Este domingo 23 de julio, el país europeo elegirá a los integrantes del Congreso y, por ende, al nuevo Gobierno.
Este domingo 23 de julio se celebrarán elecciones generales en España, con el objeto de renovar a los miembros del Congreso de los Diputados y del Senado, las dos cámaras de las Cortes Generales que representan a los ciudadanos y son la base del Poder Legislativo en dicho país.
Los 350 diputados y 208 senadores que resulten electos marcarán las políticas que se llevarán a cabo durante los próximos cuatro años, y además serán los encargados de proponer al candidato que se convertirá en el futuro presidente del Gobierno -máximo órgano del Poder Ejecutivo-. De ahí la importancia de estos comicios.
Y es que las votaciones -convocadas por el actual presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, después de que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) tuviera un mal resultado en las elecciones del pasado 28 de mayo- serán decisivas, con un oficialismo centroizquierdista que paulatinamente ha ido perdiendo terreno frente al Partido Popular (PP), liderado por Alberto Núñez Feijóo, y a la extrema derecha de Vox, representada por Santiago Abascal.
Con todo, el PSOE podría contar con el apoyo del nuevo grupo de izquierda Sumar, liderado por la vicepresidenta segunda del actual ejecutivo de coalición progresista, Yolanda Díaz.
Un repaso por la economía española
A diferencia de sus vecinos europeos, en España se suceden las buenas noticias económicas: crecimiento robusto, empleo dinámico e inflación controlada. Un panorama favorable al que, sin embargo, no ha logrado sacar provecho el socialista Pedro Sánchez, detrás en las encuestas para las legislativas de mañana.
“La economía española va bastante bien”, sobre todo “si se compara con otros países de la Unión Europea, como Alemania”, señaló a AFP Omar Rachedi, profesor de Economía en la escuela de comercio española Esade.
Fuertemente vapuleada por la pandemia del covid-19 a causa de su dependencia del turismo el Producto interno Bruto (PIB) español cayó un 11,3% en 2020, un récord en Europa. Pero con el paso del tiempo la actividad fue recuperando el terreno perdido, anotando un importante crecimiento de 5,5% tanto en 2021 como en 2022. En tanto, el Banco de España prevé una expansión de la economía en torno 2,3% para el año en curso.
Las proyecciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), contenidas en su informe “Perspectivas Económicas”, plantean que el PIB español crecerá un 2,1% en 2023, significativamente por debajo del 5,5% registrado en el ejercicio previo, pero cuatro décimas por sobre las estimaciones publicidad en marzo. Para 2024, en tanto, elevó el pronóstico del PIB en dos décimas, hasta el 1,9%.
Asimismo, apuntó que el crecimiento económico se beneficiará de un gasto público considerable vinculado al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (RTRP), aunque advierte de distintos riesgos para las perspectivas, incluidas una escalada de las tensiones de la guerra en Ucrania, lo que podría hacer subir los precios de la energía, y el aumento de las vulnerabilidades macrofinancieras, producto de los ajustes de las políticas monetarias.
“Ante un entorno desafiante en el contexto de la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania, la economía española se ha mantenido notablemente bien”, destacó la OCDE en su análisis, relevando que la confianza de empresas y consumidores ha mejorado desde el otoño pasado, aunque la confianza de los consumidores sigue siendo baja.
“España está capeando mucho mejor que el resto de Europa el complejo escenario internacional”, expuso recientemente la ministra de Economía, Nadia Calviño, quien atribuyó esta tendencia a las reformas aprobadas por el gobierno.
Desde que asumió en 2018, Sánchez ha implementado medidas como el alza del salario mínimo -hasta entonces entre los más bajos en la Unión Europea (UE)- en más de 50%. Mientras que para frenar la escalada de precios, también elevó las ayudas para mejorar el poder adquisitivo de las personas, por un total de 47.000 millones de euros.
Estas medidas, sumadas a un límite en los precios de la electricidad, ayudaron a reducir la inflación al 1,9% en junio desde el peak de 10,8% que había alcanzado en julio de 2022 y el 5,5% actual para el conjunto de la zona euro.
“La economía española va como una moto”, aseveró el propio Sánchez en Bruselas, resaltando, de paso, “el dinamismo del empleo”, con 426.000 puestos de trabajo creados al primer trimestre del año, sobre todo en el sector turístico. A nivel de desempleo, a cierre de junio los datos interanuales indican un descenso de 191.740 personas, es decir, un 6,66% menos.
El problema de estas cifras, eso sí, es cómo se han formado. Y es que la figura de los contratos fijos discontinuos estaría maquillando los datos, ya que el gobierno de España no informa del saldo acumulado de esta categoría laboral.
De estas cifras de las que se jacta el gobierno, comparando su gestión de la crisis sanitaria con la que el Partido Popular (PP) hizo de la crisis de principios de la década de 2010, marcada por una severa austeridad y un desempleo récord.
Por su parte, la relación deuda pública PIB era del 98,20% en 2019 y subió al 120,40% en 2020 por la caída del PIB y el incremento del déficit público por la pandemia. A partir de ahí, la conjunción entre la recuperación de ingresos, crecimiento del PIB y, en especial, el alza de los precios, han menguado la deuda pública sobre PIB hasta el 113,26%, ubicándose entre los países con más déficit respecto al PIB del mundo.
El PIB per cápita es un muy buen indicador del nivel de vida, y en el caso de España, en 2022 fue de 27.870 euros, por lo que se encuentra en el puesto 41 de los 196 países del ranking de PIB per cápita.
En 2022 la recaudación tributaria alcanzó su máximo histórico, superando los 255.000 millones de euros, lo que supone un incremento del 14,4% respecto a 2021, a pesar de las medidas normativas adoptadas para mitigar la escalada de precios que durante 2022 se estiman en una reducción de la recaudación de 8.237 millones de euros.
Fuente: Emol