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Desiguales

Rodrigo Rojas Veas – Rector, Santo Tomás Copiapó

El pasado 8 de mayo tuve la oportunidad de asistir a una conferencia dictada por el sociólogo e investigador del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, Matías Cociña, la que llevaba como título “Desigualdad socioeconómica en Chile: más allá de los ingresos”, en la que este investigador mostró el trabajo que han realizado desde el PNUD para describir este fenómeno que desata frecuentes debates en nuestro país y que han profundizado con trabajos de tipo regional, llegando a establecer cómo opera y afecta a las regiones. Ellos aportan una definición importante para entender de que estanos hablando al conceptualizarla como “diferencias en las dimensiones de la vida social que implican ventajas para unos y desventajas para otros, que se representan como condiciones estructurantes de la vida, y que se perciben como injustas en sus orígenes o moralmente ofensivas en sus consecuencias”.

Algunas constataciones importantes. La concentración de la riqueza sigue siendo aguda pues el 5% de los habitantes más ricos de Chile concentra el 51,5% de los ingresos del país e incluso el 1% de estos llega a reunir el 33%. En cuanto a las raíces de estas inequidades aparecen como factores estructurales la baja calificación laboral de amplios sectores de la fuerza de trabajo, la que sufre por esta causa precariedad laboral y recibe bajas remuneraciones. Si miramos la realidad de nuestras empresas encontramos que las calificadas como de baja productividad, enfrentan tasas de alta rotación laboral, menor cantidad de contratos indefinidos para sus trabajadores y salarios promedios para aquellos no calificados en torno a los $219.000, muy por debajo del salario promedio de un trabajador de idéntica condición pero que labora en una empresa catalogada como de alta productividad, cuya renta promedio esta en un rango promedio de $493.000.

Si vamos a la percepción de desigualdad, esta ha crecido entre el 2000 y el 2016 entre los habitantes del país tanto en materia de diferencias de ingreso como en la idea de que esta sigue existiendo porque beneficia a los ricos y poderosos. Al mismo tiempo, la población consultada demuestra que disminuye la tolerancia a las brechas, creciendo el rechazo a la percepción de injusticia en el acceso a la atención en salud y a una educación de calidad, fuertemente asociada a la idea de tener que pagar por ello.

Los estudios concluyen en que desafíos de Chile van por mejorar las oportunidades del sistema educativo y de carácter productivo para lograr mejorar los salarios y la calidad del empleo. Esto se dice rápido, pero que necesita reformas de fondo para lograr dar el salto que permita reducir las brechas y construir un país mas equitativo.

 

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