Por Carolina Cortés Henríquz
Directora Sename Atacama
El mes de junio es uno de los más importantes para la comunidad LGBTQIA+, a nivel global. El 28 de junio es el Día del Orgullo y la fecha señalada por el mundo para apoyar a una parte de la sociedad a la que, durante mucho tiempo, se le han negado sus derechos y libertades. Los y las adolescentes y jóvenes han tomado este tema como una más de sus demandas dentro del amplio espectro de asuntos donde, fundadamente, consideran que han sido y continúan siendo vulnerados y discriminados. Ante esto, la falta de dignidad, de oportunidades y participación, se transforman en otros desafíos a considerar por parte los intervinientes desde el Estado y, también, en una obligación moral por parte de la sociedad en su conjunto.
Uno de los principios fundantes que transversalizan las medidas que debemos tomar como Estado es la no discriminación. Es de conocimiento y se ha problematizado, el bullying transfóbico y homofóbico en diversas instancias de la vida cotidiana de niños niñas y adolescentes en nuestro país, una forma de discriminación activa y preocupante que ha cobrado consecuencias desafortunadas. Resulta fundamental la incorporación de conceptos y la reflexión en torno a esta y otras temáticas emergentes y urgentes de abordar. Para respetar la diversidad sexual debemos adquirir conocimientos, superar estigmas y prejuicios personales comprendiendo finalmente el impacto de las acciones discriminatorias en nuestros niños, niñas y adolescentes y facilitando el desarrollo pleno e integral en un ambiente inclusivo y de paz.
Considerando sólo uno de los efectos de la discriminación en esta área, encontramos el aumento de la incidencia de daños graves para la salud mental, como la depresión relacionada con el trauma, la ansiedad y la ideación suicida, aspectos de difícil abordaje considerando la situación actual de la salud mental en Chile. Es necesario, entonces, considerar la urgencia de generar los espacios y las estrategias que logren disminuir la posibilidad cierta de que, si una vez más negamos esta realidad, seamos incapaces de abordarla de manera preventiva y que sólo podamos incidir, en la medida que los recursos lo permitan, en la reparación del daño.
