desarrollo de la Copa América 2024, que se realiza en un país cuya federación no pertenece a la Conmebol (Estados Unidos), cabe hacer el ejercicio de retroceder hasta el sorteo de la competencia y revisar el reglamento oficial para identificar cómo fue el armado de la fase grupal y las rondas de eliminación directa.

El 7 de diciembre del año pasado se realizó el sorteo. Para elaborar los grupos se dividieron las 16 selecciones en cuatro bombos de cuatro elencos cada uno. El Artículo 21° del reglamento del torneo establece que la división en los bolilleros se dio “según criterios deportivos y por sus posiciones en el ranking FIFA de selecciones nacionales publicado previo al sorteo”. ¿Cuáles son esos criterios deportivos? Al ser el campeón vigente de la Copa América, Argentina fue el cabeza de serie del grupo A de manera directa. En la zona B fue México, en calidad de campeón vigente de la Copa Oro de la Concacaf, clasificado a través de la Nations League 23/24.

El cabeza de serie del grupo C fue Estados Unidos, al ser el mejor equipo de Concacaf de acuerdo al ranking FIFA. Un aspecto llamativo es que el anfitrión no se ubique en la zona A, como sucede en otros certámenes (Alemania en la Eurocopa, por ejemplo, o en los Mundiales). Por su parte, el mejor equipo de la Conmebol, de acuerdo al ranking, fue el cabeza de serie del grupo D. En este caso fue Brasil, porque Argentina estaba en el A. El resto de los elencos se dividido según el ranking FIFA. Por eso Chile, por ejemplo, entró en el bombo 3.

Cabe recordar que los cuatro cabezas de serie cayeron de manera directa en cada uno de los grupos. No se sortearon a qué zona entrar. Por los motivos antes mencionados, Argentina fue al A, México al B, Estados Unidos al C y Brasil al D. Se marca una diferencia con la Copa América Centenario 2016, que también se jugó con 16 selecciones. En aquella ocasión, EE.UU. como país sede sí fue el cabeza de serie del grupo A.

Respecto a la fase final, uno que otro cuestionamiento asomó en el análisis de la elaboración de las llaves. En la actual edición, Argentina quedó con un camino relativamente “despejado” para llegar a la final, toda vez que los rivales fuertes para la Copa (Uruguay, Colombia y Brasil) quedaron en el otro lado del cuadro y solo uno de ellos llegaría a la definición. En este caso, los cruces de cuartos de final fueron tal como en 2016, que sirve para comparar al tener la misma cantidad de participantes. El primero del A contra el segundo del B; el primero del B contra el segundo A; y así sucesivamente.

Pero, hay una diferencia sustancial y que le sirve a quienes consideran que se “favorece” a Argentina. Las llaves eliminatorias de 2016 solo permitían que equipos que compartieron grupos o de la zona contigua se encontraran de nuevo en una eventual final. Así pasó con Argentina y Chile. Ejemplo: la Albiceleste ganó el grupo D y enfrentó a Venezuela (2° del C). El rival en semifinales salió del cruce entre el 1° del A (Estados Unidos) y el 2° del B (Ecuador). Ahora, los elencos de las zonas A y B se “mataban” entre sí en cuartos y semis, tal como los de los grupos C y D. Bajo la lógica de la edición 2016, Argentina, que ganó el grupo A, hubiera enfrentado en semifinales a Colombia (1° del D, que venció a Panamá, el 2° del C) y no a Canadá.

Independiente a los dimes y diretes que ha generado esto, lo concreto es que la Argentina de Lionel Scaloni está en la final del domingo y enfrentará a Colombia, en Miami (donde juega Leo Messi). Vaya casualidad.

FUENTE EL DEPORTIVO

scroll to top