Cecilia González Jeria – Académica, Universidad Central Región de Coquimbo
Los términos de género y pobreza están más ligados de lo que uno puede creer, es por eso que se debe entender la pobreza de manera diferentes para hombres y mujeres, pues diversos estudios a lo largo de la historia han determinado que hay una feminización de la pobreza en gran parte del mundo.
Entender la pobreza desde una perspectiva de género es reconocer que hombres y mujeres experimentan la pobreza de manera diferente y desigual. La perspectiva de género permite conceptualizar la pobreza enfatizando sus causas y focalizar a quienes experimentan situaciones de pobreza con mayor vulnerabilidad.
El termino género según la CEPAL se define en “la construcción cultural de las diferencias sexuales, que alude a las distinciones y desigualdades entre femenino y masculino y a las relaciones entre ellos”. Es por ello que analizar la pobreza desde una perspectiva de género se identifica una serie de elementos que se involucran en la distinción entre lo femenino y masculino.
Existen conceptos que se relacionan directamente con la pobreza femenina, tales como, desigualdad, vulnerabilidad y exclusión, “la probabilidad de ser pobre no se distribuye al azar en la población” es por ello que el género y otros factores como edad, ubicación geográfica y etnia también influyen. La pobreza femenina recae principalmente en que mujeres y hombres no tiene igualdad en oportunidades, las mujeres no cuentan con servicios económicos como ingresos altos y/o bienes y tampoco cuenta con activos culturales como educación formal.
La medición de la pobreza desde una perspectiva de género es relevante el proceso de visibilizar el problema además de elaborar e implementar políticas públicas, es por eso que el Estado cumple un rol fundamental en la erradicación de la pobreza femenina.
Las distintas mediciones en relación a la pobreza, generan que exista una diferencia abismante entre mujeres y hombres, pues la diferencia de ingresos económicos, la formación educacional y cultural, rol social y labor domestico da como resultado la feminización de la pobreza, que va ligado a un vacío de políticas públicas por parte del Estado, además de evidenciar la violencia hacia las mujeres. El desarrollo para una sociedad más igualitaria tiene que comenzar con la preocupación de los ciudadanos y del Estado hacia las mujeres y como estas se han visto cosificadas a lo largo de la historia. El progreso se verá reflejado cuando los artículos de la convención de Belem do Para (Brasil, 1994) se realicen y no se minimice su labor, aquella convención plantea a grandes rasgos que existe una violencia contra la mujer en sus derechos y libertades, y que el Estado tiene que condenar las formas de violencia hacia la mujer, adoptar medidas jurídicas, modificar y crear leyes, y reglamentos vigentes contra la violencia. (Brasil, 1994).