Al menos un año desafiante ha sido 2020 para la minería -y para el general de las industrias en el país-, en medio de una inédita pandemia y esfuerzos para intentar mantener un nivel suficiente de operaciones que garanticen cifras de producción aceptables, dadas las restricciones sanitarias que han obligado a implementar significativos ajustes y adaptaciones en tiempo récord, mientras en el horizonte se asoma un 2021 que no se espera que sea demasiado distinto, por lo menos en su inicio.
Aunque también este año ha traído inesperadas buenas noticias para el sector minero nacional, debido a un cobre que se encuentra en pleno rally alcista, manteniéndose en torno a los US$3,5 la libra durante varias semanas -niveles no vistos desde 2013-, e incluso hay quienes aseguran que verlo en el corto plazo posicionado en los US$4 no sería alocado, lo que hace recordar los tiempos de apogeo del metal rojo, cuando cruzaba por su denominado “súper ciclo” hace algunos años atrás.
De esto y otros temas conversó con Emol el presidente del Consejo Minero, Joaquín Villarino, quien hizo un positivo balance -dentro del oscuro contexto producto de la pandemia- de la industria este año, visualizando que la producción de cobre en 2020 caerá “marginalmente” cerca de 4%. También comentó las proyecciones y principales desafíos que tendrá el sector en 2021, su aspiración de ver una discusión constitucional “equilibrada”, y sobre un eventual inicio de un nuevo “súper ciclo” del metal rojo, sostuvo que eso es algo que hoy ve poco probable, aunque recalcó que en esto “espero estar equivocado”.
-¿Qué balance hace la industria de este particular 2020?
Este ha sido un año tremendamente desafiante para el sector minero. Partimos con el tema de la pandemia en marzo, que significaba ajustar protocolos de sanidad, trabajar con menos dotaciones, paralizar algunos proyectos que estaban en proceso de construcción porque el aforo no permitía la continuidad de estos. Significó además incurrir en nuevos costos sobre todo por todas las medidas de sanidad que tenían que ponerse en práctica para que el sector siguiera funcionando. Por lo tanto, los desafíos fueron tremendos, pero creo que se pasaron con éxito.
Tuvimos trabajadores bastante comprometidos con que hubiera continuidad operacional. La mayoría de ellos colaboró para que esas medidas sanitarias extraordinarias que se estaban aplicando fueran efectivas y eficientes, por una parte. Segundo, tuvimos una muy buena coordinación con el sector público, se necesitaban muchas autorizaciones, residencias sanitarias, trasladar personas de una región a otra y significó en algunos casos con menores dotaciones, llegaron a haber faenas que trabajaron con 40% de dotación. Hubo periodos en los cuales se cambiaron los turnos, de 7×7 a 14×14. Es decir, un esfuerzo mancomunado entre la administración de las empresas, los trabajadores del sector público. El Estado sabía que paralizar la minería tenía un costo tremendo para el país, y eso va a hacer que a finales de año tengamos un impacto en producción que es más bien marginal.
Vamos a disminuir en algo la producción, sobre todo cobre fino, pero es un impacto marginal si uno tiene a la vista la magnitud de la crisis por la cual hemos pasado durante este año.
– ¿De cuánto sería esa caída en producción “marginal” para este año?
El impacto en producción se ha cifrado por terceros, no es una cifra que hayamos consolidado nosotros directamente, pero está en torno al 4% de la producción de cobre.
-Ya con la mirada puesta en 2021, ¿qué proyecciones hacen y cuáles son los principales desafíos que enfrentarán?
Pensamos que la pandemia y los efectos de la misma, por lo tanto los protocolos que hemos tenido que implementar para el funcionamiento de la minería, no se van a acabar de la noche a la mañana, hasta que tengamos la vacuna extendida y aplicada a nivel masivo en el país van a pasar muchos meses más todavía, por lo tanto, parte importante del próximo año, sino todo el año, tenemos el desafío de cuidarnos muchísimo para que esa continuidad operacional no tenga consecuencias desde el punto de vista de contagios.
Lo segundo es que creo que hay algunas enseñanzas provenientes de este periodo. Hemos adelantado el proceso de aplicación de algunas tecnologías, por lo tanto, creo que el teletrabajo que se ha venido instalando como una práctica habitual en parte de las funciones que se realizan en las compañías mineras, por una parte. Nos van a hacer también introducirnos en un camino de innovaciones y de cambios que son un segundo desafío relevante.
El tercer desafío relevante es enfrentar un año lleno de elecciones, en las que nuestros estimadísimos políticos suelen ponerse más creativos y hacer ofertas para atraer a sus electores. Por lo tanto, es un periodo en el que vamos a estar desafiados para intentar poner mucha información sobre la mesa para que tengamos discusiones serias, que piensen en el largo plazo y no solo en el corto plazo. Creo que ahí hay un tremendo desafío, sobre todo en lo que dice relación con la nueva Constitución. El cuarto desafío, es que, en paralelo al proceso electoral y la redacción de una nueva Constitución, el país tiene que seguir funcionando y tiene que no olvidarse de que hay que aprobar proyectos de energía, proyectos mineros y sacar adelante una serie de cuestiones que se encuentran trabadas. Eso requiere un esfuerzo importante.
-¿Y qué tanta preocupación hay en la industria por una eventual segunda ola de contagios? ¿Es suficiente la experiencia recogida en estos meses para enfrentarla?
En esto no hay que cantar victoria nunca y hay que ser extremadamente prudentes. Creemos que hemos pasado por un periodo de aprendizaje importante que nos permite tener una cierta confianza de que vamos a poder enfrentar una segunda ola en buenos términos y vamos a poder continuar operando. Pero también estamos muy conscientes de que esto tiene ciertos niveles de volatilidad y sorpresa, por lo tanto, vamos a tener que estar muy atentos y alertas para que esas sorpresas impidan o puedan llegar a impedir que continúen las operaciones. Tenemos confianza, pero estamos muy preocupados y ocupados en enfrentar los nuevos escenarios que la evolución de la pandemia le esté imponiendo al país y en particular al sector minero.
“No vemos con claridad que se den todos los elementos que puedan justificar un nuevo súper ciclo”
– ¿Cómo ve el sorpresivo precio en el que se ha instalado el cobre en el último tiempo y qué factores están empujando al metal rojo?
El cobre ha subido en los últimos dos o tres meses de manera bastante inesperada, así como bajó hace un año de manera bastante inesperada también. Creo que en esto hay que mirar siempre las películas en el largo plazo. Esta es una industria cíclica, los precios suben y bajan. Esta no es una foto instantánea. Lo que está explicando esto es una depreciación del dólar, más una economía china bastante sólida en cuanto a su demanda con proyecciones de crecimiento importantes, menos relevantes que hace una década, pero que están bastante bien, y esto ha mantenido el precio del cobre bastante sólido sobre los US$3 en los últimos meses. Esto nos va a llevar a terminar el año en torno a los US$2,7. Y nosotros volvemos sobre el análisis que hemos hecho durante más de una década, que es que el precio sostenible de largo plazo es un precio que debiera estar probablemente en torno a los US$3.
Ahora estamos viendo un peak, pero lo normal es que debiéramos girar en torno a los US$3. ¿Podemos llegar a US$4 circunstancialmente? Sí, se puede producir algún desajuste en el mercado entre stocks, ofertas, etc. Pero, en general, el precio sostenible a largo plazo, lo hemos venido diciendo hace mucho rato, está en torno a los US$3. Pero mientras más tiempo estemos sobre los US$3, mientras más nos acerquemos a los US$4, bienvenido sea, alegría para las empresas, también para el país, que recauda más y se puede hacer cargo de muchas de las demandas sociales que estamos teniendo hoy día y de la crisis por la que estamos pasando.
Pero hay que ser cautos y no hay que salir a reventar petardos y armar mucho jolgorio porque circunstancialmente estamos viendo el precio de la libra de cobre cerca de US$3,5. Hay que tener cierta calma, sobre todo cuando se toman decisiones en torno a la minería.
– ¿Entonces ve poco probable que este escenario pueda derivar en el inicio de un eventual nuevo “súper ciclo”?
El súper ciclo se explicó por tres factores: una demanda de China explicada por unas tasas de crecimiento que probablemente China no va a volver a tener. Segundo, menos oferta que la que existía hoy día, de hecho, el súper ciclo dio origen a muchas inversiones, y hoy día existe una oferta mayor que la existía en esa época, y no vemos que vayamos a tener algún tipo de restricciones en la oferta, por lo tanto, tampoco debiéramos tener por ese lado una presión al alza.
No vemos con claridad hoy día que se den todos los elementos que puedan justificar un nuevo “súper ciclo”, pero en esto me encantaría equivocarme y que ojalá tuviéramos otro “súper ciclo” y que nos pasáramos una década o media década con el precio de la libra de cobre en US$4, me parecería fascinante. No lo vemos con claridad, lo que sí vemos son precios que giren en torno a los US$3 o US$3,2, son precios más entendibles que aquellos que vimos a principios de año que estaban cerca de los US$2.
-El próximo año vendrán importantes negociaciones colectivas en la industria minera, lo que va a calzar justamente con este buen precio del cobre. ¿Podríamos ver acuerdos de la magnitud de lo ocurrido en la mina Candelaria, con bonos de $17,5 millones?
Espero que no. Espero que prime la sensatez, la mirada de largo plazo y la madurez de los dirigentes sindicales, que la mayoría de ellos lo son, son responsables, conocen el sector y saben de algo que les mencionaba antes, que es que esta es una industria cíclica y que uno no puede estar simplemente pensando en el cortísimo plazo. El sector minero tiene una importante parte de sus costos en el pago de remuneraciones directas o indirectas. Chile no se caracteriza por ser especialmente productivo, y su productividad laboral no es la mejor del mundo. Por lo tanto, creemos que en la medida que estos conceptos se entiendan y se mejore la productividad, probablemente se van a mejorar las remuneraciones.
En la medida de que esa productividad no mejore, seguir metiendo presión solo por el lado de los costos parece no ser una buena fórmula. Puede ser pan para hoy, pero estoy seguro de que va a ser hambre para mañana. Por lo tanto, espero que no se repita la situación de Candelaria, espero que lo que tengamos sean negociaciones regidas por la sensatez.
– ¿Qué proyectos que hoy discute el Congreso preocupan al sector?
A nosotros nos preocupa la Ley de Glaciares, por una cosa fundamental: creo que en la discusión pública se nos ha hecho mucho daño. Ha quedado casi asentado en Chile que la minería se dedica a destruir glaciares para hacer minería, lo cual es absolutamente falso. Hace más de una década que no hay ningún proyecto minero autorizado que pueda afectar glaciares, sobre todo los glaciares blancos.
Los glaciares blancos han sido intocables históricamente en la minería, lo que sí ha habido puntualmente afectación de glaciares rocosos, cuyo aporte hídrico muchas veces es incierto. Creo que lo que más nos duele de este proyecto es que de alguna manera se ha sentado en la ciudadanía que la minería solo puede hacerse destruyendo glaciares, lo cual es absolutamente falso. El 85% de los glaciares de este país están protegidos, y lo están porque están en parques nacionales o en zonas protegidas, por lo cual son intocables. Y el 15% restante para que alguien pueda tocarlo, tienen que pasar por un estudio de impacto ambiental, por lo tanto, tampoco en la última década se han permitido proyectos así.
También nos preocupa el proyecto porque no existe ningún país del mundo que tenga ley de protección de glaciares, eso por algo eso. La preocupación principal en los países desarrollados donde hay glaciares es tener sistemas de protección ambiental robustos, y no sistemas de protección de activos ambientales específicos. La ley de humedales, la ley de glaciares, la ley del animal o del árbol, eso es un despropósito legislativo, no es eficiente, y pierde la mirada global que es la que debieran tener los ordenamientos jurídicos que están destinados a proteger el medioambiente. Pero, aunque no se la mejor técnica legislativa, por enésima vez lo repetimos, no nos oponemos a una ley que proteja los glaciares blancos. Lo que hemos tratado de decir es que hay que intentar hacerlo sensato.
– ¿Cómo ven esta idea que ha empujado del Gobierno de convertir a Chile en líder de la producción de Hidrógeno verde? ¿Cómo beneficiaría esto al sector?
El hidrógeno verde es un combustible que, como lo indica su nombre, es prácticamente no contaminante, y eso lo hace tremendamente atractivo para todas las industrias que tienen necesidades de consumir algún tipo de combustible. Aquí los grandes desafíos están en de qué manera somos capaces de incorporar esa nueva fuente de energía a nuestros equipamientos, y aquí dependemos, más que de la voluntad o de los recursos económicos que pueda tener el sector, de los avances tecnológicos que impliquen el desarrollo de maquinaria y equipamientos que puedan funcionar con hidrógeno verde.
La minería no es de los grandes emisores directos de gases de efecto invernadero, pero evidentemente sí tenemos una cuota y nos encantaría disminuirla lo antes posible. En todo caso, hay que tener una mirada no solo desde el sector minero, sino que, como país, y creo que como país es un tema tremendamente atractivo al que hay que ir haciendo seguimiento y creo que el Gobierno se ha hecho cargo de manera aceptable de un potencial desarrollo de este combustible, lo que nos parece una muy buena idea.
Fuente: portalminero.cl