Desde Spotify suena una canción de Bryan Ferry. La música parte de una tablet y se potencia a través de unos enormes parlantes, de esos que se usan para las fiestas de reguetón. Son las 3 de la tarde y estamos en la casa de Mario Reyes, que reconoce de inmediato no ser el dueño del lugar. La casa es bastante acogedora, tiene baño y agua caliente. Para ser parte de una de las principales tomas del país, en San Antonio, sorprende su estándar. “Soy un usurpador”, dice con franqueza.
Mario Reyes es reservado, un tipo de 30 años, que vive en una toma. Es dirigente de Los Almendros/ Vista Hermosa, perteneciente a la Coordinadora Campamentos en San Antonio y Cartagena. La mega toma que ha sido foco de los medios, complicando al Gobierno. El ministro Montes dijo que podría ser una crisis humanitaria cumplir la disposición de la Corte Suprema de desalojarla. Otros piensan que el gobierno ha sido débil y no ha sabido cumplir la ley.
- Reyes tiene algunas marcas en el rostro. Pasó por varios colegios en Santiago y Talcahuano. “En 2010 o 2011, tuve que salir de mi casa familiar, me ofrecieron este lugar y llegué al campamento. Yo construí mi casa. Fue una opción propia”.
- Él ha sido uno de los negociadores con el gobierno y los dueños en una mesa que califica de coja. Dice que conoció al Presidente Boric en julio de 2024. “Esperaba algo diferente de Boric, voté por él. De hecho yo con otra compañera nos reunimos con el presidente cuando vino a Llolleo, el Cristo Rey, en julio del año pasado. Entre esas actividades, pudimos conseguir a través de la delegación juntarnos con el Presidente”.
- “Éramos dos personas, una compañera y yo, conversamos 20 minutos. Fue fluida, amigable, humana. Nos dijo que estaba consciente de lo que pasaba, le recordamos su discurso en el parque la Castrina, cuando dijo que no iba a haber ningún desalojo sin solución. Tocó el hombro de mi compañera y le dijo: tranquila, aquí va a haber solución. Estamos esperando”.
- Reyes asegura que “les hemos hecho saber eso, le recordamos ese compromiso. Estuvimos sentados en la comisión de vivienda del Senado, invitados por la senadora Gatica. Nos sentamos con cualquiera que nos pueda ayudar. Le dijimos a la senadora que le recordara al presidente que las promesas se cumplen”.
La organización interna. Al recorrer la toma, llaman la atención dos cosas: el nivel de organización, que parece diseñado por un urbanista; y la cantidad de perros silvestres en las calles, que pueden ser peligrosos.
- Si se pudiera definir el estilo, es medio hippie, relajado. El mismo Reyes se gana la vida leyendo el Tarot y haciendo terapias alternativas. Muy distinto a lo que se ve en tomas como la de Monte Sinaí en Viña.
- El fantasma del desalojo pesa sobre los vecinos. “A pesar de que tenemos la orden de desalojo, con hora y día designados; a pesar de que los expertos dicen que no es viable, que va a ser un desastre, que puede formarse una guerra entre los pobladores y las fuerzas que vengan, nosotros estamos de acuerdo en seguir negociando”.
- Aclara: “Tengo clarísimo que soy un usurpador, que este es el resultado de la crisis habitacional, que es la falta de compromiso político, desde Boric a atrás”.
La Frontera. Son 4136 familias, unas 14 mil personas, las que viven en la mega toma. La mayoría de los taxistas no suben hasta el cerro La Centinela. No pasan “La Frontera”, el punto donde la ciudad se vuelve toma. Conductores de Uber y turistas comentan que no es seguro pasar ese límite.
- “Este era un sector acomodado antes de la pandemia”, dice una santiaguina que decidió venirse a San Antonio. La toma es una ciudad en sí misma, tiene sus propias reglas: No hay que llegar si no has sido invitado.
- Gloria Maira, delegada de San Antonio del Minvu, explica; “Venimos trabajando en una alternativa al desalojo desde finales del primer semestre pasado. No olvidemos que el 90 % es chilena. El 10 % de extranjeros son regulares, tienen visa, haitianos la gran mayoría. Es una población joven de 39 años. 3 mil niños y adolescentes”.
- Según Maira, de las 4100 familias, 3200 están inscritas en cooperativas. Sobre el narco, sostiene, “la percepción es que el cerro no escapa a la realidad del país, hay narco como sucede en otras partes. Es un estigma”.
- Respecto a un desalojo, añade: “Tendría que haber albergues para 4 mil familias y eso no está habilitado. Siento que la política habitacional durante 40 años, ha logrado avances, pero ha sido insuficiente. El desalojo no es una alternativa, porque no resuelve el problema. La solución es a 10 a 15 años. Ellos no se están saltando la fila. Hay que poner agua, alcantarillado, luz, zonas verdes”.
La Corte. Mario Reyes concluye: “Desalojo no es porque la Corte lo esté exigiendo, es lo que se tiene que hacer, porque si la Corte mandató no hay nadie sobre la Corte y eso se tiene que hacer”.
FUENTE T13