Los carteles y células criminales, como toda organización, realizan un análisis a mediano y largo plazo del terreno donde operar. Expertos apuntan a las “oportunidades” que existen el territorio, ya sean coyunturales o permanentes.
Hace dos semanas, una pregunta al interior de la comisión investigadora sobre crimen en la macrozona norte hizo que el debate por el crimen organizado se agudizara. La sospecha fue puntualmente sobre la llegada de “las maras” salvadoreñas; tema que se abordó posteriormente en una sesión secreta. Sin embargo, desde el Gobierno intentaron desdramatizar el tema, descartando tener información oficial al respecto.
“Quiero terminar aclarando una situación, porque ha sido muy mediatizada esta supuesta presencia de los maras en Chile. Y la quiero desmentir totalmente, porque aseveraciones de esa naturaleza tienen que tener una base de seriedad, porque generan incertidumbre y temor”, sostuvo el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, en medio de una actividad en el Biobío.
Y aunque la presencia de esta célula criminal sigue para algunos en una categoría de hipótesis, lo que resulta innegable es que el crimen organizado se viene instalando en Chile al menos desde 2016, tal como lo han advertido los informes del Observatorio del Narcotráfico de la Fiscalía Nacional. Ese año, se dio cuenta de “un fenómeno en expansión, donde todos coinciden en que existe una mayor presencia de organizaciones criminales y un incremento de la frecuencia de sus operaciones de internación de droga”.
Ya en 2020, y en base a investigaciones penales desarrolladas en la región de Tarapacá, se menciona al Tren de Aragua; y se detalla además que las conexiones de “esta violenta organización criminal”, habrían llegado incluso a la incorporación de parte de sus miembros a la principal organización criminal de Brasil, denominada Primer Comando de la Capital (PCC).
Hoy, el Tren de Aragua sigue siendo una de las organizaciones criminales que más presencia se le reconoce en el país, especialmente por a través de su célula “Los Gallegos”; la que ha sido desarticulada dos veces. Es decir, tienen el poder de reorganizarse y volver a operar, incluso con algunos de sus miembros desde la cárcel.
Así las cosas, distintos expertos han dado luces de las razones que estarían detrás de la instalación del crimen organizado en Chile, pues si bien hay un fenómeno generalizado y apuntalado por la globalización, estas organizaciones criminales requieren de “condiciones óptimas” para operar, y nuestro país estaría otorgándolas.
Factores coyunturales
El atractivo de un país nunca está ajeno al contexto sociopolítico que atraviesa. Y ese factor es parte del análisis de las organizaciones del crimen organizado para poner sus tentáculos en algún territorio.
Según explica Neftalí Carabantes, ex subsecretario de Carabineros y Secretario General de la UCEN, estos grupos criminales “hacen una evaluación del momento en el que instalarse, puesto que poseen estrategias a mediano y largo plazo; también existen jerarquías a través de células operativas. Todo ello, para poder controlar un determinado país o o territorio”.
Un ejemplo de ello son los carteles mexicanos como el Jalisco Nueva Generación o de Sinaloa, quienes observan que no existen otros carteles en Chile que estén operando de manera establecida, sino que están en la fase de instalación. “Por lo tanto, no sería impensado que otra asociación, ya sea ‘las maras’ u otras, pudieran seguir estos esfuerzos por instalarse”.
Y eso, se conecta de inmediato con el carácter de células criminales que buscan hacer alianzas estratégicas con carteles más grandes. En el caso de ‘las maras’, estas células operan siguiendo al narcotráfico, “pues si bien no controlan la operación final del cartel, la ganancia neta, éstas se dedican a la extorsión y control del microtráfico en barrios, y de paso, proveen de seguridad a estos carteles”.
Lo anterior, requiere además que existan debilidades en una institucionalidad. “Uno puede creer que no es así, pero cuando toman la decisión de instalarse en un país, observan estos parámetros de control y combate al crimen organizado”, complementa Carabantes.
Economía abierta y poder adquisitivo
Uno de los primeros elementos que hace atractiva la instalación del crimen organizado en Chile son las conexiones globales del país, específicamente por tratarse de “un país volcado al comercio, con una economía abierta”, sostuvo a EmolTV el director ejecutivo de AthenaLab, Juan Pablo Toro.
En esa línea, también destaca que pese a que Chile no es un país grande, es cierto que hay cerca de 20 millones de habitantes, que “no es una población menor”, sumado a que es uno de los países “con mayor poder adquisitivo per cápita, es un país donde la gente tiene mucha plata aún como para comprar drogas, pese a la situación económica actual. Si cruzamos esto con las encuestas de prevalencia de consumo que hace el Senda, es bastante alto“.
Frontera “porosa”
Otro factor que ha permitido el ingreso de estas células del crimen organizado es una “frontera permeable” en el país. Esto, no sólo permite el cruce irregular, sino que también funciona como un pasadizo óptimo para tráfico de migrantes o armas.
En este sentido, Carabantes sostiene que las estos grupos ven que es fácil acceder al territorio nacional, además de “una débil regulación en materia de deportación y expulsiones. Estos grupos, como han operado en otros países, tiene experiencia en este análisis, y saben que es muy engorroso el proceso de expulsión, y esto les asegura permanecer por muy largo tiempo”. De hecho, al ser encarcelados, y tal como se ha conocido, también son capaces de seguir operando desde las cárceles, lo que suma como atractivo.
En esa línea, el subsecretario Monsalve también ha entregado su análisis. Según explicó el lunes pasado, esta situación (instalación del crimen organizado) se ha dado debido a la crisis migratoria en América Latina, “porque los 7 millones de venezolanos que han salido de manera forzada de su país, están en la frontera de distintos países latinoamericanos y, por lo tanto, para las organizaciones transnacionales uno de los negocios más rentables que tienen además del narcotráfico es el tráfico ilícito de migrantes y la trata de personas”.
Debido a eso, “que haya organizaciones criminales de otros países dedicándose al tráfico ilícito de migrantes para ingresar de manera irregular a ciudadanos extranjeros a Chile hace que estas organizaciones se hayan acercado al país”, dijo la autoridad.
Baja fiscalización a las economías criminales
Los expertos coinciden en que es clave perseguir la ruta del dinero de estas economías criminales. A mediados de enero, el teniente fiscal antidrogas de España, Ignacio de Lucas dijo en conversación con Emol que este aspecto “es una de las medidas más eficaces y se debe priorizar en todos los estados”.
En la misma línea, Carabantes plantea que “es clave cortar el flujo del financiamiento el crimen organizado“. Según explica, porque estas células guardan un tiempo el dinero de su actividad ilícita, pero al cabo de un tiempo van a querer lavarlo para reinvertir.
Por eso, a su juicio es imperiosa ladesignación de un fiscal con dedicación exclusiva para el combate al crimen organizado, “y yo partiría en la macrozona norte, quien trabaje junto a los fiscales regionales, Carabineros, la PDI, y una fuerza de tarea donde esté Aduanas, SAG, la ANI, SII y la Unidad de análisis Financiero (UAF) y a esta última, duplicar su planta”.
En esa línea, Carabantes también plantea que se debe crear un mecanismo donde todas las entidades financieras, corporaciones, municipalidades e instituciones públicas en general “estén obligadas a reportar operaciones sospechosas”.
Mercados residuales
El hecho de que Chile sea generalmente concebido como un país “de paso” de la droga, no le resta riesgos frente a la instalación del crimen organizado. Los expertos afirman que estas categorías (instalación-paso) terminan siempre por difuminarse o confundirse.
“Cuando se transporta droga por un país, a veces se paga este ‘peaje’ por mover la droga, y esto no se hace sólo con dinero, también se paga con droga. Esto va creando mercados residuales alrededor de las rutas y esos mercados después se expanden, entonces es una estrategia bastante exitosa”, dice Toro.
Esta percepción ya la había expuesto De Lucas a mediados de enero. Según su análisis, “lo que hoy puede ser percibido como un lugar de tránsito, mañana puede puede percibirse por los propios criminales como una ventana de oportunidad para el desarrollo de otra parte de esa cadena del narcotráfico. Es posible que para determinadas sustancias o para un mercado concreto, esté evolucionando; soy consciente de la amenaza que representa en Chile la ketamina o el éxtasis”.
En esa línea, subrayó que es importante que todos seamos responsables en la respuesta que hay que dar al narcotráfico; “si nos limitamos a decir que ‘sólo soy un país de tránsito, por lo tanto ustedes enfrenten a los que fabrican o a las sociedades que compran’, es una mirada errónea. Esto es una responsabilidad compartida”.
Fuente: Emol