Parecían productos extintos. “Cancelados”, tal como repiten los usuarios en las redes sociales cuando un famoso o contenido, proveniente de otro contexto político y cultural, pasa a ser rechazado dentro del paradigma actual. A veces, sin considerar sus condiciones de producción o si existió algún fallo judicial firme.
Porque, al calor de debates, leyes y olas de protesta ciudadana, en especial aquellas que tocaron su cresta y ahora están en retirada, las sociedades atravesaron transformaciones en las últimas dos décadas. La espuma del fenómeno está hoy concentrada en la orilla y aporta otro panorama para discutir los efectos que dejó aquella agitación.
Kike Morandé, histórica figura de la televisión de Chile y casi un intocable de la comedia en el primetime, ultima los detalles de su retorno estelar con “Detrás del muro”, a través de la pantalla de Chilevisión el 16 de enero. Si salió por presión social y mediática o fue un final orgánico en Mega allá por 2021, tras dos décadas de éxito, parece haber quedado anecdótico. El humor considerado machista, ofensivo para algunas minorías y hasta xenófobo, regresa con el aparente aval de la audiencia, a juzgar por las decisiones de los canales.
Lo mismo pasa del otro lado de la cordillera con “Poné a Francella”, el programa de sketches similar a “Morandé con compañía” que protagonizó entre 2001 y 2002 el reconocido actor argentino Guillermo Francella. Como le pasó varias veces a la sitcom “Casados con hijos”, la señal Telefe ya lo repuso en las noches de los sábados y volvió a ser líder en el rating (5,76 puntos), relegando al segundo lugar (4,80) a la mítica y longeva conductora, Mirtha Legrand, según las cifras de Kantar Ibope Media.
Morandé, acusado también por la exganadora de Gran Hermano, Constanza Capelli, de ejercer presunto acoso sexual, dijo recientemente en “Podemos Hablar” que su personaje en televisión era “una caricatura” y que “a los enanitos les sacamos hasta una ley”. Mientras que Francella, quien goza de una saludable carrera en cine y televisión, declaró sobre las repeticiones viejas que “en el canal saben que genero dinero y no puedo hacer nada”. Algo así como “Los Simpson”.
¿Quedó atrás la “cancelación” que los sectores de derecha atribuyen a la ola progresista de 2018-2019? ¿Fue pasajera la deconstrucción de la que tanto se habló? ¿O apenas divulgada por una burbuja bulliciosa?
En las redes sociales, ya hay voces a favor y en contra que opinan sobre la vuelta de Kike Morandé y de “Poné a francella”, donde las risas suelen descansar sobre defectos físicos, identidades sexuales o la cosificación de la mujer.
Cómo leer el regreso de Kike Morandé y “Poné a Francella” a la televisión
“Solamente los reales la veremos y los demás cristales no la vean” y “es la derrota final de la cultura woke, del falso progresismo y del falso feminismo” son algunos de los comentarios que pueden leerse en esta “revancha patriarcal”, tal como define en diálogo con BioBioChile la argentina Natalia Encinas, licenciada en Comunicación Social y docente en la Universidad Nacional de Cuyo.
Para la académica, en los retornos de Kike Morandé y “Poné a Francella” deben verse “los matices y las contradicciones, analizar en base a los contextos de producción y circulación, y pensar qué nos dicen”. Por un lado, si atienden “a discursos de odio que ven a estas reposiciones como lo que las feministas llaman ‘la revancha patriarcal’, aunque no sea toda la sociedad representada. Es un sector conservador, antiderechos y vinculado a la derecha”.
En segundo lugar, diferenciar que esta presencia en la TV abierta es diferente a la de los años 2000: “Los números de rating hablan de transformación porque la televisión atraviesa una crisis. En la de Argentina, no hay ficción. Y programas como ‘Poné a Francella’, que antes tenían 20 puntos, hoy hacen cinco o seis. Esto nos habla también de un desplazamiento de la audiencia a otras plataformas y otros contenidos”.
“Una cosa es la producción (“Detrás del muro”, lo nuevo de Kike Morandé) y otra es la reposición de un producto en otro contexto (“Poné a Francella”). En este caso, no es pensable que se produzca hoy un contenido con esos mismos discursos. Después de 20 años sería difícil que la televisión masiva lo vuelva a producir. Cuando ‘Poné a Francella’, original de 2001, tuvo una reposición en 2013 hubo una denuncia acerca de su contenido. Y ahora es un contexto diferente”, explica la entrevistada.
Encinas se refiere al recordado sketch de “La nena”, protagonizado por Francella y la modelo Julieta Prandi. “Me das la leche”, le pedía July (Prandi) a Don Arturo (Francella), quien contenía el deseo sexual hacia la amiga de su hija adolescente mientras decoraban la escena osos de peluche o se explotaban los “beboteos” de la blonda. El reclamo por “promover el abuso infantil” quedó en la nada. De hecho, la actual repetición incluye tan criticado segmento.
“¿Por qué lo ven las personas? ¿Sólo es sexismo? ¿O es un consumo irónico y nostálgico, una cuestión pasatista? Hay que dejar de lado las miradas sobre audiencias homogéneas y ver los consumos como diversos, por lo que pueden decir de las transformaciones sociales”, reflexiona la docente universitaria.
Una ola feminista en retirada durante la era Milei
Encinas subraya los vientos políticos de la Argentina de Javier Milei, donde el presidente libertario y sus principales figuras repiten consignas en contra del aborto legal aprobado a fines de 2020 y de las políticas para erradicar la violencia de género.
Omitiendo el término “femicidio”, el vocero presidencial Manuel Adorni dijo días atrás que “los asesinatos de mujeres se redujeron en más de un 10%” en 2024, pero para el Observatorio Nacional de las Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLá) hubo en total 255 femicidios, es decir, uno más que lo contabilizado en 2023.
“Si bien estamos en una etapa de retroceso, de un ideario conservador y un discurso discriminatorio para las mujeres, han habido transformaciones sociales a lo largo de estos 20 años, eso no se puede dejar de lado. Hay que analizar cómo esos programas de TV fueron recibidos hace 20 años y cómo son recibidos hoy”, añade Encinas.
“Mi hipótesis es que el feminismo y ciertas políticas públicas hicieron mella, pero hoy la ola no está en la cresta, se está retirando”, insiste la licenciada en Comunicación Social.
“La cancelación no es un lugar interesante para pensar en cambios”
Le pasó al director Woody Allen, al cantante Michael Jackson y a clásicos del cine como “Lo que el viento se llevó” (1939) en pleno apogeo de fenómenos como el #MeToo o Black Lives Matter. Aunque algunos consideren que la solución sea borrar la historia con un engañoso revisionismo, el camino de la cancelación lejos está de ser productivo. De hecho, anula el debate acerca de dónde venimos y tacha el arte sin más.
Para Encinas, si queremos pensar en cambios sociales en la industria cultural, “el tema de la cancelación y la denuncia como los únicos caminos no son los lugares más interesantes ni productivos”.
“Es más interesante abrir la discusión. Una alternativa es enfocar las políticas del Estado hacia la sensibilización, fomentar la producción de otro tipo de contenido, que emerjan en esta fase de debate y crítica”, aporta sobre los cambios del paradigma dominante en Argentina
Fuente: BioBioChile