A instancias del Centro para la Audición y Comunicación (CHC) y desde 1996, cada último miércoles de abril, en el caso de este año el 28, se conmemora el Día Internacional de la Concienciación sobre el Ruido, con el objetivo de que, mediante una campaña global de índole informativa, las personas tomen conciencia del impacto que tienen los ruidos en su bienestar y su salud.
El oído se va deteriorando con el tiempo, aunque una exposición puntual a un sonido muy fuerte puede provocar pérdida parcial, total o pasajera, de audición y cuando existe un contacto prolongado con sonidos muy fuertes (especialmente si no se toman precauciones para atenuarlo), la pérdida de este sentido puede agudizarse y acabar en sordera.
Protegerse los oídos resulta muy importante, para conservar la salud auditiva por la mayor cantidad de tiempo posible.
Por ello, en ciertos trabajos no solo se brinda protección contra ruidos, sino que se dan descansos para que los oídos no estén expuestos a los ruidos insanos por tiempos muy prolongados.
Las fuentes de contaminación auditiva son tan variadas como casi omnipresentes: los motores y cláxones del transporte en general, los bares deportivos, los gimnasios, los eventos musicales o deportivos, la mayoría de las máquinas, los dispositivos de comunicación, las sirenas, los petardos y fuegos artificiales, la musicalización y efectos especiales de ciertas películas y un largo etc.
La gente suele no tener idea de la cantidad de ruidos que percibe su oído cada día y del posible daño que su frecuencia y volumen pueden ocasionarles.
Los ruidos que nos rodean
Hay sonidos que son casi imposibles de evitar, como la explosión del motor de un vehículo o el de la herramienta neumática con la que se trabaja en una calle y en algunos casos tenemos poco poder de decisión (el volumen de la TV en un bar), pero otros dependen exclusivamente de nosotros mismos.
Especialmente en las grandes ciudades el tema de los ruidos se ha convertido en un problema muy importante, ya que la contaminación acústica es sumamente dañina para las personas y el medioambiente. Por ello existen normativas muy específicas, en cuanto a la cantidad de decibelios que puede generar una determinada acción y penas punitivas y hasta multas, para quien las incumplen.
Proteger nuestros oídos y los de los demás
La protección de nuestra audición a veces está condicionada a las actividades que realizamos, pero hay dos medidas de prevención que son simples y que pueden ayudarnos a evitar el daño a nuestros oídos: protegernos con tapones o elementos similares y reducir la exposición al ruido, bajando volúmenes o poniendo distancia entre la fuente sonora y nosotros.
También debemos ser conscientes que nuestros ruidos pueden ser tremendamente polucionantes; buen ejemplo de ello son los petardos y fuegos de artificio, que provocan crisis en niños autistas y mascotas y matan cientos de aves y otros animales cada año. Dedica este Día Internacional de la Concienciación sobre el Ruido a buscar formas alternativas de celebración para que tus próximos festejos sean menos sonoros.
FUENTE ECOticias